ᴇsᴄᴀᴘᴀᴛᴇ ᴄᴏɴᴍɪɢᴏ

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ᴱˢᶜᵃᵖᵃᵗᵉ ᶜᵒⁿᵐⁱᵍᵒ
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- Mónica~.

- ¿Qué? - Respondí, con la vista pegada a mi teléfono. Sin embargo, no volví a escuchar la voz de mi tía, así que levanté mi vista y la dirigí hacia la puerta cerrada de mi cuarto. - ¿¡Qué? - Repetí, está vez más alto.

Sin respuesta.

Odiaba cuando me llamaban y después no respondían.

Chasqué mi lengua, con amargura, y me levanté soltando maldiciones en silencio, dejando el teléfono a un lado para ponerme mis pantuflas de perrito. Me encaminé hacia la puerta y salí de mi habitación hacia la sala de estar en dónde, probablemente, estaba mi tía.

No estaba.

Me giré sobre mis talones y me encaminé a la cocina, tampoco estaba.

¿En dónde estaba mi tía?

Me giré hacia la izquierda y ví a través de la puerta con ventanas de vidrio a mi tía sentada en una ardilla cómoda en frente de la piscina, con un vaso de jugo en su mano. Fuí hasta ella y le toqué el hombro, como respuesta, ella volteó a verme con una sonrisa.

- Mónica, ¿Porqué tardaste?

«Porque te estaba buscando por toda la casa» Pensé exagerada, pero obvio no le diría eso.

- No conseguía mis pantuflas. - Mentí. - ¿Pasó algo?

- Ese chico que trajiste la otra vez. ¿Jaeden, se llamaba? - Asentí. - Llamó hace rato y preguntó por ti, pero le dije que estabas castigada.

Rodé los ojos, un poco molesta. - ¿Porqué no me dijiste antes?

- Te hubieras quedado hablando con él y eso no forma parte de tu castigo, ¿O si? - Mi tía miró por encima de sus lentes de sol y sonrió. - No debiste reprobar química si tanto querías hablar con él.

- ¡La profesora Miller me odia! - Me excuse. - Esa vieja no sabe hacer nada más que joderm...

- ¡Sin palabrotas, niña! - Me regañó. - Sea lo que sea, le dije que no estás disponible hasta el Lunes que vienes, por lo que prometió llamarte para ese entonces.

Rodé lo ojos, otra vez. - Bien. ¿Algo más?

- ¿Podrías traerme más jugo? - Ella me tendió el vaso casi vacío de jugo de mora. La miré tipo: ¿Es enserio, vieja? Y ella solo rió. - No se te caerán las manos por eso, ¿O si?

Refunfuñé al tomar el vaso de mala gana y fuí hasta la cocina para servirle el jugo a mi tía. Ya una vez lo tenía listo, regresé a ella y se lo di, y después de un "Gracias" por su parte, regresé a mi habitación y seguí con lo mío.

Un golpe contra la ventana de mi cuarto me hizo sentarme de golpe en la cama, asustada y con la mano en el pecho. Miré el reloj a mi derecha: 12:07AM, ¿Quién jodía a estas horas de la madrugada?

(editando) | ONE SHOTS ; Jaeden Martell ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora