18. Si decides quedarte.

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Subieron juntos a la azotea. Ella seguía agarrada a Pablo, como sí esa fuera la última vez en la que se iban a ver.- ¿Qué tal tu nueva vida?- Gina sonrió.- Estupendamente, pero te echaba de menos.- Pablo pasó su brazo por el hombro. Se sentaron en el bordillo.- Supongo que yo también estoy bien.- Gina sonrió de forma triste.- Pablo, la echo mucho de menos.- Gina colocó sus manos en su cara, intentando ocultar que sus ojos extrañaban a aquella chica que un día se hizo llamar Érike.- Mi corazón no puede olvidar, lo que mi mente ya ha olvidado. Ella fue un gran apoyo para mí.- Gina secó sus lágrimas, provocando así que sus ojos se pusieran negros con el rímel.- ¿La echas de menos?- Gina miró a Pablo, quien estaba mirando fijamente hacia el horizonte, intentando aguantar que sus ojos no volvieran a recordar el dolor que le causaba pensar que ella ya no estaba aquí.- Me duele pensar que ella se ha ido.- Pablo ni la miró, solamente secó sus ojos.- No es justo para nadie.- Gina miró al horizonte, cual también miraba Pablo.- Pablo, me voy a ir.- ¿A dónde? ¿A tu hospital?- No Pablo.- ¿Te irás por un tiempo?- Gina suspiró.- Algo así, pero esta vez..-Gina tragó saliva.- no voy a volver.

Pestañeó una y otra vez. Marlene estaba en frente, cubierta hasta el pecho con una sábana, con los ojos cerrados.- Eres preciosa.- Susurró en el silencio. Se levantó poco a poco de la cama, intentando evitar que se despertara. Se colocó el sujetador y se puso el pijama del hospital. Encontró dos porros en su bolsillo, miró a Marlene y los tiró a la papelera. Besó la frente de Marlene y salió de la habitación caminando muy despacio.

Sus ojos grandes miraban fijamente fotografías que no podía recordar, imágenes que ella no imaginaba. Pablo entró por la puerta.- Buenos días.- Marta se sobresaltó.- Oh, hola.- Sonrió. Pablo estaba nervioso, temía que esa mujer no volviera a acordarse de lo que un día fue un amor único en la vida.- ¿Te apetece desayunar?- Ah sí, bien, vayamos.- Dejó el álbum apartado a un lado y se levantó de la cama. Juntos fueron hacia la cafetería.- Un capuccino.- Pablo se sorprendió.- Hacía meses que no lo tomabas.- Bueno, ya no me acuerdo de lo que solía tomar.- Rió tímidamente.- Yo un té de limón, con hielo, por favor.- Marta lo miró fijamente, intentado encontrar en sus ojos algo más que la mirada.- Pablo, ¿te puedo preguntar algo?- Pablo asintió.- Adelante.- ¿Por qué te enamoraste de mi?- Pablo se quedó pensativo, y entonces su mirada cambió; en esa mirada había sentimientos.- Por que eres la única persona capaz de completarme. Por qué me transmites cosas con la mirada que jamás había notado en nadie; y por que eres la persona que me ha hecho sentir más cosas en un solo segundo que todo el mundo en horas y horas.- ¿Sabes? Cuándo estoy contigo haces que mi corazón recuerde lo que mi mente ha olvidado.- Marta sonrió. Pablo le acarició la mejilla.

Tocó la puerta y entró.- Hola.- Ella estaba sentada en una butaca, escribiendo un especie de diario.- Buenos días.- Caminó en silencio hasta la butaca que estaba en frente de Sara.- Sara, lo de ayer..- Sara la miró.- Un desliz, ¿no?- Marlene suspiró.- No.. Verás yo no sé si quiero..- Sara volvió a continuar la frase.- Acabar como antes.- Marlene la cogió de la mano. Sara se la retiró.- No has cambiado nada.- Sara..- Sara se levantó, la miró y suspiró fuerte.- Tú dirás.- Se dio media vuelta. Marlene se levantó y la cogió de la mano.- Dije que te quería.- Sara la miró, aguantando las lágrimas.- Y ahora te acobardas.- No Sara, pero las cosas han cambiado.- Una lágrima se deslizó por el pómulo derecho de Sara. Marlene se la retiró con el dedo.- Sara, quiero que empecemos de cero.- Yo no sé sí quiero empezar de cero.- Sara cerró la puerta.

-Te voy a echar de menos, bichito.- Gina sonrió. Sus ojos estaban rojos, consecuencia de todo el tiempo que se había pasado llorando.- Pablo, si no me voy, no voy a poder superar esto, entiéndeme.- Pablo sonrió de forma triste. Sus ojos estaban llenos de agua.- Si te dejo ir, es por que se que lo necesitas.- Gina lo abrazó fuertemente.- Espero verte de nuevo.- Gina besó la frente de Pablo.- Gina, quiero que tengas esto.- Pablo le entregó un colgante con una caracola que, en su interior, tenía dos nombres grabados: Érike y Pablo .- Va por los que has dejado atrás.- Besó la mejilla de Gina.- Te echaré de menos.- Gina sonrió tristemente.- Adiós, Pablo.

Para siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora