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Al despertar, sus párpados pesaban demasiado y su cuerpo se sentía adolorido y lento. Changkyun abrió lentamente sus ojos, quejándose por la claridad en su habitación, y al sentarse sobre la cama, un fuerte dolor de cabeza le hizo marear.

— Ugh, una jodida resaca — Murmuró, sintiendo su garganta seca y ronca, su voz más grave de lo normal.

Frotó sus ojos con desgano, percatandose que todavía vestía las ropas de la noche anterior y, confundido, miró a su alrededor intentando recordar que había pasado para terminar así…

— Ah, mierda… Kihyun — El cobrizo suspiró con pesar nada más acordarse de su frío y hermoso rostro.

Con pesar y desanimado, se incorporó fuera de las mantas y preparó un cambio de ropa, desnudandose, ya incómodo por el hedor a alcohol, comida y cigarro, para luego ir a su baño y darse una rápida ducha. Al salir, se vistió y salió al pasillo para encontrarse con su primo, que seguramente se encontraría en la cocina.

— Buenos días — Saludó al entrar, arrastrando las palabras y con su voz rasposa.

Hoseok dejó de lado su agenda, un item de suma importancia para el mayor ya que se jactaba de ser muy organizado hasta con sus tiempos, y le miró con una media sonrisa en su rostro, un poco de lástima y burla se reflejaba en ella — Buenos días, ¿Qué tal has dormido?

Changkyun, que se encontraba de espaldas al mayor, buscando el jugo de naranja en la nevera mientras su café se hacía en la máquina, se encogió un poco de hombros — Digamos que bien — Fue todo lo que respondió.

El mayor pensó un momento, no sabiendo como abordar el tema, pero estaba preocupado por su primo.

— Chang, sé que hace mucho que no nos vemos, y no nos conocemos tanto, pero… — En ese momento, el menor se sentó en frente de él, ocupando la misma mesa — Recuerdo que tu no eras de tomar hasta el punto de ser un muñeco bailarín de aire.

El cobrizo se ahogó con su jugo cuando captó la comparativa, queriendo reir y respirar a la vez, casi termina escupiendo su contenido sobre el pelinegro — Dios, casi muero — Dijo cuando se recuperó.

— Perdón, no quería que te ahogaras — Hoseok sonreía suavemente mientras le alcanzaba una servilleta.

— Tienes razón, no suelo beber tanto, normalmente no lo hago, solo que… — De repente, al recordar de nuevo su encuentro con el pelinegro, Changkyun frunció el ceño y miró a su primo — Mira, Hoseok… digamos que durante mi secundaria hubo algo con alguien que no funcionó, en parte por mi culpa, y anoche me encontré con esa persona… no fue un gran encuentro, como podrás imaginar…

— Oh, entiendo, que pena — El mayor le miró un momento, antes de pararse para llevar su taza al lavabo y al pasar a su lado, acarició lenta y cariñosamente los cabellos del menor — No sé que decirte para animarte pero... supongo que si estás así es por que todavía le guardas afecto a esa persona… ojala la situación entre ustedes mejore en algún momento.

Changkyun siguió con la mirada a su familiar, sintiendo una leve tibieza en su pecho, dándose cuenta de lo agradable y gentil que podía llegar a ser, a veces era mucho mejor un pequeño cariño, que palabras de apoyo vacías.

— Recuerdas que tienes una reunión hoy, ¿Verdad? — La voz del pelinegro provenía ya de la cocina.

— Mierda, mierda, mierda — Casi se ahoga intentando tomar su desayuno de la forma más rápida posible, de repente apresurado y nervioso — Gracias por recordarmelo — Gritó entre mordisco y mordisco a su tostada con queso.

 Not Mine || Changki Donde viven las historias. Descúbrelo ahora