Advertencia: el capítulo contiene temas sensibles.
Grettel se enamoró de su novio por lo que creía de él. No por lo que en realidad era.
Grettel le entregó su corazón, su virginidad y estaba segura que todas sus primeras veces. El primer cigarro lo fumó a su lado, la primera cerveza, y su primer viaje con alucinógenos lo hicieron en el patio trasero de la casa de él.
Si Grettel cerraba los ojos podía oler el aroma a diversión, libertad, y estupidez. Todo mientras ella se encontraba sentada en el columpio, con las manos rozadas por tomar con tanta fuerza las cuerdas que le impedían tocar el suelo. Podía sentir el viento que chocaba contra su rostro, sus mejillas congeladas por el frío y la sonrisa que casi siempre la acompañaba cada que sentía la presencia de su chico a su lado.
Ismael.
Ese era su nombre.
"Era", porque había muerto. Y Grettel no pudo ayudarlo.
Él le había hecho el columpio, sólo por ella había sacado las herramientas que su ausente padre le había dejado por años, y como sus manos le permitieron, corto madera para el asiento de su novia.
—Lo quiero rojo—Exclamó Grettel mientras saltaba en el aire enredando sus piernas en la cintura de Ismael, quien de inmediato la sostuvo en sus brazos con posesividad y cariño.
—Y lo tendrás, bonita—Repartió besos húmedos por el rostro de ella, haciéndola reír—Algún día...—Se detuvo a susurrarle al oído—Te daré todo lo que pidas.
Grettel alejó su rostro lo suficiente para que ambos se miraran con intensidad.
—¿Por qué?
—Porque te amo—Dijo con simplicidad.
—¿Me amas? —Su tono adquirió uno suave, su corazón palpitaba con fuerza.
—Tanto como puedo, tanto como quiero—Ella entrecerró los ojos y con una sonrisa dulce le dio un beso fugaz en la mejilla.
—Pero si sólo tenemos diecisiete años, Ismael...
—¿Y?
—La vida es muy larga—Ladeo la cabeza, casi segura de sus palabras—¿Cómo sabes si no te hartaras de mí? Puedes dejar de quererme—Dijo temblorosa.
—Bonita, Grettel—La bajó al suelo, ella siguió aferrada a su cintura, esta vez con los brazos. Ismael tomo su rostro con lentitud, quería que ella lo viera—Sea larga, sea corta, viva hasta los ochenta o muera mañana—Tragó saliva—Nunca dejaré de amarte.
—Ismael—Grettel no soportaba cuando las conversaciones se ponían tan profundas. Temía, por ella, porque su corazón saliera roto, porque las cosas con Ismael no funcionaran. No quería estar sola. Se decía que solo era una cría, una chica tonta que sólo deseaba experimentar con la vida, y no queriendo salir quemada en el intento. Pero no es así como funciona el mundo.
—Pase lo que pase—Finalizo él.
Y muchas cosas sucedieron.
¿Ismael seguiría amándola? ¿Desde el más allá? Grettel se sentía un fiasco. No merecía su amor.
De vuelta a la realidad, Grettel había amanecido sin Tavo a su lado en la cama. Había ido primeramente a La Cueva, últimamente estaba cargando con el "papeleo" que Heros le dejaba puesto que su tiempo lo invertía en alguna clase de entrenamiento para su mejor amiga. Grettel no estaba muy al tanto de ello, y era esa la razón por la que se reuniría con Megara por la tarde. +

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Tóxico ©
RomanceTras el caos que provocó en su vida la enfermedad de su madre. Megara Bail decidió comenzar a trabajar en el club más lujoso de la ciudad, "La Cueva". Lugar en donde conoció a un sádico y líder de la mafia del norte, Heros Dimitris, quien resultó s...