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Megara quería irse, ¿Por qué su cuerpo no levitaba y dejaba la tierra cruel atrás?, ¿Por qué tenía que soportar el hedor de la sangre y muerte a su alrededor? La razón estaba por volverse mucho más complicada.

—Doc viene en camino—Dijo Tavo, su voz no sonaba demasiado convencida. Y eso Heros lo sabía.

—¿Cuánto? —Preguntó mientras presionaba su mano sobre la herida, un charco de sangre se había formado bajo sus pies.

—Acompañó al grupo dos a dejar la mercancía... estará en la ciudad dentro de una hora—Tavo dijo con pesar.

—¿Y que se supone que haga? —Se burló—¿Detener la puta hemorragia con la mente?

El aire estaba tenso. Los guardias habían comenzado a llevarse a los pocos sobrevivientes a las "oficinas de interrogatorios", las salas de tortura con escritorios.

El olor a metal comenzaba a marear a todos, en especial a Megara.

—¿A dónde mierda vas, Heros? —Exigió Tavo.

Los años de mano derecha y ver todo el desastre y caos que era Heros, no lo hacían preocuparse menos por su amigo. ¡Le habían disparado! Tavo sabía que Heros nunca admitiría el nivel de camaradería que existía entre ambos, pero no quería verlo morir, tampoco. Algo tenía que hacer.

Heros iba guiado con dos gorilas a los costados hacia el ascensor. Era bastante impresionante, y todos lo sabían, ¿Cómo era posible que no perdiera la conciencia? Y aún se mantenía de pie. Aunque por dentro, se sentía como la mierda misma, mierda que fue pisoteada, pulverizada y arrollada por un camión de grandes toneladas.

—¡Megara, oh Dios estás bien! —Por otro lado...

—Grettel—Meg no tenía ganas de hablar, sólo quería irse, no volver, desaparecer—¿Cómo estás tú?

Grettel no podía dejar de pasar sus manos cálidas por el cuerpo de su amiga, su rostro, hombros desnudos y por último la estrecho en un fuerte abrazo. Sólo podía pensar que ese debía ser el día más horroroso para ambas.

Antes de responder, Grettel quedó boquiabierta al ver las condiciones en que Heros se encontraba.

—Vámonos...—Pidió Meg a su amiga.

Grettel sabía que Meg no estaba en buen estado tampoco y el brillo en su mirada la exponía, las lágrimas amenazaban con escapar.

—Tavo... ¿Qué está sucediendo? —Pidió saber Grettel, manteniendo el firme agarre en la mano de Meg, quería hacerle saber que no se apartaría de su lado, no esa vez.

—Heros salvó a Megara de una loca que amenazaba con matarla—Grettel miró a su amiga con miedo y asombro.

—¿¡Heros te salvó?!

¿Por qué Megara sentía un leve rastro de emoción en sus palabras?

Quiso rodar los ojos, pero el cansancio y estrés se lo impidieron.

—Fue distracción—Dijo molesta.

—¿¡Por qué no lo ayudan?!

A Tavo le inquieto la genuina preocupación en Grettel, pero lo paso por alto gracias a que él también no sabía qué hacer.

—El doc—El único doctor en el que Heros confiaba, aliado de la mafia, quién lo atendía cuando algo llegaba a sucederle—Viene en camino... pero temo que sea muy tarde.

—¿¡Y qué hay de los hospitales?!—Grettel no podía con su ignorancia—No me digas que la plata es un problema porque sé que ese hombre puede comprarse los hospitales privados que desee—Sentenció con incredulidad.

Tóxico ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora