XVI

564 47 8
                                    

Ella gritaba

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ella gritaba. Mientras él la besaba.

Por su piel corría el líquido carmesí.

Empapando sus cuerpos desnudos.

—Detente...—Pidió ella en susurros.

Él la miró con más que deseo. Intensidad. Miró su alma. Y sonrió.

¿Escuchas su sonido? —Empezó a recitar sobre su cuello, calentándola con su aliento—Cierra los ojos, Megara. Porque el demonio te anhela. Abre tus labios, que quiere beber tu dulzura. Atrapada estás, compartiendo su locura—Acaricio su mejilla—Entrégate a mí..., y te enseñaré el placer de la noche más oscura.

Momentos atrás...

Megara

—Tengo algo para ti.

Es lo último que alcanzo a escuchar. No estoy interesada en averiguarlo. ¿Un abrazo? ¿Llevarme a casa sana y salva? ¡Heros está loco! Y no estoy exagerando, verdaderamente lo está.

Estoy sola, en el medio de la nada, sin direcciones, mapa o celular. ¿Cómo carajos podré pedir ayuda? Pienso en mis opciones y gritar no es una de ellas. No voy a delatar mi posición tan fácil. ¿Podré ocultarme hasta el amanecer? Siento que estoy siendo demasiado optimista. Si Heros lo desea, lo consigue.

Él va a atraparme.

Y cuando lo haga... ¿Me matará?

¡No! Aparto las lágrimas con el dorso de mi mano. No puedo ser débil. Él no me mataría.... ¡No puede! Sólo quiere asustarme.

¿Y por qué trae un maldito cuchillo con él? ¿Para saludarte? ¡Piensa, Megara!

Tapo mis oídos con las manos. No quiero escuchar nada a mi alrededor. Los sonidos comienzan a ponerme paranoica. Miro a los lados en busca de un camino despejado, pero sólo veo troncos torcidos, ramas con espinas y rocas gigantescas que hacen mi decisión más difícil de lo que es. No parece haber una ruta sencilla, así que siguiendo mi instinto tomo la derecha. De inmediato las ramas cortan mis muslos desnudos. La chaqueta es lo único que protege mi torso, ¿Y mi rostro? Supongo que mis manos servirán de escudo.

La luz de la luna es lo único que me da esperanzas. De no ser porque estoy siendo perseguida por un maldito loco, esta sería una noche hermosa.

Camino por lo que parece una eternidad. Mis pies duelen y creo que me he torcido un tobillo.

Me topo con una colina de pocos metros de altura, sin perder el tiempo comienzo a escalarla, utilizando mis manos para agarrarme de las rocas que sobresalen de la pared, y apoyo mis pies en aquellas rocas más grandes. Miro sobre mi hombro, estoy ansiosa, debo apurarme o Heros podría verme, con su altura podría alzarse de puntillas, alzar el rostro, y vislumbrar mi cuerpo.

Tóxico ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora