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Tentado y con sus dedos picando por ello, Kihyun llevó su mano hasta esa piel tintada. Con suaves y lentos movimientos, fue delineando cada curva y línea en su piel, siguiendo el diseño de tan llamativo tatuaje, diseño que ocupaba la totalidad de espacio entre sus omoplatos y que descendía hasta casi la mitad de su espalda.

Kihyun estaba tan concentrado, que no notó la somnolienta mirada del menor sobre él. Changkyun había despertado tras sentir caricias tibias y delicadas sobre su piel y hombros, y lo primero que vió al pelinegro a su lado, con los labios ligeramente fruncidos en un puchero. Esperó por unos segundos en completo silencio, disfrutando de ese tacto inocente sobre su piel.

— Eso hace cosquillas — Murmuró en un tono áspero y roto, mucho más grave de lo normal.

El mayor soltó un chillido de sobresalto y retiró su mano en un súbito movimiento, automáticamente mirándole con sus ojitos bien abiertos y las mejillas encendiéndose de vergüenza por haber sido descubierto. Verlo así, tan adorable con su cabello alborotado por la almohada, hizo derretir su corazón y le sonrió dulcemente. Kihyun pareció querer decir algo, ya que sus labios temblaron, pero terminó apretandolos en un gesto dudoso.

— ¿Te asusté? Perdóname — Habló por él, ya sabiendo lo que le diría, y lo corroboró cuando Kihyun le miró con un nuevo brillo en sus ojos. Sin poder resistirse más, hizo lo que tanto anhelaba desde que abrió sus ojos esa mañana.

Incorporándose sobre sus antebrazos, se acercó al mayor y, siempre manteniendo la mirada con él, buscó sus labios para devorarlos en un lento y profundo labio que terminó por derretir los sentidos de Kihyun. A medida que se besaban, Changkyun pasó sus brazos por encima del pelinegro y envolvió su cuerpo, reteniendole debajo suyo. Sus piernas eran un enredo, y sus cuerpos compartieron calor al rozarse con movimientos delicados.

— Buenos días, cariño — Susurró el cobrizo sobre sus hinchados y rojizos labios, con una atrevida sonrisa en los suyos — Siempre quise decirte eso — Bromeó entonces.

Kihyun, que hasta el momento le veía embelesado y con su respiración agitada, rodó sus ojos y bufó al escucharle — Eres un idiota — Respondió con una corta risa. Rodeó su cintura y tiró ligeramente de él para quitarlo de encima y sentarse en la cama — Buenos días a ti también.

Se miraron en silencio un momento, sus sonrisas brillando fuerte sobre sus rostros adormilados pero satisfechos de una energética y pasional noche.

— ¿Qué te parece un baño? — Propuso entonces el mayor, desviando su vista para frotar su rostro con ambas manos.

— ¿Juntos? — Retrucó Changkyun, manteniendo su sonrisa, pero relajándose sobre uno de sus brazos. Casi que disfrutó el leve sobresalto que dió Kihyun al escucharle, pero éste se recompuso rápidamente.

— Me parece bien… — Murmuró tímidamente — ¿Te presto un poco de ropa? — Agregó entonces.

Changkyun asintió y se acercó de nuevo, esta vez besando su mejilla antes de incorporarse del colchón para ponerse de pie — Si, por favor.

No pudo resistirse, Kihyun siguió los movimientos del menor con su mirada mientras su rostro volvía a tomar color al recordar lo que habían hecho la velada anterior. Sus ojos se posaron en sus piernas, delgadas y elegantes, hasta subir a su trasero, voluminoso y atractivo, pero rápidamente subió a su amplia y trabajada espalda. 

En ese preciso instante, como si hubiera sentido la intensidad de su acto, Changkyun se giró y le dedicó una altanera sonrisa de lado, su hoyuelo apareció triunfante con el gesto..

— ¿Te gusta la vista, eh? — Dijo, soltando una suave risa divertida.

Kihyun se tapó más con las sábanas y desvió rápidamente la vista — Callate y ve al baño, idiota — Respondió, frunciendo el ceño de vergüenza — Si lo hace — Susurró entonces, para si solo.

 Not Mine || Changki Donde viven las historias. Descúbrelo ahora