6. Papá, sí.

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Al despertar siento un mareo instantáneo, me entran náuseas.

¿Dónde estoy? ¿Cómo terminó la fiesta de ayer? No recuerdo nada.

Me empiezo a angustiar pensando que ha podido pasar, me levanto de dónde estaba y vuelvo a caer en lo que parece una cama por el mareo. La cabeza me da vueltas, me pasé de bebida anoche. Doy una vuelta con la mirada para identificar dónde estoy.

¿Qué mierda?

Todavía estoy en  casa de Aiden, estoy en su cama. Oh no, dime que no por favor. Me giro hacia la derecha para ver si hay alguien durmiéndo a mi lado, efectivamente, Dylan se encuentra acurrucado a mi lado con los ojos cerrados y sin camiseta.
Su piel morena hace contraste con las sábanas blancas y su pelo rizadito le cae por los laterales de su cara mientras duerme plácidamente. Es precioso. Me doy una mini cachetada para despertarme de ese embobamiento que llevo encima.

Mierda, mierda... me cago en la madre que me parió... intenta recordar, Layla.

Lo veo todo a trozos, Ella y Jessa empújandome a la piscina, Thomas y yo charlando, Aiden con su mirada fría jugando en el agua con Bertha. No recuerdo mucho más.

Me salgo de la cama poco a poco para no caerme al suelo. De repente me doy cuenta. La camiseta que llevo puesta no es mía. Me va muy grande, casi parece un vestido. Debajo, estoy tan sólo en ropa interior.

¿Qué cojones? ¿Cómo terminé yo así? ¿Y mi ropa?

–Buenos días, Layla. – Me giro de un salto por el susto.

Dylan está tumbado en la cama con un brazo por encima de su cabeza, parece tranquilo y descansado, está perfecto, nosé cómo después de la nochecita pasada.

–Eh, Ho...Hola, Igualmente– No puedo evitar sonrojarme, nosé porqué. –Esto...¿Recuerdas qué pasó anoche?

Se ríe simpático. –Sí, lo recuerdo todo. Ha estado muy bien.

Cierro los puños con fuerza antes de preguntar avergonzada – Dylan, ¿He...hemos... ya sabes....

–¿Follado? – Qué directo por dios. Sus piernas alcanzan el suelo quedando sentado en la cama. –¿Tan malo crees que soy qué me aprovecharía de tí? –Esa cara de diablillo se nota aún más.–Soy paciente, puedo esperar a que tú me lo pidas.

Eh, espera ¿Qué?

Si lo que díces es cierto, ¿Porqué no traigo mi ropa puesta?–Cambio de tema.

– A mí no me mires, tus amigas se quitaron su ropa y te la quitaron a tí. Los demás chicas y chicos las siguieron. Todos en ropa interior. Aiden te trájo una camiseta antes de que nadie te pudiera ver. –Se levanta de la cama y se acerca.

–Ah.. ah.. vale gracias. –Es todo lo que sale de mi boca, qué incómodo. Estoy quedando como una estúpida.

Se acerca aún más. –Denada, si quieres puedes quitartela aquí y yo se la devuelvo por tí. –Deja ver sus dientes blancos i rectos en una grande sonrisa.

Me pongo roja cómo un tomate. –Mejor... creo que... que... me tengo que ir. –Dicho esto agarro mi móvil de la mesita de noche y salgo de esa estúpida habitación. Dejándolo ahí tirado. No me juzgues, tu harías lo mismo, o no, o yoquesé...

Camino a través de ese pasillo eternamente largo, está decorado con estatuas y cuadros exóticos, una belleza. Salgo al salón dónde se montó la fiesta, pero, no hay nadie, y tampoco parece haber rastro de una fiesta, está todo impecable y ordenado. En esta casa se respira soledad, al no encontrar gente parece mucho más grande que ayer, está muy bien decorada, juega con tonos de blancos y grises, yo diría que hasta se puede considerar una mansión.

Even YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora