Mariana regresó, sujetando con cuidado un pequeño Matisse en las manos. Juan Pedro frunció el ceño, y reprimió rápidamente toda expresión al ver la seriedad que reflejaba su rostro. Por lo que sabía, el Matisse era auténtico... pero aquélla era seguramente su intención. Tenía sentido. Si Trustó lo declaraba falso, tendrían que buscar a otro experto, u otra teoría para los expedientes que Dante se había llevado.
Mientras Ivo comenzaba con la evaluación del Matisse. Mariana se paseó hasta la ventana. Juan Pedro se unió a ella, con Gastón pisándoles los talones.—Todavía no significa nada —murmuró.
—Bien puede. Ahora tenemos que decidir qué le contamos a Castillo.
Gastón tenía el ceño fruncido.—Se lo contaremos todo. Si su suposición es cierta, esto lleva años sucediendo.
—Quiero saber en manos de quién está ese Picasso en estos momentos —dijo Mariana, con la atención aparentemente fija en su jefe.
—¿Podrías averiguarlo?
—Van a conseguir que los detengan por obstrucción —siseó Dalmau—. Dejen que la policía se las arregle; es su trabajo.
—Si logro contactar con Nicolás, podría al menos sacar ventaja en esto —respondió Mariana, haciendo caso omiso de la protesta de Gastón—. En las presentes circunstancias, a menos que Cortés nos dé algo, estoy fregada. —Se volteó hacia Juan Pedro—. Por supuesto, ante la amenaza de que Dante pudiera enfrentarse a una larga condena en prisión, si se da por hecho que él es el único imputado, podría convencerlo para que nos dé otro nombre.
—Cuento con eso —admitió Juan Pedro.
—Necesito más té —voceó Trustó, levantando el vaso mientras mantenía la mirada fija en el cuadro.
—Yo lo traeré —dijo Mariana—. Algunos días en eso consiste la mitad de mi trabajo en el museo.
Gastón comenzó a gruñir de nuevo tan pronto como ella salió de la habitación:
—¿Qué miércoles estás haciendo? Esto no es un capítulo de novela, Peter. Se nota que te estás divirtiendo, y que te guste pasar el tiempo con Espósito. Pero...—Hoy se apellida Martínez. No lo olvides.
—Lo haré si me vuelve a llamar «Harvard». Pero dijiste que habían encontrado veintisiete expedientes. Eso viene a ser, ¿cuánto, unos cincuenta millones de dólares en obras de arte y antigüedades robadas?
—Algo por el estilo.
—Esto es serio. Hay gente que ya ha matado por esto, y sabemos que tienen acceso a esta casa. Tú casa, Peter.
—Ya sé, Gastón. Y por eso mismo hago esta petición. —Tomó aire despacio, obligándose a relajar las manos—. Odio ceder el control.
—Procederé como quiera que prefieras, amigo. Pero estás asumiendo riesgos innecesarios y si lo haces para impresionar a tu novia, no creo que llegues nunca a ponerte a su altura en lo que a descarga de adrenalina se refiere.
Detestaba cuando Gastón tenía razón.—Veamos qué pasa hoy —respondió—. Si Trustó dice que el Matisse es una falsificación, entonces la investigación de Mariana y mía era o bien errónea, o Ivo no nos sirve para demostrar nada.
—¿Es auténtico?
—Mariana así lo cree, y el expediente estaba aquí... y actualizado.
—Hablando de Espo... de Martínez, le conté a Rochi quién es.
«¡Ay, Dios!»—¿Y?
—Y a Rochi le gusta de todos maneras. Le preocupa que salgas mal parado, pero le gusta Lali.
—Dile que no se preocupe por mí. Puedo cuidar de mí mismo. —Juan Pedro miró al ocupado director—. ¿Por qué piensa que saldré mal parado?
—Dice que seguramente Lali no está acostumbrada a quedarse en un mismo lugar por mucho tiempo. De hecho, dice que probablemente es más inquieta que tú.
—¿Qué más dice?
—Se supone que no debo contártelo, pero no ve mucho futuro para ti y una ladrona habitual. Uno de los dos tendría que cambiar, y sabe que tú no lo harás, y no cree que Espósito pueda hacerlo.
—Bueno, no le cuentes que he dicho que ha sacado demasiadas conclusiones basadas en una corta cena y que la gente sí cambia.
—¡Dios! Me siento como si estuviera en el colegio. Rochi y tú pueden ir a almorzar y comparar apuntes, porque yo no quiero estar en medio de...
Mariana volvió a entrar, con una bandeja de jugos en sus manos.—Cierra la boca —dijo Juan Pedro entre dientes.
—Té de frambuesa para Ivo, agua para Gastón, una gaseosa para mí, y Hans se ha empeñado en que al señor Lanzani le traiga una cerveza sin alcohol bien fría. —Le entregó a cada uno lo suyo, luego se apoyó contra el brazo de Peter mientras abría la tapa de su coca cola y tomaba un sorbo—. ¿Se sabe algo ya? —susurró.
—Por el momento, no —respondió Peter, con cuidado de no moverse. Algunas veces se sentía como un cazador tratando de atraer a un ciervo hasta una trampa. «No te muevas, o recordará que estás ahí y huirá.»
—Sigo pensando que tenemos que llamar a Castillo —intervino Gastón.
—Esperemos a ver qué dice Ivo —insistió Mariana—. He estado pensando. Si Ivo evalúa correctamente el Matisse, deberías contratarle a él, o a alguien, para que examine cada antigüedad y obra de arte que tienes. No porque puedan ser falsas, sino para confirmar a todos que el noventa y nueve por ciento de tu colección permanece intacta.
—¿Y publicitar todo este fraude?
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Arte Para Los Problemas(LALITER)
FanficMariana Espósito, la mejor ladrona de obras de arte, tiene como próximo objetivo una delicada tablilla troyana que pertenece a Juan Pedro Lanzani, un empresario multimillonario. La operación se ve truncada cuando es descubierta en medio de la noche...