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—¿De verdad me seguiste hasta aquí?

[Excelente forma de empezar una conversación, Jungkook: Acabas de sonar como un idiota.]

—Seokjin me trajo.

Pudo ver con algo de dificultad a Seokjin estacionado, con un auto diferente, en la calle frente a su casa.

—Quisimos seguirte con el auto de su tía abuela y aparentemente a todos se les olvidó que no enciende.

—Ya veo...

—Entonces le pedimos uno prestado a Mark —dijo—. Allí dentro también está Jimin. Quería acercarse a tu ventana conmigo, pero es obvio que en esta ocasión sólo soy yo quien debería hacerlo.

Taehyung hablaba mucho, mas su tono de voz era más moderado que el de Jimin.

—Así que... —continuó, viendo que Jungkook no respondía nada—, lo siento.

—Ya lo dijiste.

—Lo sé y, hasta donde yo recuerdo, sólo me respondiste que haces la lavandería.

—Y antes te aseguré que no había problema —le recordó con la voz bajita.

—¿Entonces estoy perdonado?

—Eso creo... —carraspeó.

—Perfecto. —Taehyung sonrió. Jungkook se fijó que en su labio inferior había un pequeño hematoma—. Espero que, luego de esto, la situación entre nosotros no esté tensa.

Agitó la cabeza antes de que Taehyung se diera cuenta de a dónde había caído su mirada. Alzó la vista.

—Sí, yo... ¿también? Supongo —dijo sin intenciones de sonar pedante, aunque, de todas formas, su tono de voz dejó al aire una interpretación diferente por parte de Taehyung, quien lo miró con algo de timidez—. ¿Por qué debería haber tensión entre nosotros? —habló, intentando salvar la situación y dándose cuenta de lo estúpido que había sido ese comentario.

[Quiero decir, acabas de entrar en pánico y saliste corriendo de la reunión por la bebida que derramó sobre ti. ¿Qué esperas?]

—Buena pregunta —contestó Taehyung, en cambio, regalándole una sonrisa diminuta—. Nos vemos luego... —Dejó la frase a medio terminar, por desconocer su nombre.

Frunció el ceño.

—Jungkook.

—¿Jungkook? —Abrió los ojos con una sorpresa no muy convincente para él—. Oh, ¿Jungkook Jeon? ¿De la clase de historia?

[¿Pero él no conocía mi nombre ya?]

—Al parecer —respondió, dudoso.

—¡Wow! ¡Claro que eres tú! ¿Cómo no me percaté antes?

—Debe ser mi cara de zombi.

—Quizás —rio bajito—. Como sea, nos vemos luego, Jungkook.

Palmeó dos veces el borde de su ventana con suavidad y después se apartó haciendo la señal de la paz con los dedos, trotando al auto prestado de Mark.

Jungkook cerró la ventana, agitando la mano. Después, se echó a su cama y dejó el teléfono a un lado. Aun con todo el ajetreo de la noche, sintió dificultad para dormir.

El resto del fin de semana intentó alejar de su mente cualquier pensamiento relacionado con la madrugada del sábado 29 de agosto. Y, por supuesto, se le hacía imposible. Al menos una pequeña pizca de esa noche atravesaba sus memorias a cada instante y eso era un problema.

Brillo | 𝐊𝐎𝐎𝐊𝐓𝐀𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora