ᴊᴜsᴛ ᴅᴀɴᴄᴇ

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ᴊᴜsᴛ ᴅᴀɴᴄᴇ

- ¡Auch! Fíjate, pendejo.

- ¡Ya, ya! Lo lamento.

Es por eso que nunca me gustó bailar Just dance con Jaeden, ¡Siempre me pisa cuando voy ganando! Y aveces creo que lo hace a propósito para sacarme la coronilla.

En la esquina de la pantalla ví la hora: 6:39PM, mi abuela me había dado hasta las siete para estar aquí. Para cuando regrese la vista a la pantalla en sí, ví que Jaeden tenía cuatro estrellas, y yo solo tres.

«¿Que demonios?»

- ¡Oye, tramposo! Estaba distraída.

- Si, claro. - Me ignoró y siguió bailando con todas sus fuerzas, casi parecía que iba a romper el piso de pisotear tan fuerte.

Desde que tengo uso de razón, Jaeden hacia hasta lo imposible para que yo perdiera. Desde la edad de catorce años, lo cual no fue hasta hace unos pocos años atrás. En fin, la cosa era que Jaeden tenía un fetiche en querer ganarme siempre, y cuando no lo hacía, se enojaba y pedía una revancha.

En pocas palabras, mi mejor amigo era un mal perdedor.

Justo vino una parte en la que la chica, ósea yo, debía dar una patada en el aire y caer en los brazos de su compañero. Dí la patada en el aire, pero no calculé bien y terminé estrellando mi pie con unos cuantos cables, haciendo que esté se me enredara y cayera al piso.

- ¡Mierda! - Sobe mi pie.

Jaeden, quien intentaba aguantar la risa, se acercó a mí, pero digamos que los dos somos tal para cual porque, cuando caí deje caer el control, y Jaeden no lo había visto. Su pie chocó con el control y terminó cayendo de igual forma que yo... Solo que encima de mí.

- ¡Recontramierda! - Ahora si que mi pie y cuerpo estaba más que adolorido.

- ¡Auch! ¿Mónica? - Jaeden se levantó un poco y vio mi rostro. - ¿Estás bien? ¿Te duele algo?

Estuve a punto de propinarle un bien golpe por la muy estúpida pregunta. Le lancé una mirada de: ¿Me jodes? Y después lo empujé un poco, aún así, no se movió.

- Me caí porque enrede mi pie con esos cables, después tú te caíste encima de mí. ¿En serio crees que estoy bien, Jaeden? - Era una pregunta retórica.

Antes de que Jaeden abriera la boca para contestar, yo me le adelanté.

- ¡Obviamente no, pendejo!

- ¡Bueno, perdón! Pégame pues. - Dijo con sarcasmo, aún así lo hice, le pegué en el hombro lo más fuerte que pude. - ¡Ey! Era sarcasmo, idiota.

- Lo sé, pero te lo mereces por bobo. - Me removí bajo de él. - Ahora... ¿Quieres...? - señalé la incómoda posición en la que estábamos y él nos observó. Sus mejillas de encendieron en un carmesí ligero.

- ¡A-Ah! ¡Claro que si!

Pero justo cuando empezó a levantarse, la puerta se abrió se golpe. Ambos dirigimos nuestras miradas hacia ahí y nos helamos todos. Era Ángela, la mamá de Jaeden, y traía consigo una bandeja de papas fritas con refrescos.

- Chicos, aquí les dejo un... Oh. - Ella dejó la bandeja en una repisa sin dejar de vernos avergonzada. - Creo que debí tocar.

Automáticamente, Jaeden y yo nos separamos y levantamos. Jaeden le dió la espalda, tratando de calamar su sonrojo mientras yo me quedé ahí parada son hacer nada.

- ¡No es lo que piensas que es! - Se apresuró a decir Jaeden. - Mónica enredó su pie con los cables y yo simplemente quise ayudarla.

- Subiéndote en ella. - Añadió su madre, algo divertida. - Hijo, si querías tener relaciones sexuales debiste decirme. Tu padre debe de tener condones por...

- ¡Mamá!

- ¡Señora Ángela! - Dijimos los dos al mismo tiempo.

- ¡Okey, okey! Me voy. - Ángela se fue yendo, pero justo antes de irse, volteó la sabéis y nos miró algo dudosa. - En serio, si necesitan condones...

- ¡MAMÁ!

- ¡SEÑORA ÁNGELA!

Y después de escuchar nuestros gritos, se fue corriendo avergonzada. Miré a Jaeden y él a mí, ambos nos sentíamos apenados, pero por lo menos su cara a no estaba tan roja.

Después de un silencio incómodo, él fue el primero en hablar.

- ¿Seguimos? - Preguntó, refiriéndose al juego.

- Si. - Respondí, tratando de olvidar lo ocurrido recién.

que caca de Os!!!!!



(editando) | ONE SHOTS ; Jaeden Martell ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora