- Buenos días.- Sus cabellos dorados se movieron a compás de su cabeza.-¿Estás cansada?- Los ojos negros de su madre se vieron cara a cara con los suyos.- Un poco.- Se acomodó los rizos y pestañeó repetidas veces.- Si quieres puedes descansar un poco más.- Marta realizó un movimiento con la cabeza de negacion.- Te prepararé un té de menta.- Elena se dirigió a la puerta y la abrió.- Mami, ¿ha llamado alguien?- No.- Cerró la puerta. Marta se acarició los brazos. Su piel estaba áspera, los poros de su delicado cuerpo estaban reivindicando el frío que la ventana dejaba pasar. Marta se levantó y se colocó una manta sobre el cuerpo, dejando los hombros a descubierto; sus ondas rubias cubrían sus clavículas.
La luz se asomó por el hueco que la cortina no cubría. Sara distinguió la figura palida y inmóvil de Pablo.- ¿Que ocurre?- Pablo saltó en su silla.- Sara, que susto me has dado.- Pablo se levantó y se acercó a la camilla.- Te habías quedado en las nubes.- Pablo acomodó el pelo de Sara y dejó que sus largas melenas recorrieran sus hombros.- Me has dado un susto con lo de los puntos.- Forzó la sonrisa.- No imaginaba que se me fueran a abrir tan solo por ir a por un té.- Sara bromeó.- Ahora si que haces reposo total eh, nada de salir de esta cama.- ¿Ni para mear?- Ni para mear.- Pablo colocó la manta que tenía en su sillón sobre la camilla de Sara.- Descansa.- Se dirigió hacia la puerta de la habitación.- Volveré en un rato.
Marta bajó los escalones muy despacio. Recordaba que hoy no era un día cualquiera, pero supuso que no, precisamente, iba a ser mejor.- Su madre tenía el bolso de Gucci que su, pronto ex marido, le había regalado.- Cariño tengo que ir a casa de Betty, ¿me acompañas?- Marta asintió. Cogió su chaqueta de lana roja y ambas salieron por la puerta.- Hace frío. Se nota que es enero.- Marta rió.- Elena arrancó el coche.- ¿Que planes tienes hoy?- Marta negó con la cabeza.- Nada.- Elena sonrió.
-¿Está todo listo?- La pequeña abrió sus enormes ojos marrones. Su madre asintió.- Solo falta Pablo.- Allí apareció; los ojos de todos el mundo se vieron reflejados en los suyos. La pequeña se acercó y le tiró de la chaqueta.- Llegas tarde.- sonrió. Pablo se colocó en el fondo, entre sillas y mesas sin colocar, esperando que por aquella puerta, se acercara alguien, alguien especial.
- Mamá la casa de Betty no es por..- Ya, cariño ya, pero antes tengo que pararme en un sitio.- Mamá, sorpresitas no eh, que sabes que las odio, además, no estoy de humor.- Cariño, sabes que no te hago sopresas, que las odias.- La mentira colaba, aun que fuera una mentira absurda, pero Marta tampoco estaba de humor para pensar. Salieron del coche.- ¿Vienes?- Marta asintió y cerró la puerta del copiloto. Pronto su madre abrió una puerta grande, y todo dentro estaba oscuro. Las luces surgieron de la nada, y miles de voces empezarona entonar una canción de cumpleaños feliz. Varias personas se acercaron a saludar a Marta, y ella, a pesar de que no era un día perfecto, sonrió. Tras unas figuras, distingió la cara pálida y los ojos verdes-azules de Pablo. Marta abrió la boca.- Pablo..- El se acercó con sus muletas.- Hola cielo.- sonrió. Marta, inconscientemente, abrazó a Pablo, y de inmediato se dió cuenta de que no debía haberlo hecho, pero no lo soltó.- Echaba tanto de menos esto..- Marta volvió a sonreír y a abrazar a Pablo con más fuerza.- Lo siento.- dijo en bajo.- No te disculpes.- Marta lo soltó y juntos se fueron a una esquina a hablar.
Marta había salido con Pablo de allí. Varios adornos que había en la puerta se calleron. Elena corrió tanto como pudo hacie la puerta.- Pablo.- Pablo la miró.- No olvideis volver.- Pablo asintió.- Se subieron en el coche y Pablo se puso al volante. Se suponía que no debía conducir todavía pero en ese momento le dió igual. Era invierno ya; la nieve cubría los bordes de carretera y las luces de navidad iluminaban la calle oscura.- ¿Has pensado en como los momentos escapan?- ¿Y tú en como se podrían evitar esos momentos?- Marta se desabrochó el cinturón. La calle estaba solitaria, solo un par de coches circulaban. Pasó una pierna por encima de Pablo y acercó sus labios a su oreja. Susurró algo que no se entendía bien. Marta besó a Pablo.- Y también en como se aprovechan.- Un camión se creuzó en su camino. El cuerpo de Marta atravesó el cristal, y aterrizó en la carretera. Sara se despertó.- ¿Qué ocurre Sara?- Su cara reflejaba verdadero pánico.- He, he tenido u.. una visión o un sueño, no, no estoy segura..- Sara estaba muy nerviosa.- Tengo que irme.- Sara no puedes.- Mamá, por favor.- Está bien, te llevaré a donde necesites.- Ambas se subieron al coche.- Mamá, date prisa.- Estaban pasando por una de las carreteras con las que Sara había soñado, y entonces la vió, a ella, en una camilla, con los ojos cerrados y una gran cantidad de sangre chorreando de su nariz. A él, inconsciente; y a varios auxiliares, médicos y ambulancias, luchando por recuperar la vida de Marta.
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Para siempre.
Ficção AdolescenteSu relación es complicada. Diversos problemas irrumpen en sus vidas. Es la historia que te hará creer en las historias de amor. ¿Serán capaces de olvidar?