2022
Coldville, Australia.
-¿Nada?-volvió a decir ensimismada en la taza que estaba secando. Algo tenía que haber, nada en esos días era una completa coincidencia.
-Nada.-respondió Mike jugueteando con un papel que había sobre la barra de la cafetería.
Levantó la mirada para observar a Scarlett con detenimiento como cada vez que iba a su lugar de trabajo. Su turno iba a terminar y el sol del mediodía se colaba entre las grandes ventanas dando un aspecto cálido y combinando perfectamente con la estética del local. La castaña llevaba el cabello recogido en un rodete desordenado que era sostenido por el lápiz con el que anotaba los pedidos, mientras que un mechón caía por el frente de su rostro. Algunos rayos de sol impactaban en su peinado haciendo que su tono castaño se tornara algo anaranjado. Tenía el ceño fruncido y la mirada perdida en la nada. Inconscientemente, seguía pasando un trapo por esa taza blanca que no podía estar más seca y limpia.
-Me gustas demasiado, ¿sabías?.
Las palabras del rizado la sacaron de su ensoñación y dejó de mover sus manos. ¿Hacía calor allí o era la vergüenza apoderándose de ella? Lo miró sin decir nada, pero él pudo ver el pequeño destello en sus ojos que esas simples palabras habían ocasionado.
-No creo que Jev haya llegado aquí solo porque sí.-dijo ella intentando escapar de esa situación que le provocaba tantas emociones nuevas.
-Y por más loco que parezca, yo no creo que él sea quien nos vaya a matar.
Scarlett lo observó como si estuviera hablando en un lenguaje que ella no comprendía.
-¿Él te lo dijo?-preguntó sarcástica.- Justo después de hacer su papel de hermano mayor celoso que jamás en su vida había mostrado, él se apartó y te dijo amorosamente,-cambió su voz a una exageradamente más gruesa mientras se paraba recta e imitaba a Jev.- "Hey, Mikey, no los voy a asesinar, quédate tranquilo"-volvió a su postura habitual y lo miró más escéptica que nunca.- ¿Fue eso lo que sucedió?
Michael bufó con cansancio.
-Si, querida.-entornó sus ojos hacia la castaña usando el mismo tono irónico que ella.- Eso fue justamente lo que sucedió.
Esa tarde pasó algo más tranquila, sin noticias nuevas de su acosador personal y con actitudes más normales de parte de Jev. Era como si por unas horas todo hubiera vuelto a su curso normal. Todo era tranquilo, común y no había peligro de nada. Pero la realidad era otra, porque la muerte estaba tocando su puerta a unos pocos metros.
Más cerca de ellos de lo que creían, se encontraba su asesino acechando desde las sombras y, por primera vez en sus vidas, no sabía cómo actuar. Tanto tiempo observándolos, haciendo la jugada más sigilosa que nunca, parecía haber dejado a la persona en blanco. ¿Se había encariñado? Quizás esa no sería la palabra indicada, pero sin duda no era del todo errada.
Por tantos años, en tantas oportunidades que tuvo de deshacerse de ellos exitosamente, esta parecía ser la vida en la que más le costaba hacerlo. Había acumulado odio por ellos desde el principio de los tiempos. Siempre con sus actitudes engreídas y sus vidas perfectas que no aprovechaban hacían que fuera aún más fácil odiarlos. El destino, por otra parte, los adoraba. Los juntaba a pesar de las complicaciones que hubiera y el tiempo que le tomara hacerlo. Justo cuando creía que era imposible que se encontraran, lo hacían. Tenían el destino que le había sido arrebatado.
Vió desde lejos cómo Michael salía de la cafetería con esa estúpida sonrisa que solo ella le ocasionaba. Le daba asco y ponía sus pelos de punta el saber el amor que cargaban.
Acomodando su ropa y esperando que Mike saliera de su campo de visión, entró al local. La campana de la puerta alertó que un nuevo cliente se encontraba allí. Su vista se cruzó con la de Scarlett, que ya le estaba dedicando una sonrisa.
-No esperaba verte aquí hoy.-le dijo contenta. Al parecer el pequeño altercado que había podido notar con Michael terminó bien.
-Estaba yendo a buscar unas cosas unas cuadras cerca de aquí y pensé en pasar a saludar.-mencionó con poco interés intentando sonar casual.- Vi que Mike salió antes que yo, ¿está todo bien?-apoyó sus codos en la barra mientras observaba como Scar evitaba su mirada ante la pregunta.
La castaña pensó si contarle o no lo bien que estaba todo con el rizado. Le había confiado muchas cosas, no tenía sentido no hacerlo ahora. Relató con ojos soñadores y lujo de detalle lo que había ocurrido en su departamento. Le contó la forma en la que ese beso la hizo sentir como si las piezas correctas se volvieran a unir luego de años, cómo sintió paz verdadera y su cabeza sólo pudo enfocarse en ellos dos juntos.
Con su mirada fija en la castaña y una sonrisa falsa plasmada en su rostro, parecía que cada pequeño sentimiento de odio y rechazo hacia las almas gemelas se acumulaba en su pecho. Cada una de las razones por las que decidía acabar con sus vidas pasaba por su cabeza como un recuerdo feroz que intentaba grabarse en su memoria para nunca más ser ignorado.
-¿Ocurre algo?-la voz de preocupación de la castaña hizo que su atención volviera a ella.
-No es nada, solo me acabo de acordar que tengo algunas cosas que hacer.-hizo un gesto de desdén con la mano restándole importancia y sin esperar una respuesta se dio media vuelta y salió del local dejando a Scarlett confundida.
Con su mente nublada por el rencor, llegó a su pequeño escondite. No era su hogar y dudaba encontrar en algún momento un lugar al que pudiera llamar hogar. Era un negocio abandonado que estaba en la parte descampada de Coldville. Solo se apreciaban unas pocas casas a los alrededores y el local que utilizaba no era de importancia para nadie, por lo que pasaba desapercibido.
Sacando algunas telas que estorbaban del medio e intentando no tropezarse con nada, llegó hasta su pequeño rincón. En las paredes llenas de polvo se encontraban pegadas fotos y artículos de noticias unidos como si fuera un detective estudiando un crimen. Y, técnicamente, eso estaba haciendo. Aunque esos crímenes hubieran ocurrido por su culpa y la información recaudada se la hubiera robado a Scarlett.
Por mucho tiempo la había subestimado a la ojiverde. La creía un poco más insulsa e incompetente, con aires de grandeza e incapaz de pensar por su cuenta. A lo largo de esas décadas pudo notar el gran cambio que iba logrando en cada vida, siempre siendo un poco más precavida y una víctima más difícil de alcanzar. Por su parte, Michael parecía igual de imbécil que siempre. Tenía un carácter ácido y trataba a los demás a su antojo, hasta que su dulce amor llega para cambiarlo con una sonrisa tierna y lecciones de vida que tocarían una fibra sensible en él. Su cambio más drástico era en cuanto al cigarrillo, en cada vida le daba menos importancia a ese tabaco que lo calmaba por completo, hasta llegar a la actualidad donde el simple olor a humo le produce rechazo. O al menos él quiere ocultar su deseo por tener un cigarrillo entre sus labios haciéndolo pasar por asco. Patético.
Observó detenidamente toda la información que habían podido recolectar y como si embargo no estaban ni cerca de descubrir quién era la persona que acabaría con sus vidas. Su maldición era perseguirlos pero sabía sacarle provecho. Su alma elegía cuidadosamente cada rostro, cuerpo y nombre que tomaría. Eran todos tan diferentes que hasta parecían ubicados en sus caminos al azar, aunque nada lo era. Cada paso, cada palabra y cada acción tomada alrededor de ellos estaba fríamente calculada desde el año 1493 hasta 2002. Pero fue ese maldito año, 2022 donde todo parecía ser diferente desde el momento que conoció a Scarlett.
No sabía que lo hacía tan diferente de los otros, pero había algo en su alma que había cambiado. ¿Compasión? ¿Cariño? ¿Pena? No tenía la más mínima idea y no quería averiguarlo. Si su objetivo era acabarlos, el de ellos inevitablemente sería morir. Eso jamás cambiaría.
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BUSCÁNDOTE
Romance"Y cuando se cumplan las dos décadas sus casualidades se encontrarán. Dependerán el uno del otro sin saber las razones. Se les obstruirá el camino a la felicidad y dependerá de ellos superar los obstáculos. Solo si sobreviven se los liberará de su...