7. Querida Melanie..

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- ¿Te puedes creer que hace a penas unas horas mi vida de tí? Tú me sujetabas.. Y ahora, ahora ya puedo respirar tranquila, ahora sé que sobreviviré. Sus ojos estaban repletos de lágrimas que todavía no habían iniciado su descenso por sus sonrojadas mejillas.- Marta, es bueno que te desahogues, pero no quiero que te centres solo en eso, ahora tú ya estás bien y sólo queda mi estúpida pierna, ya no tendrás que preocuparte de ese tumor, desaparecerá en dos semanas.

Marta caminaba por el pasillo sola, esperando que las horas en ese repulsivo hospital pasasen. De pronto una silueta se cruzó en su camino, era rápida como la luz, parecía ser una niña asustada.- Tranquila, no tengas miedo, me llamo Marta.- Una cabezita se asomó por la esquina de la puerta.- Yo.. Yo soy Melanie.- La pequeña sonreía con timidez.-¿Porqué te escondes?- Es que..- La pequeña salió de su escondrijo.- Eres muy guapa.- Marta sonrió.- La pequeña Melanie se quedó observando la zona morada del pecho de Marta.- No tiene importancia, sólo es una tontería.-¿Y entonces porque estás aquí?- Los ojos de Melanie transmitían inseguridad.- Verás, mi novio ha tenido un accidente y yo estuve en coma un tiempo, pero ya estoy bien.- ¿Y porqué todavía sigues aquí?- Melanie era una niña muy preguntona.- Porque..- ¡Melanie! Vamos, tenemos que ir con el doctor.- La voz de Isabelle, la madre de Melanie, interrumpió a Marta, así que esta se apresuró a decir.- Espero verte pronto, Melanie.- Sonrió y continuó su camino.

- Perdone, ¿Dónde está Pablo?- Marta estaba en la habitación y Pablo no estaba, sólo la señora de la limpieza.- Se ha ido.- La señora ni si quiera la miró. Marta abandonó la habitación.

¿Podría ponerme un té con hielo? Gracias.- Pablo miró al camarero con frialdad. En la otra punta de la barra había una chica morena, con el pelo caído por los hombros y sus ojos brillaban como la luz del sol. Pablo se acercó.- Hola.- La chica le sonrió.- Hola.- Pablo le devolvió la sonrisa.- Me llamo Gina.- ¿Gina? No suena español.- Y no lo es, soy italiana, llevo año y medio en España.- Pues hablas muy bien español.- Gracias, lo practico mucho.- Gina sonrió.- ¿Y tu nombre es..?.- Pablo.- Pablo se acomodó el pelo.- Bonito nombre.- Gracias.- Y dime..¿Qué te trae por aquí?- ¿Por la cafetería?- No, por el hospital.- Gina se rió.- Oh, pues.. Pablo se giró para que Gina pudiera ver su única pierna.- Oh yo..- No te preocupes, no tienes porqué sentir compasión, estoy bien. ¿Y a ti que es lo que te trae por aquí?- Mi hermana, cáncer, mi hermana tiene cáncer de esófago, uno de los peores, pero al parecer va bien.- Gina sonrió con ternura.- Yo..- Si yo no tengo derecho a sentir compasión, tú tampoco.- Los ojos de Gina reflejaban un brillo especial. Cogió un bolígrafo de la barra y movió la mano de Pablo con delicadeza.- 742..- Llámame cuando necesites alguien con quién hablar.- Gina sonrió y se fue.- ¿Volveré a verte? Pablo gritó entre la multitud.- Puede.- Dijo Gina antes de abandonar la habitación.

- Eh, pequeña, despierta.- Pablo estaba intentando despertar a Marta, que estaba tirada en un sofá improvisado con unas sillas del comedor.- Pablo, te eh buscado por todas partes..- Yo, he.. He conocido a alguien.- ¿Quien?- Decía Marta mientras frotaba sus ojos.- Nadie importante.- La voz de Pablo no era clara.- Tus padres han llamado hace un rato, dice que te vendrán a ver mañana por la mañana, tienen que decirte algo.

- Bien, en principio todo va correcto, un par de semanas más y..- ¿Dos semanas más? Antes eran sólo 6 días ¿y ahora 14? Jamás saldré de esta mierda.- Pablo mostraba su enfurecida rabia.- Pablo, hacemos todo lo posible por ti, sí sales de aquí precipitadamente podrías..- ¿Morir, no? ¿O sea que sí salgo de aquí la palmo? Pues prefiero palmarla ya que vivir aquí el resto de mi vida.- Pablo dio un portazo al salir.

- Gina.. Sí, no sé su apellido, sé que su hermana está aquí con cáncer y..- Mmm.. Érike Bassani, y su hermana es Gina Bassani, habitación 127, primera planta.

La hermana de Gina, Érike, estaba durmiendo, Gina no estaba, seguramente habría salido a comprar alguna revista al quiosco. Pablo colocó un ramo de rosas rojas frescas en la mesa de Érike, se sentó en la silla y esperó a Gina.

- Eh tú, dormilón, despierta.- En cuanto Pablo abrió los ojos se encontró con los de Gina.- Hasta te quedas dormido en las sillas.- Gina sonrió.- Mira, esta es mi hermana Érike, ella habla un poco mejor el español, lleva casi tres años aquí.- Hola Pablo, encantada.- Érike era guapísima, unos enormes ojos azules y una sonrisa impecable, era preciosa.- Ho..Ho..- Todos se quedan estupefactos al ver a mi hermana.- Érike no tenía pelo, estaba calva, eso conmovió a Pablo.- Hola Érike, eres muy guapa.- Gracias, pero ahora ser guapa no me sirve de mucho.- Érike se lo tomaba con humor.- ¿Qué te ha pasado en la pierna?- Los ojos de Érike reflejaban ternura.- Tuve un accidente de coche y me la amputaron, era eso o morir.- Pues yo tengo cerca la muerte.- Érike sonreía.- ¡Érike! No digas eso imbécil, estás bien.- Gina estaba triste.- Por ahora, me dan recaídas de vez en cuando, y cada vez son peores, pero por ahora estoy bien.- Érike, de verdad que lo siento..- Pablo estaba realmente afectado.- No te preocupes, si yo puedo sonreír todos deberías hacerlo.- Y me cuesta decir que tienes razón eh, idiota.- Gina sonrió y besó a su hermana en la frente.

- Es usted la madre de Melanie, ¿verdad?- Oh sí, tú debes de ser Marta, Melanie lleva todo el día hablando de tío dijo que vendrías a verla, yo no lo creí y..- Y aquí estoy, se lo prometí y cumplo mis promesas.- Gracias por venir.- Hola Melanie.- ¡Hola! Mamá, te dije que vendría, ¡te lo dije! Yo tenía razón mamá, vino a visitarme.- Melanie estaba muy contenta.- Marta, has venido, gracias.- Melanie le dio un gran abrazo a Marta, esta se sintió tan arropada como cuando en las largas tardes de invierno su abuela le preparaba ese chocolate caliente, que ahora, echaba tanto de menos.- ¿Qué tal estás, pequeña?- Bien, muy bien, he estado hablando con un chico muy guapo, ¿sabes? Tiene 12 años y está en la quinta planta.- Oh, que bien, ¿tu madre lo sabe?- ¡No! No se lo he contado.. Estos días está muy triste.- ¿Porqué?- Me empiezan a fallar los dedos.- Marta miró a la pequeña y entonces entendió que no estaba allí por casualidad.

Para siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora