ᴘᴇʀʀɪᴛᴏ

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ᴘᴇʀʀɪᴛᴏ

- Ven aquí, perrito, ven, ven, ven.

- Ésto es absolutamente ridículo. - Jaeden gritó desde el baño.

- Claro que no.

- Claro que sí. Y me pica.

Reí al imaginarme a mi novio rascándose como si fuera un perrito... Aw, debe de ser tan hermoso.

- Ya sal. - Pedí.

- No.

- ¡Que salgas!

Les iluminare el camino para que sepan más o menos de que se trata eso.

Mi novio, el sexy chico que estaba en el baño, perdió un juego contra mí en UNO, por lo que lo tocó vestirse de perrito para mí. Pero las cosas no estaban muy bien que digamos, Jaeden era bastante orgulloso como para salir del baño con eso puesto, y menos frente a mi, por lo que me estaba impacientando más de lo usual.

Yo solo quería ver a mi novio de perrito. ¿Cual era el problema?

El sonido de la puerta abriéndose hizo que mis pensamientos se fueran a volar. Ansiosa, ví como el pie de Jaeden, el cual estaba cubierto por una enorme pantufla peluda de perro, dando un paso para salir, y en menos de lo que canta un gallo, ya tenía a mi chico favorito frente de mi.

- No puedo creer lo que mis ojos están viendo. - Me cubrí la boca con ambas manos mientras veía a Jaeden con una expresión de fastidio.

Jaeden se rasco la parte de su pecho con incómoda, estaba tan adorable que me provocaba darle palmitas en la cabeza como si fuese un perrito de verdad.

Vestía el disfraz que le compré, que parecía más una piyama. Era de color marrón claro, y la pancita tenía una mancha del mismo color pero más oscuro. Llevaba puesto la capucha que conectaba con la piyama y de estas salían dos pequeñas y peludas orejitas de perro. Tenía unos guantes grandes y peludos del mismo color del disfraz y zapatos del mismo material. Además, su pequeña y peluda cola se podía ver entre sus piernas por la parte de atrás. Sus mejillas tenían tres rayas que empezaban desde su nariz hasta la parte de atrás de sus cachetes, simulando ser los bigotes de perro. Y un collar de perro con nuestras iniciales adornaba su cuello.

- Jamás en la vida volveré a jugar UNO contigo, tramposa del orto. - Jaeden no se veía para nada feliz con ese disfraz puesto.

Abrí la poca, indignada. - ¿Disculpa? Yo jamás hago trampa.

- Si, claro.

Okey, quizás si había hecho un poquitín de trampa, pero era para una buena causa, ¿No? Ustedes hubieran hecho lo mismo con tal de ver a semejante chico vestido tan adorable.

- Ven aquí, perrito. - Estire mis manos hacia él, pero solo recibí una mala mirada por parte de Jaeden.

- Oye, oye, teníamos un trato: Si me veías vestido de un perro pulgoso, dejarías de hacer trampa en UNO.

Reí, porque en el fondo era mentira.

- Si, pero-

- Ah-ah, nada de peros. Ahora deja de babear y ayúdame a bajar el cierre de éste espantoso traje. - Se dió media vuelta y camino hasta la puerta del baño.

¡No! No podía irse y dejarme así, estaba muerta de ternura y si no le apretujaba los cachetes iba a enloquecer. Por eso no dude en pararme como alma que lleva el diablo y saltar encima de Jaeden antes de que diera un paso más. Parecía una araña comiendo a su presa, solo que ésta presa era mucho más fuerte que yo.

(editando) | ONE SHOTS ; Jaeden Martell ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora