-La Noche Anterior 2-

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—¡¿COMO DIJISTE?! —preguntó Arturo con su ya habitual molesta voz de jugador engreído que solía usar dentro y fuera de la casa

—p-perdón es s-solo que, b-bue-

—Valla, valla, creo que ya se lo que está pasando aquí —con un cambio repentino en su voz que paso de un tono furioso a uno complacido— Veamos qué es lo que tanto te importa como para querer recuperarlo de las manos de nuestras hermanas, por que claro —soltando una pequeña risa de malicia— para alguien a quien no le interesa perder o que le roben sus cosas personales y mucho menos, que no tiene apego emocional alguno por cualquier otra cosa que su querido hermano mayor, ¿Qué más podría ser tan importante como para ignorar a ese mismo querido hermano mayor cuando más apoyo emocional necesita?

—No es n-nada

—Hm... ¡Carolina!, ¡Caro!....

—Si hermanito querido, dime... ¿Que necesitas?...

Se escuchó decir con una vocesita dulce pero fingida y aguda al fondo de las escaleras mientras su portadora asomaba su cabeza, llena de muy bien cuidados cabellos negros y lacios, muy diferentes al los maltratados cabellos de Daniela, y con un vestido de una sola pieza azul marino, algo que hacía ver las desgastadas y agujeradas prendas de Daniela aún más sombrías y viejas de lo que eran, situación que claramente hacía más notable el favoritismo entre hijos que tenían los dos tutores

—¿Puedes traerme aquella insignificante cosa que su hermana mayor muy amablemente les obsequió?

—p-pero yo no les-

—¡¿Ah?!, ¿Dijiste algo?, —respondío de inmediato el orgulloso chico tratando de intimidarla y hacerla callar tanto con el tono de su voz como con la mirada de muerte en la cual sus ojos parecían estar a punto de botarse de sus cuencas y que había heredado muy bien de su progenitora

—es que yo-

—¡¿Qué?! perdón pero no te escucho, bueno da igual, no es como si trataras de contradecirme, claro que no, tu amas tanto a tu gran hermano que serías incapaz de contradecirlo.

—¡Lo siento mucho mucho hermanito! —con un tono sarcástico y de burla muy acentuados— pero creo que por accidente se nos pudo haber caído al escusado justo cuando Natalia tiró de la cadena.

—¡Valla! eso si que es una pe-

¡Nooo!, no pueden hacerlo, ¡eso no es cierto! —dijo Daniela alzando la voz lo más de lo que la imponente presencia de hermano le permitía a la vez que emprendía un rápido descenso hacia el baño para comprobar que su otra hermana aún tenía aquel valioso objeto entre sus manos

—¡Hey!, tu adonde crees qu- —mencionó confiadamente Arturo tomando del brazo a su hermana, creyendo que, como habitualmente solía ser, eso la sometería de nuevo ante sus caprichos

—¡A un lado y no me toques!

Daniela rápidamente bajó las escales dejando a su hermano mayor boquiabierto, pues nunca antes se había revelado así.

Al llegar al cuarto de baño, encontró a su hermana Natalia con una delgada cuerda descolorida y uno que otro leve retoque de color amarillo que daba a entender la antigüedad de aquel accesorio ya desteñido de su color original, el cual tenía colgando de él un pequeño círculo de plástico, algo viejo y desgastado.

Al ver la situación, Daniela se abalanzó sin pensarlo mientras la preocupación se veía no  reflejada solo en sus ojos, si no en su quebrada e impaciente voz y en sus torpes acciones las cuales trataba de recuperar el preciado amuleto para ella, cosa que fue en vano, pues con el solo fingir que se le resbala la delgada cadena de las manos por parte de Natalia, a Daniela no le quedó más opción que tratar de negociar con aquellas criaturas del mal

HERMANA ¡TU ERES MI PROPÓSITO! (EN PAUSA POR CORRECCIONES)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora