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- ¿Estás seguro de que no tratas de guiarme a mi muerte?
- Si quisiera matarte, lo haría a besos, ¿No crees? - Se llevó su mano libre a la barbilla, pensativo. - Aunque no es mala idea.
Le dí un golpe divertido a Jaeden, él solo rió por lo bajo y siguió llevándome a rastras hacia algún lugar. Estuvimos casi veinte minutos caminando por las calles de Los Ángeles, y ya empezaba a sentir una ligera molestia en mis pies.
Pensé que nuestro aniversario no sería de ésta manera. Pero a pesar de que estaba ya un poco cansada de la caminata, estaba feliz. Estaba con mi hermoso novio y eso era suficiente para hacerme sentir cómoda a su lado.
- Ven aquí.
No pude siquiera articular palabra alguna, ya que Jaeden me jaló hacia él y puso su mano libre en mis ojos. Odiaba que sus manos fueran más grandes que las mías por esa misma razón. Reí, nerviosa y traviesa, e intenté librarme de su agarre juguetonamente, pero, como ya me lo esperaba, no lo logré, provocando la ronca risa de Jaeden.
- ¡Jae-Jae! - Lo llamé por el apodo que yo misma le había puesto. - ¿A donde me llevas?
- Espera un minuto, ¿Si? Ya casi llegamos. - Lo oí decir, divertido.
Sentí como bajamos la acera y cruzamos la calle, tuve que aferrarme a Jaeden porque escuché los ruidos de los autos pasar. ¿Acaso estaba loco? Podría matarnos de verdad. Después de un rato con mis ojos cubiertos y caminando solamente apoyada de Jaeden para no caerme, Jaeden paró abruptamente, provocando que yo también lo hiciera, confundida y fuera de sí.
- ¿Jaeden? - Lo llamé.
- Quiero que mantengas tus ojos cerrados, ¿Okey?
Asentí, confundida. - ¿Porqué?
Esperé su respuesta, sin embargo, no la obtuve, solo sentí como él soltó mi mano y escuché sus pasos alejarse. Me quedé ahí, quiera, inmóvil, más confundida que un loco en el Sambil. Hubo un momento en el que solo escuché los pajaritos cantar y la brisa suavemente alborotar mi cabello planchado.
Pasaron unos segundos más y yo empecé a impacientarme. - ¿Jae-Jae?
Una risita desde lo lejos fué lo que obtuve como respuesta. Él estaba cerca.
- ¡Voy a abrir los ojos, Jaeden! - Avisé, desesperada.
Sin más los abrí, sin embargo, él no estaba ahí. Estaba en frente de unas escaleras en medio de dos edificios que parecían ser bastante lujosos. Parpadeé, confundida y sin saber en dónde estaba y que hacer, hasta que reparé en una pequeña nota que estaba pegada al barandal de la escalera. Con ya una idea en mi mente de lo que podría ser, me acerqué hasta ella, la tomé y la leí mentalmente.
Sube las escaleras. Confía en mí. ;)
¡Ah! Y no olvides ponerte esa pulserita.
-J.
Genial.
Ví una pulserita de color verde con un ticket, la tomé y me la puse con algo de dificultad. Releí la carta por si las dudas y sin más, empecé a subir las escaleras lentamente. Me tomé mi tiempo, pero al final llegué a un piso en dónde había un hombre vestido de negro que estaba parado en medio de las escaleras restantes que daban hacía más arriba. Él hombre me miró por encima de sus gafas y dijo con voz grave:
- Entrada.
- Eh... Es que-.
- Sin entrada no puedes entrar, niña. - Me dijo, cruzándose de brazos.
- Es que un chico dijo que subiera las escaleras y... - Mostré la pulserita. - me dijo que me pusiera ésto.
El hombre chequeó la pulserita con una pequeña máquina, y después de un ligero "Beep" el hombre se hizo a un lado. - Siga las escaleras hasta llegar a la terraza. - Me informó.
Agradecí y subí las escaleras, mucho más confundida. ¿En dónde se había metido Jaeden? ¿Estará esperándome en la terraza? Seguí subiendo unos segundos más hasta que las escaleras terminaron en la terraza. Una chica uniformada de negro con un mantel blanco me recibió y puso una corona de flores falsas. Me acomodé la corona con cierta confusión.
- Sigue el camino de flores hasta llegar a tu destino.
Miré el suelo y ví muchos pétalos de rosas formar un camino. Obedecí y así lo hice, caminé lentamente, apreciado el hermoso crepúsculo que empezaba a aparecer gracias a la llegada que la noche estaba por dar. Giré hacia la derecha y, a lo lejos, ví unas dos personas uniformadas con violines en la mano, que al verme, hicieron unas señas raras hacia su izquierda y empezaron a tocar una melodía suave y tranquila.
Caminé hasta llegar al final, volteé mi cabeza a la izquierda y lo que vi me dejó boquiabierta.
Jaeden, vestido de traje negro, con un ramo de tulipanes y una hermosa sonrisa radiante. En frente de él había una mesa con mantel blanco, con comida que parecía haber salido de uno de esos programas de cocina lujosa y una botella de vino en el centro.
Una sonrisa no tardó en aparecer. - Por Dios. - Fué lo primero que se me pasó por la mente al ver tal escenario. - Jaeden, ¿Pero como...?
- Sorpresa. - Dijo con un hilo de voz. Parecía estar nervioso, se veía tan tierno y guapo.
Él rodeó la mesa al ver como yo no daba ni un respiro. Me tendió el hermoso ramo el cual acepté temblorosa, acto seguido, acunó mis mejillas con sus grandes y suaves manos.
- Todo es tan hermoso... ¿Como pudiste hacer todo ésto?
- Con mucha rapidez. - Admitió. - Mamá y papá ayudaron con ésto. Mamá a hacer la reserva y papá a cocinar todo ésto. ¿Te gusta?
- ¿Que si me gusta? ¡Me encanta! - Dije casi en un grito.
Ahí, aprovechando su cercanía, acomodé el ramo de tulipanes a un lado de mi brazo derecho y acuné la mejilla derecha de Jaeden con mi mano izquierda. Acerqué nuestros rostros y le dí un suave beso en los labios.
- Feliz aniversario... - Dijo él, en un susurro.
- Feliz aniversario, Jaeden. - Le dije, uniendo nuestros labios nuevamente.
≠
Y vivieron felices para siempre con cinco hijos. Fin
Naaaah, mentira, aunque sería un buen Final. 🤔
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(editando) | ONE SHOTS ; Jaeden Martell ✓
RandomJ.M. | Pequeñas historias sobre nuestro querido Jaeden Martell. ━━━━━━━━━━━━━━━ • No se aceptan copias o adaptaciones. • Por favor, no me robes el material o tendré que tomar medidas. • Gracias por escoger mi Fanfic.