Besó su frente y la arropó con una manta de pelo grisáceo y dio media vuelta para salir de la habitación. Sara esperaba fuera.- ¿Cómo la has visto?- Myers suspiró.- No lo sé, la verdad, no tengo idea de lo que podría pasar.- Sara pasó su mano por el hombro de Myers.- Vamos.- Myers la acompañó.- ¿Has llamado ya a Pablo?- No, la verdad, me temo que se estará preocupando.- Y más que se va a preocupar.- Entraron en una pequeña sala de reunión para enfermos y familiares, y cogieron un café de la máquina.- Esto es una mierda.- Sara asintió.- Y que lo digas.
¿Cuál te gusta?- No se.- se rió tiernamente.- nunca he ido a comprar joyas, es la primera vez.- parpadeó varias veces seguidas.- Yo es que..- ¿Cuál es su color favorito?- El amarillo girasol.- La chica de la tienda dudó.- Mmm.. Este.- La muchacha, apodada Laura, sacó de una caja un precioso colgante de doble cadena dorada, con dos rubíes amarillos. Marlene lo miró asombrada.- Es precioso.- Entonces, ¿le gustará?- Marlene asintió.- Le encantará.- Laura lo introdujo de nuevo en la caja y lo envolvió en papel de regalo estampado con flores, propias de la primavera. Marlene pagó.- Gracias.- sonrió.
Era inútil, cada movimiento e impulso que hiciera, inútil. El dolor era agudo. Un dolor punzante en la boca del estómago, amargo, como si tuviese una espina clavada. El tórax le dolía, y tanto, el aire entraba dificultosamente en sus pulmones, y estos, tardaban tiempo en asimilarlo; se "atragantaban". Una enfermera estaba tumbada en un sillón blanco, junto a su lado, con un hilillo de baba deslizándose por su labio inferior. La máquina hacía un ruido espantoso, que entraba en sus oídos como cuchillas, y salían como cristales rotos, cada sonido peor que el anterior. Una serie continúa de "pis" taladrando sus tímpanos; al menos estaba consciente, pensó. La enfermera despertó debido a que su walkie-talkie empezó a hablar. No paraba de decir ..emergencia..emergencia.. como sí alguien se estuviese muriendo; entonces pensó, -tal vez yo no estoy tan mal, al parecer-. Su corazón latía rápido y fuerte, como una bomba de relojería que había sido arreglada una y otra y otra vez, ya que era irrompible, pensó si su corazón también, y si, algún día se libraría de esta vida.
No estaba al corriente de nada, así que actuaba normal, un café por la mañana, un par de tostadas y de vuelta a la rutina; pasaría un tiempo con Marlene, visitaría a la pequeña Melanie, con la que ya había cogido algo de confianza y esperaría poder encontrarse con Marta e intercambiar algunas palabras. Se cruzó con Marisse, la jefa de planta, y recordaron viejas escenas ya pasadas. Ella había cambiado de ser una persona horrible, a ser de las más amables que el había visto, Marisse siempre había sido buena, pero no lo sabía, ni ella, ni nadie. Se despidieron. Pablo llamó a Marlene.- ¿Cómo estás bicho?- Al otro lado de la línea se oían risas tontas.- Mmm.. Se podría decir que bien, ¿quedamos?- Me gusta la idea.- Tengo que ver a Sara, pero antes nos vemos, ¿te parece?- ¿y dejarme plantado? Mmm.. No sé..- se empezó a reír.- Claro, ¿a qué hora?- Espérame en C'est fini mon amour.- A y media.- Colgaron a la vez puesto que no tenían más que decirse. Pablo recogió su bolsa, y cogió rumbo a C'est fini mon amour.
Su cabeza daba vueltas y vueltas, y Sara no paraba de mirarla fijamente, como intentando que se sintiera culpable de lo que ahora mismo la hacia prisionera. Myers sonreía, estaba contento después de todo. La enfermera carraspeó la garganta intentando llamar la atención, y una vez mirando todos, dijo:- Yo iré a echar un vistazo por los pasillos. Llamadme sin necesitáis algo.- Greta abandonó la habitación y el silencio se apoderó de cada rincón. Myers comentó algo por lo bajo, que no se pudo distinguir. Sara, sin poder contenerse más.- estúpida, podrías haber provocado una desgracia, ¡qué digo! Ya la has provocado, mira a tú al rededor, no sólo tienes que preocuparte por ti, egoísta, tienes a Pablo, el cual no tiene ni idea de donde estas, y da gracias de que todavía no lo sepa, si no te abría matado el mismo.- Myers le lanzó una mirada asesina, advirtiéndole de que sus palabras habían sido duras, pero Sara era orgullosa, así que no pidió disculpas.- Marta, ¿cómo te encuentras?- Bien, Myers, gracias.- Sus ojos estaban llenos de ternura y lástima.- ¿Necesitas algo?- Marta suspiró.- Salir de aquí.- Sara volvió a hacer de la suyas.- Idiota, ¿qué quieres salir de aquí? Já! ¡Por tu culpa estamos aquí! Sí fuera todo tan fácil te tiraríamos bajo un puente y nos desentenderíamos de ti, ¡así no dabas más la lata!- Sara dio un portazo y se fue.- Perdónala, para ella esto es muy difícil, sólo esta preocupada.- Marta asintió.- pero tiene razón, lo que has hecho una barbaridad, y.. No quiero darte la charla, pero Marta, tú no te mereces ponerte en peligro.- Marta lo miró con crueldad, sus ojos lo decían todo, pero su mente quería callar, por que sabía que lo que venía a continuación le haría daño a Myers. Llena de ira dijo.- ¿Sabes? ¡No estaría aquí de no ser por ti y por tus estúpidas y sucias mentiras! Tú viste lo que hizo tu hermano, y tú no estabas ahí para protegerme.- Su timbre de voz llenó toda la habitación de rabia. Myers estaba inmóvil, sin decir nada, sin parpadear, sólo miraba al frente, con lágrimas en los ojos. Estuvo como 5 minutos parado, sin hablar, y Marta tapada bajo una manta, escondiéndose de la realidad. Myers, sin decir nada, cerró la puerta y se fue. Marta se destapó y se incorporó bruscamente, entonces, un dolor agudo recorrió su abdomen.
-Wherever you go, wherever you are...- Marlene cantaba ajena a todo lo que ocurriera en un hospital a unas cuantas manzanas de allí; Tenía pensado entrar en el bar, tomarse unas cañas con Pablo y llamar a Sara, para charlar un rato. Entró por la puerta, y vio a Pablo hablando con una chica de largo pelo castaño.- Marlene.- Dijo, entonces, levantó su mano para que ella se dirigiese a junto suya.- Esta es Miranda. Miranda, ella es Marlene.- Se dieron unos besos.- Miranda es amiga de Gina, la chica de la que te hablé. Ha venido para decirme que va a volver durante un tiempo.- Entonces la chica tomó la palabra.- Sí, verás, Gina ha decidiiiido volve pur que..mmm- se pensó un rato cual era la palabra correcta.- ext..exr..extrrrallaba la chiudad y su gente.- Su dicción no era perfecta, es más, era espantosa, pero era su primera vez en España.- Se dice extrañaba.- La corrigió, entonces Miranda se empezó a reír.- Perdonama, ies que nu tengo muchia prráctica- Marlene sonrió, y se apresuró a decir.- No te preocupes.- Bueno chicos, esperro ca disfrutéis, ma voy, encantada de veros.- Se incorporó, y dió un beso a cada uno.- Hasta pronto.- Adiós.- Dijo Pablo.- Talue'.- Dijo Marlene.
Hoy era viernes, viernes 13 de mayo.
ESTÁS LEYENDO
Para siempre.
Novela JuvenilSu relación es complicada. Diversos problemas irrumpen en sus vidas. Es la historia que te hará creer en las historias de amor. ¿Serán capaces de olvidar?