—Una que pudiera haberte dado una contestación en vez de largarse furiosa.
Con un poco habitual bufido bebió su copa de agua.—Probablemente, tengas razón. ¿Qué debo pedir?
—¿No te provoca una ensalada? —sonrió ampliamente ante su expresión afligida. Cierto fastidio no le estaría mal empleado por ser tan guapo—. De acuerdo, está bien. El cangrejo gigante es delicioso. Yo voy a pedirme el filete en salsa de nuez.
Peter confiaba lo suficiente en ella como para pedir cangrejo y Lali tuvo que reconocer que la comida iba mucho mejor con el Merlot que con la cerveza que había estado a punto de pedir. Retiraron la lona de falso techo que cubría el espacio, y la luna y la luz de las estrellas iluminaban la pista de baile en el jardín. No se había percatado de que el interior del comedor fuera tan... romántico, con el grupo de jazz tocando y las parejas comenzando a girar por la pista.
Finalmente Peter dejó su tenedor y las tenacillas en su plato.—Tenías razón. Estaba exquisito.
Lali comprendió que estaba divagando y retiró su servilleta.—Me alegra que te gustara.
—¿Quieres bailar, linda?
Él se puso de pie, tendiéndole la mano. Bueno, había sido ella quien primero lo sugiriera. Suspirando, aceptó su mano y dejó que la ayudara a levantarse.—Tengo que hacerte una confesión —dijo en voz baja, deslizando ambas manos alrededor de su cintura.
—¿Cuál?
—Esa mujer podría haber estar desnuda y aun así me hubiera sido imposible apartar los ojos de ti.
Se mecieron al compás, con el cuerpo pegado uno al del otro.—Estaba prácticamente desnuda.
—¿Lo estaba? Bueno, eso demuestra lo que digo.
Había pensado que Mariana pretendía llevarlo a algún cuchitril en una zona desmilitarizada. Sin embargo Freud & Telma era un lugar agradable, animado e incluso romántico con su pista de baile al aire libre. Por lo general prefería restaurantes más exclusivos, debido a que era menos problable que allí se le acercara la gente en busca de autógrafos o consejo sobre inversiones, pero aquel lugar le gustaba lo suficiente como para volver a salir con ella.
Se sentía un poco estúpido bailando una música lenta en short, y no puso objeciones cuando unos veinte minutos después, ella sugirió que volvieran a la casa para examinar de nuevo la galería. La cuenta los esperaba en la mesa, pero Mariana no permitió que pagara él. Por el contrario, sacó un buen fajo de billetes de su bolso y lo dejó sobre la mesa. Peter no quería saber de dónde había sacado el dinero.
—Eres mi invitado, ¿no te acuerdas? —dijo, tomándolo del brazo mientras regresaban al SLK.
—¿Quieres manejar?
—¿En serio? Me encantaría.
Lali bajó de nuevo la capota y puso el auto en marcha, luego volvió a parar el motor.—¿Qué pasa? —preguntó, percatándose del rostro ceñudo de Lali.
—Solamente quería que supieras que no me gustas por esto —dijo, dando un golpecito al volante.
—¿No?
—No. Me gustas por... esto. —Y alzó la mano y la llevó a la cabeza de Juan Pedro, peinando un mechón de pelo entre sus dedos y posando después la mano sobre su pecho—. Y por esto. Y porque te pones shorts para ir a un restaurante solo porque te lo pido. ¿Estamos?
Peter le sonrió.—Estamos.
—Ok. Agárrate.
Tan pronto como volvieron se puso un jean y unas zapatillas y se reunió con ella en la galería. Lali se encontraba al otro extremo del pasillo de donde la había visto por primera vez, con los ojos cerrados y las manos caídas a los costados. La observó, sabiendo que en su cabeza estaría saltando el muro trasero, para acto seguido cruzar sigilosamente el rincón del jardín y el césped.
—¿Ya estamos dentro de la casa? —preguntó tras un momento.
Mariana se sobresaltó.—No. Estamos justo afuera —dijo, frunciendo levemente el ceño y le dio la espalda, para dirigirse hacia las escaleras de la parte trasera de la casa—. Vamos.
—¿Cómo entramos? —preguntó, siguiéndola hasta la planta baja.
Ella se deslizó al exterior por la puerta del patio posterior, y se refugió en las sombras bajo un grupo de árboles en la zona oeste de la casa.—El problema de esto —dijo, calibrando la distancia desde la cámara más próxima—, es que estoy especulando en base a algo que podría ser erróneo. Así que, o bien estoy en lo cierto o completamente equivocada.
—Vale la pena intentarlo —declaró, comprendiendo, tal vez por primera vez, lo que ella quería decir cuando hacía referencia a que la seguridad era una mierda. Un equipo de rugby podría haber formado una molé donde ellos se encontraban sin ser vistos—. Y resulta que, además, tienes buen instinto.
—Hum. El halago te llevará a donde quieras —dijo con una rápida y amplia sonrisa, obviamente su atención seguía en gran medida centrada en sus alrededores.
Una descarga de energía comenzó a surgir en su espalda, al igual que la noche en que había entrado en casa de Dante. Ella había mencionado la adrenalina que le provocaba encontrarse en un lugar en el que se suponía no debía estar. Entendía a lo que se refería, aunque continuó centrado en la figura a su lado.
—¿Vamos?
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Arte Para Los Problemas(LALITER)
FanfictionMariana Espósito, la mejor ladrona de obras de arte, tiene como próximo objetivo una delicada tablilla troyana que pertenece a Juan Pedro Lanzani, un empresario multimillonario. La operación se ve truncada cuando es descubierta en medio de la noche...