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Para suerte de Jungkook, su madre le dijo por mensajes que estaba reunida y que llegaría un poco más tarde de lo usual a recogerlo.

No obstante, un pánico crecía cada vez más fuertemente en su pecho. El autobús escolar que Taehyung y Hoseok compartían (llevándolos, por supuesto, al mismo destino), había partido hacía segundos y ahora caminaba en dirección a la cafetería.

¡Hoseok y Taehyung eran los únicos con los que se sentía despreocupado! Pero, ¿los demás? No eran malos, mas no eran tan cercanos como para sentirse completamente cómodo todavía.

—No puede ser, no puede ser, no puede ser... —murmuraba, cada vez acercándose más al lugar, sintiendo los nervios a flor de piel.

Cruzó la puerta y no fue difícil localizarlos. Estaban ocupando una mesa muy cerca de donde él se había quedado parado y Yoongi, al verlo, alzó una mano y le hizo señas para que se acercara.

—Qué bueno que estás aquí —dijo él. Tenía los dedos llenos de tinta azul—. Taehyung ya no está, ¿cierto?

—Así es. —Se sentó en una silla que le extendió Seokjin. Al verlo, se dio cuenta de que únicamente estaban ellos tres allí, porque tampoco había rastro de Jimin por ningún sitio—. ¿Por qué...? —Señaló los dedos de Yoongi.

—Ah, esto... —suspiró, malhumorado—. Básicamente, alguien pensó que era buena idea abrir mi bolígrafo para verificar que tuviera tinta. —Yoongi fulminó a Namjoon, quien se hizo pequeño en su sitio—. Y sí, todavía tenía. De hecho, había demasiada.

—Yoongi está así de molesto porque mancharon unas mesas accidentalmente y tienen que quedarse en detención mañana —le explicó Seokjin entre risas, viendo todo con diversión.

Yoongi seguía fulminando a Namjoon.

—¡Ya te dije que lo siento! —se quejó él. Aquello no pareció ser del agrado de Yoongi, quien iba a decir algo más (probablemente muy malsonante).

—Antes de que Yoongi le quite la vida verbalmente a Nam —habló Seokjin, nuevamente—, queremos agradecerte por venir aquí.

—No hay problema —respondió Jungkook, bajito.

—Y Namjoon quiere decirte algo —continuó Seokjin.

Namjoon le miró con pesar, antes de suspirar. Tener la mirada asesina de Yoongi sobre él no debía ser sencillo.

—Lo siento, Kook.

Ahora era turno de Jungkook de fruncir el ceño, mas no por la molestia, sino por la confusión.

—¿Por qué te disculpas? —preguntó, genuinamente descolocado.

—Yo... Por la reunión, claro —dijo, luciendo ultrajado—. Quiero decir, planeamos eso sin tu consentimiento y te incomodamos.

Jungkook recordó: "¿Tu cosita sabe a Pepsi Cola?" Y algo dentro de él revivió lo humillado que se sintió esa noche.

—Ah, bueno... Está bien. No hay problema, siempre y cuando no lo repitan.

—Seguro.

—Bien, muy bonito todo, pero esa no es la razón de esta junta —cortó Yoongi. Que Seokjin mencionara la tarde de detención, consiguió que él se amargara como una salsa vencida—. Namjoon hará una reunión este jueves por su cumpleaños.

[Entonces... ¿cerramos el ciclo de una reunión para dar inicio a otra?]

—¿De acuerdo...?

—Necesitamos que nos ayudes a convencer a Taehyung de que asista.

—Sí... no creo que sea muy difícil. Quiero decir, son sus amigos. —Los miró, curioso. Aquello era muy sencillo, debía haber algo más.

Brillo | 𝐊𝐎𝐎𝐊𝐓𝐀𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora