Algún lado del mundo. 11 años después.
Jungkook miró, silencioso, a Taehyung revisar por millonésima vez la lista de compra. Le gustaba el calor allí (comparado con el frío del invierno de afuera), pero la idea de quedarse mirándolo mientras él se aseguraba con ahínco de que no se le escapara ningún detalle ya empezaba a aburrirle.
Para su buena fortuna, Taehyung chasqueó los dedos y se apresuró a escribir una línea más. Detergente, pudo leer Jungkook.
—¡Claro! ¿Cómo se me pueden olvidar estas cosas? —dijo él, por fin guardando la lista en un amplio bolsillo de su abrigo.
—¿Ya podemos salir? —Taehyung asintió—. ¿Para qué es el detergente, de todas formas? —preguntó, una vez cerraron las puertas. Presionó un botón en las llaves para ponerle seguro al auto.
Taehyung lo miró de reojo, desconfiando un poco.
—Para la casa, Kook. ¿Para qué más?
—Pensaba que sólo veníamos a comprar cosas para comer en el ensayo de bodas —admitió.
—Bueno, ya que estamos aquí, no nos viene mal buscar lo que nos hace falta. El otro día quise limpiar la estufa y, ¿adivina qué?, no había detergente.
—Ya...
—¡Qué frío hace! Me pregunto si en el salón de fiestas tendrán calefacción —continuó Taehyung, frotando sus manos con esmero. Jungkook le echó una mirada, antes de tomar su diestra.
—Por supuesto que tienen calefacción. Y si no es así, no contarán conmigo —declaró, quedamente. Taehyung le miró mal.
—Ajá, ¿y pasarás de estar allí para la boda de tu hermano?
—¿Y por qué no?
—Por favor...
Finalmente, llegaron a la entrada del supermercado. Taehyung se detuvo a ojear la lista una vez más. Jungkook lo miró, mortificado.
—¿En serio?
Y Taehyung rio ligeramente, antes de tomarlo de la mano otra vez y hacerlos cruzar la puerta de entrada.
—Te estaba molestando.
—Ese es mi trabajo en esta relación.
—Jungkook, bebé, sabes que las costumbres se pegan.
—Ajá...
Jungkook tomó una cesta de compra y se dedicó a seguir a Taehyung como un guardaespaldas, viéndolo recoger paquetes de galletas, de gomitas, de frituras y jugos de diferentes sabores. Tras eso, caminaron hasta la sección de limpieza. Tomó el detergente.
—Ah, mira, suavizante de ropa. También nos hace falta.
—Oh, claro, sí, sí. Menos mal que lo recordaste.
—Las listas no sirven de mucho, ¿viste? —molestó. Taehyung entornó los ojos.
—¿Acaso quieres cocinar esta noche?
—Siempre cocino en las noches.
—¿Y lavar los platos?
—No, ese es tu trabajo.
—Eso podría cambiar.
No dijo nada más. Taehyung pagó por las cosas en la caja registradora y Jungkook metió todo en unas bolsas de tela que habían comprado hacía un par de meses.
Al salir de la tienda, se dieron cuenta de que ya había anochecido. Jungkook y Taehyung subieron todo al maletero del auto.
Una vez adentro y antes de arrancar, Jungkook miró profundamente a Taehyung sentándose en el asiento de conductor.
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Brillo | 𝐊𝐎𝐎𝐊𝐓𝐀𝐄
FanfictionJungkook aprendió que la vida le entregó las mejores sorpresas existentes. Entre ellas estaba Taehyung, aquel chico que una noche derramó una lata de Sprite sobre él, cuando lo único que hacía en esa fiesta de garaje era replantearse sin parar por q...