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¡FELIZ AÑO! Te deseo mucha salud, amor y felicidad <3 

Heros POV

Mierda.

Horas antes le había dicho que estaría a salvo conmigo. Ahora no estoy seguro de poder cumplir esa promesa. No puedo ocultar quien soy, ni dejar de hacer mi trabajo como líder.

Imagina un túnel, es infinito, y aunque puedas ver un pequeño atisbo de luz blanca a kilómetros del inicio, la verdad es que nunca llegaras a ella. El camino no es sencillo, la oscuridad se cuela por tus huesos y enfría tu alma hasta que no eres nada, tan sólo un cascarón de maldad, porque con tu alma se van los anhelos, el amor se marchita y tus pies sangran cada día, no puedes dejar de caminar porque si lo haces los monstruos que acechan en las sombras devorarán la poca esperanza que te exige que avances.

Antes dije que nunca llegarías a la luz.

Un demonio como yo lo sabe.

Megara no.

Y como ella, debo seguirla, si el final está escrito...

Heros encontrará su hogar en el infierno.

Intentar alcanzar esa esperanza no es una completa pérdida de tiempo, si lo hago a su lado.

Y para eso, Megara tiene que vivir.

La tomo con cuidado y la recuesto sobre mi regazo, presiono la herida sangrante con la mano, mis intentos por detener el flujo del líquido carmín funcionan.

Manejo con una sola mano, ignoro las llamadas de mis hombres por el auricular. No tengo tiempo para ellos, sé que arreglarán todo, no por nada somos del Norte.

Pero sí hay una persona que puede ser útil.

Trato de no mirar sus ojos, o su rostro, pero me es imposible.

Nunca había sentido este fuego en mi pecho. Había perdido la cuenta de cuantos habían tenido "éxito" al quitarme algo mío. El éxito no les había durado nada, pues siempre atacaba doble, un golpe mortal y caótico.

Sin embargo, todo se resumía en dinero, joyas, armas, objetos materiales que solo engrandecían mi poder y arrogancia, lo admito. ¿Por qué con ella es diferente? Es hermosa, terca, y reúne todas las cualidades incluidos los traumas del pasado que la convertirán en mi bello ángel vengativo.

No quiero sentir esta ira irracional que quema en mis venas. No deseo hacerlo por ningún humano. No por ella. No por nadie.

Todo su cuerpo tiembla y pequeños espasmos la hacen saltar. Observo como sus ojos quedan en blanco mientras lucha por estar consciente. Noto que no escupe o vomita sangre. Nada es agradable, su piel se torna pálida.

—¿Hola? ¿Quién habla?

—Doctorcito...—Aprieto la mandíbula mientras hago un giro ilegal. Decenas de autos hacen sonar el claxon.

Putos.

Silencio en la línea. Alguien no está feliz de escucharme.

—¿Cómo tienes mi número? ¿Qué quieres? —Comienza a subir el tono, dándome la jaqueca que venía evitando—¿Megara está bien? Te juro que, si le hiciste algo, llamaré a la policía, no me importa que tengas de tu lado a los oficiales, alguno te debe despreciar tanto como lo mereces, te aprovechaste de su dulce corazón, ella no pidió que la vid...—Pongo los ojos en blanco.

¿Cuáles son mis opciones? Por primera vez, no siento que estemos seguros en La Cueva, necesito que las aguas sean menos turbulentas y el FBI esté en su misión preferida, atascarse de donas y falsos proyectos para que pueda volver.

Tóxico ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora