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Seokjin y Yoongi los saludaron cortésmente, apenas arrancando la vista de una reñida partida de UNO en la que eran los últimos dos. Hoseok se acercó a él con una bolsa de pretzels que Jungkook no había visto nunca en su vida y le saludó alegremente, antes de palmear su hombro. Los siguientes ojos que sintió sobre él fueron los de Namjoon y Jimin, quienes, con sonrisas enormes, se acercaron a él para empezar a hablar.

—¿Y qué te parece mi sótano? ¿Es más cómodo para ti que el garaje de Mark?

—Pusimos música tranquila para que Taehyung no se aloque bailando y evitemos accidentes. ¿Está bien así? ¿O prefieres que pongamos a Beyoncé?

—¿Te gusta Beyoncé? Como sea. ¿Quieres algo de beber? ¿Te gusta la-

—Jimin, para ya. Es Jungkook Jeon, no un extraterrestre —habló Taehyung, a su lado. 

Agradeció mentalmente su intervención en tal interrogatorio, porque si Namjoon y Jimin querían hacerlo sentir cómodo con ese ambiente, arruinaban todo preguntando tantas cosas. Cuando se giró a ver a Taehyung para dedicarle una mirada que gritaba "¡gracias!", se percató de que su expresión lucía como la de un profesor que regañaba al alumno que siempre tenía peor comportamiento: para nada feliz. Taehyung lucía realmente enojado con Jimin.

Y Jungkook no sabía si era porque odiaba tanto la idea de una reunión donde se le tratara como a un conejillo de indias, o porque había algo más.

—Sí, bien —respondió Jimin, con algo de veneno en la voz—. En fin. Jungkook, ¿estás listo para divertirte?

—La verdad es que-

—¡Perfecto! Hoseok, trae el juego de Jenga. Esto se va a poner interesante.

Hoseok, del que Jungkook se dio cuenta que ya no llevaba la pierna enyesada, caminó con lentitud y cuidado hacia una repisa cargada hasta el tope de juegos de mesa.

[Ese podría ser el sueño de cualquier niño.]

Jimin, Namjoon y Hoseok comenzaron a armar la torre apresuradamente. Taehyung tomó a Jungkook de la muñeca, al parecer bastante decidido a no dejarlo cerca de los dos chicos que lo hacían sentir como un experimento de laboratorio. Lo arrastró hacia la mesa donde Seokjin y Yoongi seguían jugando con las cartas.

—Taehyung, ¿podrías revolver esta pila? —le preguntó Yoongi, con la mirada fija en la carta que le había sacado Seokjin, como si la quisiera prender en llamas—. Debo agarrar dos más y ya se acabaron las disponibles.

—Yoongi está molesto y ni siquiera he lanzado una de +4 —se rio Seokjin bajito, cubriéndose la boca con la palma de la mano.

Taehyung asintió, agarró la pila de cartas, la separó en dos y le dio la otra mitad a Jungkook. Después, le miró a los ojos como si le estuviera diciendo "es para que hagas algo mientras estoy ocupado." Y, otra vez, lo agradeció.

Jungkook revolvió las cartas con torpeza entre sus manos, mientras que Taehyung parecía un experto, con la habilidad de un mago.

—Te acostumbras cuando juegas cartas todos los fines de semana —le dijo y Jungkook asintió, satisfecho con ese pequeño comentario.

Al finalizar, dejaron las cartas mezcladas en la mesa y se dedicaron a ver el juego. Taehyung se dio la tarea de crear una conversación tranquila con Seokjin y con Yoongi, asegurándose, desde luego, de incluir a Jungkook.

Jimin, Namjoon y Hoseok terminaron con la torre de Jenga, pero, para su sorpresa, Jimin salió de la habitación, en lugar de llamarlos a todos.

—Carta de +4 —dijo Seokjin—. Cambio de color a azul.

Brillo | 𝐊𝐎𝐎𝐊𝐓𝐀𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora