25. Pesadillas no tan reales.

392 25 8
                                        



Las piernas me han fallado.

–No puedo más. –Suelto todo mi aire condensado.

Mis rodillas impactan contra el suelo y mis palmas se sujetan en ellas, Bertha me mira por encima del hombro, cómo si yo fuera una plebeya y ella la reina más poderosa del condado, llevamos dos horas entrenado y ella aún sigue fresca cómo una rosa. Tiene un cuerpo capaz de aguantar todo este tiempo sin apenas cansarse, su resistencia es muy alta, en cambio yo...yo, yo estoy hecha polvo. Además, no puedo concentrarme bien con las constantes correcciones de Jacob, mi entrenador, molestando. A parte también está ese sueño, del cual aún no estoy segura de que lo fuera, estos días me he dedicado a buscar más información pero no he encontrado nada de nada, es una causa perdida, así que no tengo ninguna prueba que refute mi teoría, pero tampoco que la apoye. En conclusión, estoy confundida, adolorida y muy cansada. Y esa, no es una buena combinación.

– Qué débil. –Vacila en voz baja Bertha.

Ignoro su comentario por completo, a pesar de que es fastidiosa, puedo tolerarla. Sigo concentrada en respirar sin trabarme. La verdad, no sé porque sigo entrenando para el concurso, Papá ha encontrado un buen trabajo y supongo que podrá pagar el tratamiento de Lía y los entrenamientos están siendo verdaderamente duros, así que no sé porque sigo intentando esto, a lo mejor por despejar mi mento o puro entretenimiento. No lo sé.

Una mano se tiende ante mi vista, los nudillos de sus dedos están desgastados. –Levántate. –Ordena Jacob.

Acepto su ayuda a duras penas mientras mi pulso sigue acelerado, las semifinales llegan de aquí poco y tenemos que hacer un baile en pareja, Bertha y yo no tenemos la mejor compaginación o amistad, pero nos sabemos manejar juntas, al menos en la pista. Jacob ha decidido que bailaremos Diamonds, de Rihanna.

Junto mis pies para formar un ángulo de noventa grados y volver a intentar esa pirueta que no me ha salido durante toda la tarde, noto unas punzadas de dolor en las muñecas y en los tobillos, pero no por el esfuerzo de hoy, este dolor es distinto, viene de hace días atrás. Sí, el dolor que uno sentiría después de estar atado mucho tiempo.

Me estoy volviendo loca

Seguramente proviene de una mala posición al dormir.

Levanto las puntas de mis pies apoyando toda mi fuerza en los dedos principales, deslizo suavemente una pierna estirada hacia atrás sin apartar la vista de los ojos grandes de mi entrenador, dejo que la música que escapa desenfrenada por los altavoces llene mis pulmones de energía. Entro en un momento dónde me encuentro flotando en el espacio y ya no me cuesta nada deslizarme por el suelo, mis manos flotan en una sintonía hermosa y transmite una sonrisa sincera en mi cara. Entonces, tomo fuerza para girar mi pierna y pegar un salto, voy encaminada y vuelo, lo consigo con éxito, ya casi lo tengo, hasta.. hasta.. que..mierda.

Me vuelvo a caer.

Patético.

El culo me duele. Mucho. Muchísimo.

Doy un golpe frustrada al suelo.

–Suficiente por hoy, Scott. –acepta el entrenador. – Puedes irte.

Me levanto con rapidez para tomar mi mochila, salgo de la sala sin dirigirles la mirada a ninguno, cierro enfadada mientras abro mi botella de agua embotellada en plástico para beber un buen trago de agua.

Así que salgo del edificio para irme a casa, justo cuando recibo una vibración por parte de mi móvil.

Jessa <3
No podré pasar a buscarte, lo siento. Besis <3

Even YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora