𓇻 12 𓇻

563 73 24
                                    

Al día siguiente, apareció en casa de Jimin, llevando consigo unos lentes de sol oscuros y una botella de un litro de jugo de naranja.

Al abrir la puerta, Jimin le miró como si fuera una cosa rara.

—¿Qué...?

—Vengo a entrenar, ¿está Jin contigo? —dijo, entrando al pasillo luego de que Jimin se apartara de la puerta. Siguió hablando, cruzando hacia la izquierda para atravesar el arco del salón—. Les conté a mis padres y dijeron que estaba bien que compartiéramos tiempo de calidad, porque siempre estoy en mi cuarto con las luces apagadas, comiendo frituras y viendo Rick y Morty. Ellos compraron este jugo, dicen que da energía. ¿Yo que sé? Les creo, supongo. Espero que sí haga efecto, no entreno muy seguido y honestamente, la idea de estar sufriendo con los entrenamientos no es muy divertida. Además-

—Jungkook —pidió Jimin, exasperado—, ¿quieres callarte un momento, por favor? Estoy intentando despertar.

Jungkook apretó los labios en una fina línea, cruzando la puerta que daba al garaje. Se dio cuenta de que Seokjin no estaba. Volvió a hablar.

—¿Dónde está Jin?

Jimin se apoyó junto a la puerta. Allí, Jungkook vio que tenía unas grandes ojeras y los ojos hinchados como si no hubiera dormido en días. Se preguntó si aquello era debido a haber llegado muy tarde a casa tras la fiesta. Sólo se veía cansado, ningún atisbo de resaca estaba presente, así que Jungkook sintió que no todo era tan malo.

—En su casa, claro. ¿Dónde más estaría?

—No sé, ¿aquí? Tú hospedas a todo el mundo —respondió, encogiéndose de hombros. Dejó los lentes de sol por ahí.

—Si con todo el mundo te refieres a Tae, entonces estás en lo correcto —asintió Jimin. Tras soltar un bostezo cubriéndose con una mano, volvió a hablar, esta vez con una sonrisa ladina—. A menos que tú lo veas como todo tu mundo.

—Yo no dije eso —farfulló Jungkook entre dientes, dándole la espalda para dejar el jugo de naranja en una mesa, todavía sintiéndose como un idiota—. Como sea, ¿ya conseguiste despertar? ¿Podemos entrenar ahora?

Jimin puso una expresión divertida mezclada con curiosidad.

—¿Y por qué ese repentino deseo? ¿Te golpeaste la cabeza esta mañana? —Y le tocó la frente. Jungkook apartó su mano, gruñendo.

—¿Hay alguna explicación que deba darte por querer hacer algo bueno por mi cuerpo? —inquirió, con cara de pocos amigos. Cuando Jimin se rio de él, como si sus palabras le parecieran muy divertidas, Jungkook volvió a gruñir—. ¡Bien! Entonces yo-

—Ya, idiota, está bien. Pararé antes de que empieces una rabieta. —Jungkook frunció el ceño, listo para atacar. Jimin le cortó—. Podrás entrenar todo lo que quieras luego de que desayune, ¿te parece?

Jimin emprendió pasos para regresar al interior de la casa. Jungkook lo siguió pisándole los talones, como si fuera un bebé aprendiendo a caminar.

—¿No has desayunado? ¿Por qué? Son las 15:00 horas —informó, luciendo preocupado—. Jimin, entramos de regreso al instituto en unos días, no puedes seguir con el horario volteado.

—Sí, sí. Al regresar anoche de la fiesta, me puse a ver un documental que un chico con el que hablé me recomendó. Dios, qué cosa tan depravada. Lo terminé y dormí como una hora. —Al llegar a la fila de encimeras, Jungkook se sentó en uno de los banquitos, viendo con atención cómo Jimin sacaba un plato hondo y un paquete de cereales.

—¿Sabes? Me preocupa que te pases todo el tiempo viendo documentales de asesinos seriales.

—Ujum, claro. Pero, si no lo hago, ¿cómo me convertiría en un buen policía? ¡Tengo que informarme lo mejor posible! Nunca se sabe cuándo podrías estar cerca de un psicópata. ¿Sabías que, según estudios, en la vida llegas a cruzar pasos con al menos tres asesinos?

Brillo | 𝐊𝐎𝐎𝐊𝐓𝐀𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora