—¡Oye! Dani, ¡hey, Dani!...
¡DANI!
—¿Ah?, ¿Q-qué pasa?
—¿Cómo que qué pasa?, pasa que parece que estas en otro planeta, eso es lo que pasa
—Es cierto, aunque bueno, siendo tú, no me sorprende que estés en este estado. Dime, que fue esta vez, ¿Una pelea con tu madre, o con alguno de tus hermanos? —en tono fatigado, como quien pregunta la respuesta de algo que ya sabe
—No, no es eso, es, otra cosa, pero no importa —dijo de una manera que le hacía parecer triste y preocupada, mucho más de lo que solía estar en ocasiones, adicional a eso, tenía un semblante de molestia, pero sin ira ni furia, más bien algo que radicaba entre la frustración y la decepción
—Estas segura Dani, has estado demasiado rara desde hace unos días, mucho más de lo habitual, ¡Vamos!, ni si quiera te molesta que te llame Dani, la antigua Daniela no lo hubiera permitido, ella me hubiera puesto un dedo entre los labios antes de que pudiera siquiera pensar en decirlo —terminando con unas leves risitas y un poco apenada con las mejillas suavemente pintadas de un rosa pálido
—Eso... —haciendo una mueca de desagrado, como quien desea olvidar algo penoso o una derrota humillante— eso ya no importa, por que no mejor me cuentas alg- ¡agh! —aclarando su garganta— digo, ¿por que mejor no nos cuentas algo tu?
—Pues para ser sincera, no tengo nada que decir. Dime, estas segura que no quieres decir nad-
—¡Yo si tengo algo que decir!
—¡Marce! —le reprendió a su prima algo molesta
—¿Qué?, ella dijo que no tenía nada que decir, y como al parecer tu tampoco quieres comentar nada entonces lo tendré que hacer yo, además, si sigues presionando a Daniela de esa manera la terminarás agobiando más de lo que ya esta ¨otra vez¨ y tendremos que llevarla cargando hasta la enfermería para que repose hasta que se recupere de un ataque de pánico, que por cierto ahora que lo pienso son bastante inusuales para ser simplemente ataques de pánico.
—Vamos Marce, no seas tan amargada
—Si, si como digas.
Cambiando de tema, ¡Adivinen quien tiene más pistas sobre la identidad del mejor chico del mundo!...
Hace ya dos días Daniela se había comportado distante con toda persona que se le acercara, tanto en la casa como en la escuela, y sus amigas no eran la excepción, pues se limitaba a sentarse en silencio y observar sin decir ni una sola palabra a menos que se lo pidieran, sus ojos se habían vuelto vacios y sin emoción alguna, su cuerpo denotaba una profunda fatiga que le obligaba a dejar caer los brazos como si sus músculos estuvieran molidos y sus piernas parecían que colapsarían a cada paso que daba, por otro lado su semblante no era distinto a de un alma desolada a las puertas del más allá, su cabello acomodado en una trenza mal echa de la que sobresalían delgados filamentos marrones de cabello por aquí y por allá a lo largo de esta, su cara ceniza y opaca, y las manos resecas, llenas de manchas de tinta y polvo, mientras que su ropa lucía arrugada con los botones de la blusa que traía puesta desde hace tres días ocupando espacios erróneos, aunque, convenientemente el hecho de no haberse tomado la molestia de siquiera cambiar sus calcetas le ayudó a que el suéter que traía puesto, perteneciente a su hermano menor (hecho que parecía haber olvidado) cubriera mayoría de las imperfecciones de su atuendo
—No tengo ni la menor idea, quién podría ser —con una notable ironía muy mal fingida— ¿Tal vez tú?, puede ser, no lo sé
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HERMANA ¡TU ERES MI PROPÓSITO! (EN PAUSA POR CORRECCIONES)
Ficção AdolescenteDerek, 18 años, un chico normal que no tiene un propósito en esta vida. Daniela, 20 años, una chica normal que no es el propósito de nadie en esta vida. Tres hermanos, uno mayor y dos menores mas dos padre que no saben si quiera controlarse a ellos...