Para siempre.

25. Tener la mente abierta.

Nieve.- Gritó con ilusión. Su madre la miró con tristeza y compasión. Melanie estaba cambiada, ya no sonreía ni hablaba con nadie. No caminaba, tenía una silla de ruedas. No movía sus manos, y sus brazos los movía muy poco. Ya no era la Melanie que Marta había conocido. La esclerosis se la había llevado.

Comprobó que no la seguía nadie. Apagó el móvil y lo metió en el bolsillo derecho de su chaqueta. Miró al frente y siguió caminando hasta llegar.- Rata¿lo has visto? Lo estoy buscando.-¿Buscas material, es eso? Yo conozco a alguien que..- No, joder, ¿lo sabes o no?- respondió un poco borde.- no, lleva días sin aparecer, la pasma pasa cada media hora a vigilar desde que..- Entiendo.- siento no poder ayudarte, ¿quieres?- Sara miró para el pequeño trozo de papel metálico que contenía el polvo que la hacía soñar. Dudó.

Respiraba y hacía esfuerzos inútiles por evitar el dolor intenso en su abdomen. Dolía, y mucho. Suspiraba. Miraba a Myers, él le devolvía una mirada reprochadora. No sentía nada,a excepción del dolor. Ni tristeza, ni alegría, ni pena..era insensible. Decidió intentar hablar y no lo hizo. Le dolía cada parte del cuerpo con tan solo abrir la boca, con mover los músculos, con vivir.

Se paró en seco mientras vio pasar el coche de Gina. Miró su móvil y dudó en llamarla. Lo hizo.- Pablo, por favor, Pablo, escúchame.- Adelante, te escucho, no tengo nada mejor que hacer.- Se sentó en un banco cercano.- Donde estás Pablo, dónde? Voy ahora mismo, te lo explico todo.- Estaba histérica.- Parque Alameda, ven, rápido.- Colgó. Su rostro estaba serio y triste. Su mirada estaba perdida y nostálgica..- Gina..,-suspiró.

Miró su teléfono; como era de esperar, la llamada era de Marlene. Sara no quería hablar. La ignoró y volvió a guardar el teléfono en el bolsillo de la chaqueta.- ¿Hace cuánto que estabas limpia?- Preguntó 'Rata'. Sara lo miró y encogió los hombros.- Qué importa.- Cogió la tarjeta que abre la puerta de su habitación. Inhaló fuerte. Ya no recordaba como se sentía volver a probarla. Su móvil seguía sonando. Se tumbó en el suelo despacio, al lado de su colega. Su cabeza comenzó a proyectar imágenes de Marlene, en un pasado que compartieron juntas. Buenos recuerdos impregnados por la droga.

Marlene estaba nerviosa. Sentada en la cafetería del hospital. Entrelazando sus dedos con la trenza de raíz. Revisaba el teléfono pero nadie le había enviado nada. Llamó una y otra, y otra vez a Sara. Tampoco contestaba. La chica que estaba a su lado la miró con lástima.- Oye, yo no he visto nada pero.. si no te contestan, no te merecen.- Marlene levantó la vista del teléfono y sonrió tímidamente.- Ya estoy acostumbrada.- Me llamo Gloria, y tú?- Marlene.- Eres de aquí? Es la primera vez que escucho ese nombre.- Marlene asintió.- Lo sé, mi madre es holandesa, pero yo he nacido aquí.- Gloria se levantó.- Bueno, tengo que volver al mundo real. Un placer Marlene, nos vemos por al cafetería.- Sonrió.- Nos vemos, Gloria.- Suspiró y volvió a mirar su teléfono. Nada, otra vez.

Buenas tardes Marta. Te hemos hecho las pruebas necesarias para comprobar que todo está bien. Aun que la herida del arma ha sido profunda, hemos podido actuar a tiempo y estás fuera de peligro. Sin embargo, hemos descubierto algo. No hemos podido contactar con ningún familiar para darles la noticia.- ¿qué noticia doctor?- Marta estaba nerviosa.- Verás...Estás embarazada de cuatro semanas, Marta. Pero temo decirte que será un embarazo de alto riesgo, dado que la herida podría haber afectado al feto. Pensábamos pedir tu traslado a tu antiguo hospital, para tu comodidad, y teniendo en cuenta la gran unidad de maternidad que tienen allí. ¿Qué opinas?.- Marta estaba en blanco. Su corazón se empezó a acelerar, y le costaba respirar. Un ataque de pánico.