XXIII. Egoísta y traidor.

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Capítulo 23.

Egoísta y traidor.

Es cierto que todos tenemos días eternos y luego creemos que alguien llegar a a mejorarlos porque si eres todo un bohemio lo aceptadas pero en el lugar donde están Izzy y Duff no lo es, ambos estaban en el juzgado frente un juez familiar con los Rose de lado y del otro Roger que los defendía.

Escuchaban cada una de las justificaciones que tenía la familia para recuperar a su hijo después de 16 años. Era gracioso que lo intentarán después de tanto tiempo. Pero era la realidad, la verdad... Dura pero cierta.

—Entonces... —habla por primera vez el juez después de escuchar a los Rose—. Me piden que aleje a un adolescente de un entorno en donde él, o no sé cuál sea su pronombre, creció y es feliz...

—Definamos feliz señor, —interrumpió el abogado de la parte demandante— según tengo entendido los hijos de los señores McKagan han pasado por mucho este año —Roger arrugó la nariz, sabía a donde iba esto.

—Sea más objetivo —exigió el juez.

—A lo que tengo entendió —el abogado comenzó a caminar— los señores McKagan-Stradlin, aquí presentes, estaban en un proceso de divorcio. ¿No es así?

—Mis clientes no tienen por qué responder eso. Además ¿indagaron a la perfección? —se levantó de su lugar Roger—. Eso es invasión a la privacidad y es algo demandable.

—No hablamos de la privacidad, señor, hablamos del bienestar de no sólo un niño, sino de tres Saúl de dieciocho, Axl de diecisiete y por último Steven de casi cinco años. Psicológicamente, ¿están bien? Porque solicitar un divorcio y luego anularlo...

—Objeción. Los chicos están en un ambiente totalmente sano, los señores McKagan-Stradlin, tienen peleas pero como todos los matrimonios...

—Silencio Roger —el Rubio miro al juez y suspiro—. Perdón señor Taylor, las peleas son peleas y afectan psicológicamente a los adolescentes y niños que están en su entorno, no importa lo más pequeñas que sean —miro el reloj—. Hasta aquí dejamos esta audiencia, pero la próxima vez quiero evaluaciones psicológicas de cada uno de sus hijos, hasta de Steven —así finalizó el juez.

Acto seguido tanto los Rose como su abogado de fueron y Roger se acercó al juez. Y no fue como abogado.

—¿Es enserio Brian May? —le dijo una vez que la sala quedó sola.

—Oigan en verdad lo siento, pero tengo que apartar mi trabajo de mis relaciones personales. Y no puedo dejar que mis sentimientos se mezclen. Y en verdad quiero que ganen la custodia, pero todo depende de ustedes y los niños. Oigan seré honesto, si la evaluación no sale bien servicios infantiles entraran a esto y se va poner más difícil —miro a los tres y tanto Duff e Izzy le sonrieron.

—Gracias Bri —agradecieron.

—¿Cuál gracias? Si no ayudó en nada —se frustró el rubio y se dio la vuelta.

—Roger...

—No me hables. Ya verás —se dio la vuelta y se marchó, seguido del matrimonio.

Caminaron hasta estar fuera y entrar al auto de Duff.

—Mierda —dijo Duff.

—Maldito abogado idiota.

—¿Pueden dejar de maldecir? Eso no nos llevará a nada, es inútil...

—Izzy...

—¿¡Qué!?

—Dilo.

—MALDITOS HIJOS DE PUTA —suspiro y escondió su rostro entre sus manos y el llanto comenzó a brotar muy fácil.

"Los McKagan Stradlin" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora