IX. Sólo tres días.

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Capítulo 9.

Sólo tres días.

Al terminar de pasar la tarde en la casa de campo de sus abuelos, todos salieron de vuelta para su casa.

Axl e Slash no volvieron hablar en todo el día ambos se distanciaron y al pasar de todo el día ni mirarse podían.

Al llegar a la casa Duff estaciono frente la entrada y apagó la camioneta.

—Bien llegam... —no término de hablar cuando Axl e Slash habían bajado azotando las puertas y entraron a la casa para después ir cada uno a su habitación—. Andamos de malas.

—No.

Izzy bajo de la camioneta y saco a Steven de la camioneta.

—Papá vamos al parqué —sonrió Steven abrillantando sus ojos.

—Duff llévalo al parqué.

Se lo entrego a Duff.

—Steven cuídate que tu papá se distrae y no te va a cuidar.

Duff miro mal a Izzy, aunque sabía que en cierto modo era verdad.

—¿Por qué no nos acompañas?

—Tengo cosas que hacer de la fábrica —avisa—, algunos diseños de juguetes.

—Ah, ¿los otros dos no querrán venir?

Izzy negó:

—Me quedaré a intentar hablar con Axl e Slash. Algo pasa.

—Si algo pasa, es tu culpa —bromeó Duff e Izzy simplemente sonrió.

Al retirarse con Steven, Izzy entro y subió al segundo piso. Pasó por su habitación y comenzó a trabajar. Pasada ya una hora y habiendo terminado salió a ver qué sucedía con sus hijos.

Fue primero con Slash.

—Slash.

—No quiero ver a nadie —y solamente se escuchó como subió todo el volumen a su música.

Así que simplemente se retiró para la habitación de Axl —que estaba frente la de Slash— y sin hacer ninguna pregunta abrió la puerta, pero no miro al pelirrojo por ningún lado.

—¿Axl?

Pero nada, camino por toda la habitación hasta que recordó el pequeño cuarto que había dentro del armario de Axl, era un espacio muy pequeño sin embargo cuando entró miro a su hijo sentado en un banquillo tocando el teclado.

—Axl.

—¡Oh por Dios! —se coloca una mano es su pecho controlando su respiración.

—Era muy bueno lo que tocabas —el chico sonrió y se dio la vuelta para seguir mostrándole a su padre lo restante de la pieza—. En otra vida sin duda fuiste pianista.

—No es para exagerar.

—Pero se escucha melancólica. —Axl movió su cabeza de lado a lado.

—Hay un chico, que me hace creer que le gusto pero luego no —explica claramente, hablando de Slash, aunque sus padres no supieran nada de eso. Para ellos era un chico cualquiera.

—¿Cómo?

—Sí, un día me besa y luego hace como si nada pasará, al rato me vuelve a decir que me quiere y después nuevamente me da a entender otra cosa, es complicado. Y ciertamente, no me hace sentir bien conmigo mismo —confeso—. Pero tampoco lo puedo obligar a ser algo que él no quiere que seamos.

"Los McKagan Stradlin" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora