Ese niño, el niño. Sus ojos eran verdes, su pelo rubio, su expresión seria, parecía tenerme miedo, él no me contestó.¿Quién era ese niño? Recuerdo que se llamaba Unai.
La curiosidad me carcome.
¿Y porque Aiden se enfadó tanto?
Él logró distraerme del tema acostándose conmigo, no voy a mentir estuvo demasiado bien, pero, ese momento de debilidad ya ha pasado y mi odio hacia él aún es permanente.
¿Cómo sabe lo de mamá?
Recuerdo los acontecimientos de ayer constantemente.
–Esta noche voy a hacerte todo lo que mi imaginación ha deseado tanto hacer. –Me susurra.
Luego esa magia pasó, sus manos recorriendo mis caderas, jadeos de placer, su desesperación por no poder odiarme tanto cómo él desearía, mis ansias de querer más y más, arañazos, mordidas, besos húmedos.
Tan solo en recordarlo se me eriza la piel, con Jack fue distinto. Jack fue más cuidadoso, él quería sentirme, en cambio Aiden sólo quería desgastar su ira y atracción de la manera más dura posible. Son polos opuestos.
Pero es inevitable, los recuerdos de esa noche me vienen i van sin permiso a la cabeza, he intentado sacármelos pero me es imposible.
Son las 4 de la mañana, acabo de acostarme con Aiden y estoy en su cama, él está dormido en un colchón viejo que se encuentra al lado de la cama. Tan sólo lleva puesto unos bóxers negros y una manta que cubre sus piernas, me detengo unos segundos a observarlo, me percato de las cicatrices que tiene en la espalda y recuerdo el día en la que se las vi por primera vez, en el desván. Al contrario que Jack, el rubio tiene cara de hijo de puta hasta cuando duerme, no puedo evitar sonreír al pensar lo ridículo que se vería en un pijama de unicornio.
La realidad es que no puedo dormir, no por el hecho de que me haya acostado con él, el varadero motivo es... bueno, aunque suene ridículo, estoy cagada de miedo, las imágenes del resplandor se aparecen en mi cara constantemente y ya me estoy desesperando. Veo niños pequeños ensangrentados por todos lados y hasta noto a la mujer de la hacha esperando a que me gire para destrozarme el cráneo. Decir que estoy asustada se queda corto.
Dudo unos instantes pero finalmente me armo de seguridad y doy unos golpecitos en la espalda de Aiden.
–Aideen. –Susurro mientras le pellizco suavemente un hombro. –¿Estás despierto?
Él sólo gruñe.
Vuelvo a intentar. –Tsss, Aideen.
–¿Qué? –Gruñe de nuevo con los ojos cerrados.
–No puedo dormir. —Confieso avergonzada.
–Pues jódete, si no quieres follar de nuevo no me despiertes. –murmura, aún está medio dormido.
Le doy una cachetada en la cara por el enfado, este se levanta de golpe con media cara roja por el contacto con la almohada. –¿Con tantas ganas te he dejado? –Pregunta.
Me friego la sien con mis dedos indignada. –No, estúpido, no puedo dormir porque me has hecho ver esa película de miedo.
Aiden se ríe descaradamente y yo le lanzo una almohada en la cara para que se calle. Me está cabreando. –¿Es enserio, niña? Qué patética eres. –Suelta.
Amenazo con tirarle otro objeto pero luego se calla y levanta las manos en seña de rendición. Hace una ademán para que no haga ruido antes de hablar de nuevo. – ¿Y que quieres que haga yo? –Pregunta.
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Even You
RomanceA veces nuestro peor miedo somos nosotros mismos, en esta ocasión mi miedo eras tú. Después de diagnosticar cáncer a su hermana pequeña y del abandono de su madre, Layla, una chica "rota" decide alejar a todo el mundo de ella durante el verano, ten...