XIV. El día en el refugio.

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Capítulo 14.

El día en el refugió.

Pov's Slash.

No, no, no, y no. No quería así de simple, me negaba a ir a un lugar al que no quería. Pero tenía que hacerlo, levantarme temprano en sábado, ja, si una burla pura.

Sin más abrí la puerta de la habitación de Axl de golpe y me tire en su cama con los brazos cruzados. Y después de escuchar ruidos en baño salió.

—¿Quién te dio permiso de entrar? —me pregunto mientras tomaba un poco de crema para el cabello.

—Es inaudito lo que van hacer —me queje, aunque probablemente me terminaría convenciendo de ir a ese maldito refugio de animales.

—No es para tanto...

—¿Qué no es para tanto? —me levante de su cama y lo mire por el espejo donde se arregla el cabello—. Tendré que madrugar... ¡En sábado!

—Eres un exagerado —y cuando iba ha caminado para acercarme más a él me topé con un juguete todo mordido.

¡No jodas!

—Espera... ¿Qué este no es parte de mi colección de figuras de acción de Marvel? —lo levante, en efecto; era un Iron Man—. Oh tu animal las va a pagar.

Axl miro a su zorro que estaba corriendo de un lado a otro por su habitación.

—Ni se te ocurra —me advirtió señalando me con su dedo amenazante.

—Algún día... Despertaras y ese zorro estará de vuelta en la cabaña de los abuelos —sonreí exageradamente.

—Te lo puedo pagar —sonrió.

—¿Ah sí? —lo mire confuso—. ¿Con qué?

—Favores sexuales.

Me sonroje. Y el muy hijo de puta comenzó a reír como loco.

—Ay por Dios —se limpiaba las lágrimas que salían por la risa y se tomaba del estómago—. Hubieras visto tu cara. Más rojo que cuando Vince mordió por accidente un chile.

—¿Por qué mordió un chile? —le preguntó.

—Bueno, cosas de nosotros. Por cierto, mañana al refugio ira Kurt.

No es por nada, y no es que Kurt no me agrade, pero Kurt gusta de Axl. A mí nadie me engaña y jamás me he equivocado.

—Le gustas.

—Y él a mí —confeso.

—¿Ah, en verdad? —alce una ceja y me senté en la orilla de su cama.

—Aja, cosas de la vida, ya sabes la pubertad —explica—. Kurt me gustaba desde que teníamos... ¿Once años? No lo sé, pasábamos mucho tiempo junto.

—¿Y yo qué? —se sentó a mi lado.

—Tú eres mi hermano —me guiño un ojo—. Ante todos.

—Conveniente —contestó irónico.

—Tú eres mi novio de mentiras —me golpeo el hombro.

—¿De mentiras?

—Vivimos en la misma casa, jamás habrá interacción más allá de estar solos —sonrió bajando la cabeza—. Ahora vete, mañana será un muy largo día.

—¿Beso de buenas noches? —deje caer mi cabeza a un lado.

Me sonrió y me dejó un beso corto en los labios.

"Los McKagan Stradlin" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora