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—¡Vamos, Kook! Será divertido.

Bien. Él no dudaba que esas reuniones fueran divertidas. Si se hacían todos los fines de semana y varias personas asistían, debían serlo. No obstante, nuevamente le vino a la cabeza la idea de llegar a ese lugar y sentir las miradas de todos sobre él. Por otro lado, de verdad merecía diversión. Se había pasado todo el último mes estudiando excesivamente para dar lo mejor de sí en el instituto.

Estaba seguro de que Jimin era una buena persona y no sólo por el hecho de que fue el único que recordó su cumpleaños. Realmente, era un chico amable, de los primeros que le habló los primeros días (independientemente de que luego, de forma tonta, Jungkook se fuera con otros de sus compañeros a formar amistad). Además, tampoco dudaba de la cortesía de los otros chicos montados en el auto. Conocía tanto a Seokjin, como a Yoongi, porque éstos fueron los encargados de presentarle el plantel estudiantil durante su primer día de clases hacía un tiempo, logrando, como cosa rara, conseguir que Jungkook se sintiera cómodo. Al principio le había dado miedo sus semblantes serios, pero después revelaron, al menos un poco, una personalidad cálida y tranquila. De resto, no estaba muy enterado de quiénes eran Namjoon y el chico con la pierna enyesada, Hoseok, aunque tampoco quiso descartar la posibilidad de que fueran tan amables como los demás.

La situación era terrible para él. Tenía muchísimo frío y su estómago seguía crujiendo por el hambre. Con todo eso, también había un factor que no había dejado de estar presente sobre Jungkook: Estaba furioso.

Desde que se había acostado a dormir, lo único que hizo su molestia fue aumentar paulatinamente. Principalmente, dándose cuenta de que no podía conciliar el sueño, después viendo que le habían cortado el internet. Los últimos días, sus padres estaban rozando un nivel de exageraciones que a Jungkook le helaban la sangre.

Y, con la situación frente a él, unos chicos de su instituto a punto de ir a una reunión que no quedaba muy lejos de su hogar, Jungkook recordó lo mucho que odiaba que lo controlaran y que perdiera. Quedaba claro de sobra que era el muchacho más tímido y estresado de la historia, pero la molestia que llevaba acumulando de toda la pesada semana y el mal ambiente con sus padres desencadenaron en una decisión precipitada.

—¡Habrá comida! —insistió Jimin, quien honestamente se veía muy decidido a llevar a Jungkook con ellos a la reunión—. ¡Y no te preocupes por quedar desplazado, nosotros no hacemos eso!

Se le iluminaron los ojos.

—¿No les molesta a los demás?

—¡Para nada! ¡Todos lo propusimos bajando de la colina! ¡Puedes tomar esto como nuestro agradecimiento por la ayuda!

[Sí, pero es que no me dejaste opción.]

Bien, era el momento de sentirse, por primera vez, fuera del control ahogante de sus padres.

—Entonces, iré.

Jimin sonrió y lo siguiente que hizo fue abrir la puerta.

—¿Y cómo hacemos para que entre? —preguntó Yoongi, viéndolo con preocupación.

—Que Seokjin conduzca más lento —dijo Namjoon, justo detrás de Jimin.

—Esto es lo más lento que va el auto.

—¡Vamos a tirar de su brazo! —propuso Hoseok, detrás de Namjoon.

—¿No es eso muy peligroso?

—Este auto está andando más lento que mi abuelo en silla de ruedas —dijo Yoongi.

—Pero, ¿qué pasaría si-

Brillo | 𝐊𝐎𝐎𝐊𝐓𝐀𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora