ɴᴏ ᴍᴇ ᴅᴇᴊᴇs, ᴘᴏʀ ғᴀᴠᴏʀ

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ɴᴏ ᴍᴇ ᴅᴇᴊᴇs, ᴘᴏʀ ғᴀᴠᴏʀ

- No... Dime qué no es cierto.

Las lágrimas gruesas bajaban por mis mejillas, mis manos sudaban y mi pecho subía y bajaba violentamente. Ver a Jaeden así era tan doloroso para mí, sentía como mi corazón se chiquito con tan solo verlo así de vulnerable.

Lo amaba, pero ya no podía soportarlo más.

- Solo vine por ropa que deje en el clóset. Después de eso no...-

- ¡No! - Respingo desde mi lugar tú lo miré con los ojos aún nublados de lágrimas. - No, no, no. No puedes dejarme, por favor. No, Mónica.

- Jaeden. - Saqué lo más profundo de mi valentía para poder hablarle fuertemente. - No puedo más con ésto, lo mejor será que dejemos lo nuestro hasta aquí.

Pensé que con decirle eso me dejaría en paz, pero me equivoque. Jaeden empezó a respirar frenéticamente y a negar con rapidez, y ya en ese punto, sus ojos e volvieron rojos, lágrimas bajaban de sus mejillas.

- Pe-Pero yo... No, Mónica ¿Porqué? - Se acercó increíblemente hacia mi, incluso casi llegó a tomar mi rostro pero abofeteé sus manos. - Lo siento, Mónica. Enserio, dame una oportunidad más y yo te prometo que...

- ¡Basta! - Lo detuve. No podía seguir escuchando sus mentiras. - No hagas eso, no... No juegues con mis sentimientos así, Jaeden, porque yo... - Tragué. - Tantas noches que pasé despierta pensando en ti. Tantas veces que te espere para cenar y no llegaste. Tantas veces que estuve ahí para ti y tu... Ni siquiera pensabas en como me sentía, en que quería decirte cuando llegaba de mis clases de baile, lo mucho que quería contarte sobre mis experiencias...

Sollozó, parecía un cachorro abandonado en plena lluvía, en otras circunstancias lo hubiera abrazado y comido a besos, pero ahora... Solo quería irme para no hacer que éste dolor tan fuerte en el pecho se expandiera más. Lo peor era que lo amaba aún, aún me preocupaba por él.

- Ay Jaeden... Me hiciste tanto daño... - Lamí mis labios saldos por culpa de las lágrimas. - ... Pero aún así te amo.

Un brillo apareció en sus ojos, de pronto dejó de sollozar y quiso tocarme de nuevo, más no lo permití. No podia caer.

- Sé que mil disculpas no son suficientes para cubrir el dolor que sientes por mí culpa, pero déjame demostrar que, aún cuando la he cagado, puedo hacerte feliz, mucho más de lo que crees.

Reí con tristeza. - Te dí una, dos, tres, muchas en verdad, pero ya no puedo seguir dándote más oportunidades, Jaeden, ya no más. Esto no es sano, no lo es.

- Hablas como si te fuese infiel.

- No, no, no estoy hablado como si nada. Si, no me eres infiel, eso lo sé, pero no es es justo que tú estés con lo tuyo mientras yo me quedo de brazos cruzados. No puedo seguir tolerando esto, Jaeden. - Tomé la perilla de mi maleta. - Me voy. Esto se terminó.

Aguantando las lágrimas que tenía acumuladas en mi interior, las únicas que había logrado salvar, me dí vuelta y caminé hasta la puerta. Estaba segura de que podría hacerlo, que era lo mejor, no estar atada hacia él en un círculo vicioso.

- Tu no me vas a dejar.

Antes de que pusiera mi mano en la perilla de la puerta, Jaeden se abalanzó contra mí y me hizo dar la vuelta, encarandolo, cosa que él aprovecho para poner sus manos en mis mejillas obligándome a verlo. Sus ojos estaban tan rojo y llenos de lágrimas, su labio inferior temblaba leve y sus mejillas estaban empapadas. Lloré mucho más al verlo en ese estado, jamás en mi vida me gustó ver a Jaeden así, tan frágil, y lo peor era que estaba así por mí culpa.

(editando) | ONE SHOTS ; Jaeden Martell ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora