Se despertó con parte de su cara tapada por una manta de pelo marrón. Se la quito intentando cerrar los ojos por la mitad para que la luz no impactara tanto en su mirada. Intentó darse media vuelta, pero en cuanto puso la mano a su lado notó un cuerpo, un cuerpo que pertenecía a Pablo.- Mierda..- Susurró.- Sara se impulsó para caer al suelo sin hace ruido y sin mover la mantas. Pero todo esfuerzo por no despertar a Pablo fue en vano.- Buenos días.- Pablo, ¿por qué cojones estás en mi cama?- Te quedaste sobada, así que te traje hasta aquí, y supongo que yo también me quedé sobado.- Sonrió.- Ah bueno, pensaba.- Rieron.
- ¿Y hace cuanto que no os veis?- 1 año, creo recordar.- Que triste.- Marlene levantó los hombros, como quien no quiere la cosa.- ¿Por qué lo dejasteis?- Cosas.- Se mordió el labio.- Ya.- Marta no insistió.- ¿Irás al baile del hospital?- Supongo.- Vaya..- Marta titubeó un poco.- ¿Recuerdas algo, ya?- La verdad, no.. Pero tengo una sensación rara en mi estómago cuando veo a Pablo, llámalo mariposillas.
- Quiero que sepas que esto no significa nada.- Elena y David estaban tomando un café.- Lo sé.- Sólo lo hago por la niña.- David puso los puños sobre la mesa, emitiendo un pequeño sonido un tanto molesto.- Vamos a ver, Elena, la niña no tiene nada que ver ahora mismo. No estamos hablando de ella, no sí quiera la hemos nombrado, así que explícame que es eso de que sólo lo haces por ella.- David estaba frustrado, echaba de menos a su esposa, y parecía que cada vez ella estaba más distante.- Tengamos la fiesta en paz, David.- No se de que fiesta hablas, ni si quiera me miras como la primera vez.- Elena suspiró fuerte.- Será por que ya no somos críos, y los sentimientos se marchitan.- David la miró fijamente.- Los sentimientos no son flores, los sentimiento perduras siempre tras mi,es de corazas que vamos poniendo de por medio, pero que sepas que yo te quiero como la primera vez; Lo prometí, y yo no rompo promesas.
Se acercó, con unas gafas, ocultando su rostro, al mostrador de recepción.- Pablo Rial, por favor.- ¿Perdón?- ¿Cuál es la habitación de Pablo Rial?- La 207, 4ta planta.- Gracias.- Subió la escaleras con cierta prisa, y escondiéndose de algo, o de alguien. Entonces, tropezó con un chico de complexión fuerte, y guapo, muy guapo.- Oh, disculpa.- Se rió él. Ella reconoció la voz, y subió la mirada hasta la cara de Pablo. Entonces se miraron fijamente, con melancolía.- Gi...- Ella lo cortó, abrazándolo.- Pablo.. Te echaba tanto de menos.- Cerró los ojos, sintiendo por completo aquel abrazo, lleno de "echar de menos".
Le dio al play, poniendo a tope aquella canción que le recordaba tanto a ella. Entonces, entró por la puerta.- ¿Todavía la escuchas?- Sara se sobresaltó, se había llevado un buen susto.- Sólo de vez en cuando, para recordar.- Yo ya no recuerdo nada.- Tal vez no quieres hacerlo.- Marlene se sentó en la cama, y Sara enfrente, en una butaca.- ¿Quieres hablar?- Sara ni la miró.- ¿Tú qué crees?- Marlene suspiró fuerte.- Sara, no lo entendiste, y no lo entiendes.- ¿Y cómo quieres que lo entienda? ¡Me dejaste sin razones, no pude reaccionar, ni si quiera negarme, te fuiste, desapareciste!- No lo hice por que fuera mal lo nuestro, yo te quería mucho..- Lo nuestro era magia, y tú lo estropeaste con tus trucos baratos.- Sara, míranos, lo nuestro no podría haber acabado bien.- ¡Ni sí quiera lo intentaste! Simplemente te rendiste; supongo que por que me volví una cocainómana, o por que en el fondo siempre supe que esta mierda de enfermedad acabaría contigo, con lo que fuiste.- Sara, ¿lo sabías?- Era difícil no saberlo; no comías nada, engañarías a tu madre, pero a mi no; supongo que no lo impedí por el mismo motivo por el cual tu no impediste que me volviera drogadicta.- Sara, sigues sin entenderlo. Yo haría que tu acabarás contigo misma.- Y por ese motivo tú estás así, ¡mírate, no queda nada de la Marlene de la que yo me enamoré! Y lo peor es que todavía lo sigo.- Sara no pude evitar...- La cortó.- Te he dicho que estoy enamorada y sigues soltándome cosas que no pienso escuchar.- Verás, yo..- Déjalo.- Se levantó y empezó a caminar hacia la puerta. Entonces Marlene la agarró de la muñeca, le dio la vuelta, y la besó. Sus ojos se cerraron al compás. Marlene susurró.- Te quiero.
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Para siempre.
JugendliteraturSu relación es complicada. Diversos problemas irrumpen en sus vidas. Es la historia que te hará creer en las historias de amor. ¿Serán capaces de olvidar?