ʜᴜʏᴇ

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Mierda.

Jack, Sophia y Finn me rebasaron.

Doble mierda.

Millie, Noah y mi novio, Jaeden, también me rebasaron.

Triple mierda.

Estaba de última. Corría lo más que podía pero mis piernas estaban empezando a temblar, me estaba cansado.

Debí hacer ejercicio.

Sabía que debí ir al gimnasio.

Pude ver a lo lejos la cerca de metal por la que habíamos entrado al centro comercial, Noah, Finn y Jaeden fueron los primeros en llegar y empezar a trepar, seguido de los demás.

Y a mi aún me faltaba para alcanzarlos.

Sophia de giró hacia mi. — ¡Mónica! ¡Jaeden, Mónica se quedó!

— ¡Monnie, corre! ¡Mueve esas piernas de pollo! –Pude ver como Finn intento volver, pero se paró cuando vió como Jaeden salió disparado hacia mi.

— ¡Me voy a morir! –Grite, aún más cansada.

Pude escuchar los ladridos feroces de aquellos Bulldog a lo lejos, me gire y pude ver perfectamente como ya poco a poco se acercaban. Eso fue como un impulso para correr más rápido apesar de sentir mis piernas flaquear.

Jaeden por fin llegó a rescatarme, agachándose un poco y tomando impulso para cargarme sobre su hombro. Chillé de miedo al ver como esos perros estaban a metros de nosotros, sin duda rabiosos y con ganas de modernos. Golpeé la espalda de Jaeden, sin dejar de gritar del miedo.

— ¡Mueve esas piernas!

— ¡Cállate, esto es culpa tuya! ¿¡Como pudiste pensar que visitar el centro comercial a estas horas era buena idea?!

Me indigne. — ¡Oh, claro! Porque tú estuviste al contrario de esa idea, estúpido.

— ¿¡Podrían dejar de pelear y venir más rápido!? –Nos dijo Jack, quien ya se había saltado la cerca junto con Finn, Millie, Sophia– ¡Y tu, Noah, sube tu trasero a la cerca ya, imbécil!

— ¿¡Y tú que crees que hago, cabeza de nabo?! –Le respondió pasando un pie por la cerca.

Finalmente Jaeden llegó hasta la cerca y me bajó desesperadamente, al mismo tiempo que se agachaba y juntaba sus manos mirándome.

— Pon tu pie rápido, te ayudaré a saltar.

Y yo no poder quedarme tiesa ante eso. Coloque un pie sobre sus manos y atravesé la cerca con ayuda de los demás, cayendo de culo sobre la acera de la calle. Jaeden fue rápido y subió ágilmente la cerca, aterrizando perfectamente al lado de mi dejando a esos perros guardianes al otro lado.

No podía respirar bien, la garganta la tenía tan seca que tocía al intentar tragar saliva. Miré a los demás y me sorprendí al ver como todos los varones de nuestro grupo estaban intactos, algo sudorosos, pero respiraban mejor que las chicas.

(editando) | ONE SHOTS ; Jaeden Martell ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora