Capítulo 13

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2022

Coldville, Australia.

Con el pelo enmarañado en un rodete y la ropa desaliñada, entró al edificio. A pesar de que el otoño ya se estaba adentrando en Coldville, de vez en cuando unos días muy calurosos como ese aparecían. El sol estaba en todo su esplendor y al exponerse a él se sentía el picor que causaba.

Scarlett tenía las mejillas coloradas y la frente transpirada. El solo hecho de pensar que tenía que subir las escaleras y ponerse algo presentable para recibir a Michael la agotaba aún más. Habían arreglado sus conflictos días antes y ahora volverían a juntarse para intentar dejar toda tensión atrás. Justo cuando ella tenía pensado responder a las miles de llamadas y cientos de mensajes que le había dejado, uno más llegó y fue el más interesante de todos. Había encontrado la hoja faltante del periódico de su padre y con eso tiraba a la basura casi todo en lo que se basaban para considerarlo sospechoso. No lo descartaron por completo, pero al menos sabían que él no había dejado esa nota en su puerta.

Llegó hacia el borde de las escaleras y miró hacia arriba con pesar. No tenía la fuerza ni la voluntad para subir. Al momento en que pisó el primer escalón con toda la pereza del mundo, un timbrazo agudo que no escuchaba en meses retumbó en el pequeño vestíbulo. Volteó velozmente pensando que sus oídos la estaban traicionando, pero no. El ascensor volvió a andar y sus puertas se estaban por cerrar mientras alguien entraba. Corrió antes de que se fuera, y tuviera que esperar a que volviera, al grito de:

-¡Espere!

Una mano salió desde adentro y se posó en el medio para evitar que se le cerraran las puertas en la cara. Con la respiración agitada entró al pequeño espacio cruzándose con una señora mayor de estatura baja.

-Gracias, señora Thatcher.-saludó a su vecina.

La señora Thatcher era una viejita adorable que vivía en el mismo piso que ella. Tenía cinco gatos adorables de los que solo Scar sabía, ya que en el edificio no permitían mascotas. Era su pequeño secreto.

-No es nada, linda.-respondió con una sonrisa amorosa. Mantuvieron una breve conversación en lo que llegaban a su piso.

Le hacía acordar a su abuela con la que hacía tanto tiempo no hablaba. En realidad, no hablaba con nadie de su familia desde hacía demasiado, más específicamente desde aquella tarde luego de ver a Marlene y empezar a buscar sobre sus vidas pasadas con Mike. Se sentía culpable de no hacerlo pero al mismo tiempo estaba algo más relajada desde entonces. Cada vez que hablaba con sus padres o su hermano, la intentaban convencer de que volviera a la casa con ellos. A ninguno de ellos les había convencido del todo que ella se fuera a vivir sola siendo tan joven. Para que se den una idea, su hermano Jev tenía casi veinticuatro años y seguía viviendo con sus padres. Para Scarlett era demasiado grande para seguir estando allí, pero no decía nada por respeto. Ella apreciaba demasiado su independencia y a él le gustaba mucho ser el consentido de mamá y papá.

En el momento que el elevador se abrió y se despidió de la señora Thatcher, su celular comenzó a sonar insistente. Lo sacó del bolsillo de su pantalón y al bajar la mirada notó que aún tenía puesto el delantal de la cafetería. Maldijo por lo bajo sabiendo que la próxima vez que fuera al trabajo su jefe no la dejaría en paz mientras atendía la llamada sin fijarse quién era.

-¿Hola?

-Estoy abajo, querida.-respondió la voz ronca de Mike. Ella en respuesta largó un suspiro agotador.- Auch, pensé que habíamos dejado las diferencias de lado.-comentó dolido.

-Voy.-dijo ella en un último aliento y le cortó.

Sin llegar a entrar a su departamento, dio media vuelta y volvió a bajar por el recién reparado ascensor. Observó su reflejo en las paredes espejadas del pequeño lugar e hizo un gesto de desagrado. Su delantal estaba manchado con café y crema que a un niño se le había caído. Tenía el pelo pegado a la frente, el cual se sacó de un manotazo, y unas ojeras demasiado marcadas. Daba asco.

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