2022
Coldville, Australia.
Entró lentamente a su casa luego de haber pasado toda una tarde dejando su currículum por todos los negocios posibles. En poco tiempo empezaría las clases en la universidad y necesitaría un trabajo de medio tiempo para poder pagar los apuntes y todo lo necesario. Si antes soñaba con ser independiente, luego de tomar en cuenta que convivía con un potencial asesino, ese sueño se hizo más urgente.
El rizado revisó su celular esperando encontrar algún mensaje o llamada de Scarlett, pero lo guardó desilusionado al notar que no había nada. Habían pasado dos días desde su discusión y aún seguía enojada, con toda la razón del mundo. Se sentía tan estúpido al haberle ocultado algo tan importante como aquello. El simple hecho de haberla dejado en la ignorancia respecto a ese detalle había puesto su vida en peligro. Se sentía demasiado culpable y no sabía qué hacer para remediarlo.
Una voz gruesa, que a esas alturas le causaba escalofríos, lo sacó de sus pensamientos.
-¿Encontraste algo?-le preguntó su padre con interés. Mike lo miró sin expresión en la cara.
-No, nada.-respondió simplemente.
Intentó esquivarlo y seguir con su camino hacia su habitación, pero Paul lo tomó de un brazo obligándolo a detenerse. Su cuerpo se tensó y sus dientes rechinaron de tanto apretar la mandíbula. Giró el rostro para verlo fijamente a los ojos,y en estos encontró un asomo de arrepentimiento y hasta tristeza.
Relajó las facciones con pena y volteó por completo para prestarle atención. A pesar de todo, era su padre y tantos años de amor y crianza no podían ser tirados a la basura e ignorados como si nada.
-No sé qué hice para que estés tan distante conmigo.-comenzó a decir.- Si es por lo de tu amiga, perdón. Mis opiniones sobre ella no deberían importarte, me las voy a guardar.-posó una mano sobre el hombro de Michael con cariño.- Eres mi hijo, te quiero más que a nada en el mundo.
Sintió un nudo en la garganta. Miles de contradicciones pasaban por su cabeza. No podía odiarlo, deseaba hacerlo, pero no podía. Tantas veces que lo había escuchado, aconsejado, ayudado y amado a lo largo de su vida, se iban a la basura al ser solo una buena actuación. Una actuación que apreciaba y no podía borrar de su memoria.
-Yo también te quiero, papá.-murmuró con un dejo de voz.
El hombre le sonrió melancólicamente y luego hizo un gesto con la cabeza apuntando hacia las escaleras.
-Hay unos intrusos en tu habitación esperándote.
Mike lo observó con el ceño fruncido confundido. Paul levantó las cejas como si fuera obvio de quienes estaba hablando, y al parecer así era ya que el rizado entendió perfectamente.
-Larry y Ryder.-afirmó con seguridad. Su padre asintió.
Con un último apretón en la mano del hombre, salió de la sala y subió a trotes hasta su habitación.
Al entrar, se encontró con Larry tirado en su cama jugando algún juego en su celular y a Ryder leyendo unas hojas que había dejado sobre el escritorio. Habían invadido su lugar con total confianza, al igual que siempre lo hacían desde que tenía memoria.
-¿Buscando trabajo?-preguntó el morocho sin despegar la vista del currículum.
Él se acercó y se lo quitó de las manos.
-Hola a ustedes también.-dijo Mike de mala gana.- No sabía que vendrían.
Los amigos se miraron sin prestarle atención al rizado malhumorado. Sus miradas hacían la misma pregunta: "¿Y a este qué le pasa?".
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BUSCÁNDOTE
Romance"Y cuando se cumplan las dos décadas sus casualidades se encontrarán. Dependerán el uno del otro sin saber las razones. Se les obstruirá el camino a la felicidad y dependerá de ellos superar los obstáculos. Solo si sobreviven se los liberará de su...