• 30 •

402 60 26
                                    


— Buenos días, querido… ¿Llegó ya mi revista favorita? — La adorable vecina, la señora Soyeon, se acercó con cuidado al pelinegro que estaba concentrado detrás del computador y esperó paciente.

Kihyun dió un pequeño saltito en su asiento y miró a la recién llegada con sus ojos bien abiertos, pero rápidamente su rostro se suavizó y le sonrió con calidez.

— Buenos días, señora… ¿Jardines perfectos y cómo decorarlos? — Consultó con una mirada segura. Esperó a que la mujer asintiera y luego él copió su gesto, poniéndose de pie para acompañarla hasta la sección de revistas.

Una vez allí, Kihyun le mostró la revista y, además, algunas nuevas ediciones de otras ediciones que también podrían interesarle. Rápidamente, ambos se embarcaron en una práctica conversación sobre naturaleza y decoración.

— Es bueno verte así, cariño — Comentó de repente la anciana mujer mientras hojeaba otra de las revistas allí exhibidas.

El menor frunció ligeramente su ceño, extrañado por las palabras empleadas — ¿Qué quiere decir? — Preguntó entonces, pero solo recibió una mirada observadora por parte de su cliente — ¿A que se refiere? — Agregó.

Ella sonrió, de esas suaves sonrisas que podría darte una madre al contarle algún logro irrelevante pero muy importante para ti, y tranquilamente podría haber sido por eso mismo.

— Te ves muy feliz últimamente, Kihyunie… A veces hasta radiante, quizás mis fresias no son las únicas que florecen en primavera, ¿Verdad? — Su tono de voz era moderado y tranquilo, transmitiendo con su simple comentario toda la verdad que aseguraban sus palabras.

Kihyun no supo qué decir, incluso sintió a su cuerpo traicionarle cuando su cuello comenzó a hervir y tomar color hasta su orejas. Aquella mujer sabía lo que el pelinegro sentía y albergaba en su corazón durante los últimos meses, a pesar de nunca haberle contado nada al respecto.

"La intuición femenina no era ninguna broma", pensó incrédulo.

— Yo, yo… — Balbuceó, pero esa duda en su voz fue toda la confirmación que necesitó su clienta. Soltó una corta risita y apretó con suavizar uno de sus brazos en claro consuelo, y Kihyun no pudo más que sonreír tontamente, como adolescente enamorado y descubierto.

— No es necesario que me cuentes nada, jovencito, esta vieja conoce muy bien esos suspiros y miradas… Estoy muy feliz por ti, cariño, ahora — Dijo, levantando sus manos con tres revistas en ellas — Me llevaré esto, mis niñas no se pondrán bellas solas si yo no ayudo.

— Me parece bien, señora — Asintiendo, para comenzar a caminar junto a ella — Y gracias por… sus palabras — Agregó tímidamente.

Ella elevó su mano libre y, con un suave movimiento al aire, desestimó la situación — No te preocupes tanto y sé feliz, jovencito.

Kihyun suspiró, relajando inconcientemente sus hombros tensos, "si tan sólo supiera señora…" pensó, sonriendo apenitas.

———

— Ya he llegado Kihyun, perdón por la demora, hay un tráfico horrible hoy — Su empleada, Yeji, habló con rapidez mientras se quitaba de encima su bolso y abrigo ligero, para rodear el escritorio principal y tomar asiento en el computador, colocó algunos mechones rebeldes detrás de sus orejas estando ya sentada allí.

— Está bien, tranquila — Rió divertido el pelinegro al ver su reacción, saliendo de uno de los estrechos pasillos entre los estantes — ¿Ya comiste, cierto? No quiero recibir quejas de tu madre luego — Bromeó.

 Not Mine || Changki Donde viven las historias. Descúbrelo ahora