23. Letal.

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CONVERSACIÓN ANÓNIMA

–¡Lleva dos malditos días encerrada ahí! ¡Sola! ¿No es suficiente? –Le casi grito, sé que me estoy arriesgando al alzarle la voz pero estoy demasiado consumido por la ira. – Se acabó, voy a soltarla.

Me dirijo hasta la puerta a grandes zancadas sin importarme nada más, pero antes, me agarra de la camisa y me tira brusacamente de ella para que me encare.

–No vas a ir a ningún lado hasta que el plan termine. –Curva sus labios en una torcida sonrisa. –Vamos, no seas miedica, no le va a pasar nada. Además, ¿Todo es por una causa justa? ¿No es así?

Quito de un golpe su mano de mi ropa y le lanzo una feroz mirada de asco. –Esto es todo menos justo. –No le importa lo que le digo, nunca le ha importado. – ¿Vas a dejarla ir? –Pregunto finalmente.

Se espera unos segundos antes de concluir. –¿Por qué te preocupa tanto esa chica? Ni que fuera tan importante, ¿Qué es lo que tiene ella para que todos vayáis pendientes de lo que hace, dime? – No tengo respuesta ante su pregunta. De hecho ni yo mismo lo sé.

–Responde. ¿Vas a soltarla?

–Cada vez que intentas ocultar tu atracción hacia ella, esto se vuelve más interesante.

–¿VAS A SOLTARLA?

–No lo sé. –Dice mi nombre muy lentamente. –¿Debería?

Deberías, sí, cada súplica que escucho de su parte me retuerce el corazón y lo eleva a niveles de dolor demasiado fuertes, escuchar su voz entre llantos rogando para salir es una maldita tortura, saber que puedo ayudarla en cualquier momento y no hacerlo me está consumiendo y no aguantaré mucho más, no puedo verla así. Con nadie me había pasado, no me he preocupado por nadie nunca y tal vez esta persona tenga razón y Layla me está debilitando, pero ya es demasiado tarde y no puedo dejar que esos trozos de cadena hieran su delicada piel, es imperdonable...

Así que sí, suéltala o la soltaré yo.

LAYLA SCOTT.

Llevo casi dos días encerrada aquí, no he comido nada y si no noto próximamente agua correr por mi garganta me voy a morir de sed, las cadenas se vuelven más pesadas al pasar las horas y me voy debilitando hasta el punto de quedar cómo un vegetal, sin fuerzas y sin movilidad alguna.

Sin embargo, esto no es lo peor del asunto, dejando de lado el simple hecho de que me hayan secuestrado, creo que la peor parte sin duda es que me han dejado sola con mis pensamientos, estoy recomiéndome la mente constantemente y mi cerebro no me deja dormir, si lo intento, este me provoca pesadillas aterradoras, en la última aparecía yo en un bosque junto a un chico, él hablaba, al principio era amable pero luego, empezaba a agredirme y me obligaba a hacer cosas que yo realmente no quería hacer, así que mi único remedio para sobrellevar mis miedos es mantenerme despierta.

Ahora mismo lo único que puedo dar por seguro es que ese niño me dejó sola y esposada aquí como si nada, ni siquiera vi un poco de compasión en sus ojos, parecía como... ¿acostumbrado? De hecho no sé la cantidad de traumas que Unai tendrá en la cabeza, pero puedo decir que muchos tan solo con recordar ese dedo restante de su mano, cuyo se le cortó o arrancó por un castigo que le impuso su padre, al parecer el que está controlando todo este movimiento.

Haría un resumen de todo lo que tengo en mente, pero es que ni siquiera yo sé lo que está pasándome, entre que no recuerdo nada de la noche en la que pasó todo y que llevo sola dos días, esto se ha vuelto un completo desmadre. No tengo ni una pizca de esperanza para salir de aquí, a lo mejor dejan que muera de hambre, puede ser que me suelten, no lo sé, pero prefiero morir a quedarme aquí encerrada. Esto es una verdadera tortura.

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