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- Entonces, ¿Vamos por un café?
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"Ugh, no de nuevo", pensó el pelinegro, dejando caer su teléfono sobre su escritorio y frotando su rostro con sus manos.

Había pasado, quizás, una semana y media desde su encontronazo con el cobrizo, y desde que había aceptado su propia curiosidad, envalentonado por las palabras dichas de Dodó, mantenían el intercambio de mensajes por celular.

Las conversaciones no eran muy profundas o duraderas, solo lo básico... un saludo, un tema de conversación y algo de información de ambos para "conocerse nuevamente", como había dicho una vez el menor, pero si algo era constante en todas ellas, era la invitación de Changkyun y el rechazo por parte del mayor, que todavía no se sentía listo.

Con un cansado resoplido, tomó el aparato y lo desbloqueó para responder.

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- Sabes que estoy ocupado, trabajando.

- Ok, bien.
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- Bueno... eso fue fácil, ésta vez - Murmuró para sí, mirando un instante la pantalla.

Creyendo haber ganado la batalla, bloqueó y dejó el celular sobre la madera, para luego retomar el recuento de stock que se veía en la pantalla de su computadora y que debía completar hoy.

Pero no pensó que, casi una hora después, el mismísimo Changkyun se aparecería frente a él con dos cafés, recien preparados y listos para llevar, en las manos y una sonrisa altanera en sus labios.

Era imposible ganar con él, siempre había sido así.

- ¿Que hacés aquí? - Preguntó, con desgano, el mayor. Más allá del asombro, Kihyun le dío una rápida mirada que hizo saltar a su corazón, hoy se veía malditamente guapo bajo su gran abrigo inflado, de color gris, y sus jeans ajustados y negros, acompañados de unas convers viejas y desgastadas.

- Vengo a leer, obviamente - La naturalidad con la que el cobrizo se expresaba a veces sorprendía, y a veces irritaba, Kihyun no se decidía por cual era mejor opción en ese momento - Recuerdo que no te gustaba lo amargo del café solo, asi que pedí un latte por ti - Comentó, dejando sobre el escritorio el vaso que llevaba en su mano derecha.

"Okey, si es sorpresa" se decidió mentalmente, mirando al menor con sus ojitos bien abiertos, claramente impactado - Ah... gracias.

Sin más que decir, y con esa tonta sonrisa sobre sus finos labios, Changkyun se giró sobre sus talones para echar a andar hasta una de las mesas, donde sacó los libros que estaba leyendo y su infaltable libreta.

Kihyun le miraba trabajar atentamente, en silencio y pretendiendo hacer él también su trabajo, cuando todavía estaba aturdido, en cierta manera, por el hecho de que recordara su complejo con la cafeína, y con el hecho de que su elección alternativa fuera tan deliciosa que no quería que se acabara.

"Ugh, concentrate en tus cosas", se regañó mentalmente.

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Si bien debía enfocarse en la presentación de sus obras, Changkyun no podía evitar que su mirada se deslizara hacia donde el pelinegro estuviera y se quedara ensimismado viéndole, y es que el mayor hoy llevaba un bello conjunto que consistía en jeans claros lavados junto a un suéter cuello de tortuga negro, al igual que sus convers, y por encima un gran cardigan rojo con detalles en negro le envolvía cálidamente.

 Not Mine || Changki Donde viven las historias. Descúbrelo ahora