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Frente a él, Changkyun lucía increíble como siempre lo hizo. Sus marcados y finos rasgos siendo iluminados por las luces nocturnas, ahora luciendo un piercing en una de sus cejas y ese cabello malditamente atrayente con ese color cobrizo. Vestía de negro de la cabeza a los pies, teniendo unos botines que simulaban cuero, jeans oscuros pegados a sus piernas, un sweater cuello de tortuga y encima una chaqueta estilo motoquero, con algunos apliques en plata, malditamente arrebatador.

— Ha pasado un tiempo — Intentó de nuevo el menor, todavía manteniendo esa tranquila sonrisa en su rostro — ¿Que tal has est…

— ¿Qué quieres, Changkyun? — Preguntó de repente, y de forma seca, el pelinegro, su ceño frunciendose.

— Yo… — Estaba sorprendido frente a su reacción, aunque la verdad, era lo esperado — Simplemente pensé en saludarte y quizás hablar…

— Tu y yo no tenemos nada que hablar — Kihyun estaba a la defensiva, queriendo disimular los temblores de sus manos, las llevó a los bolsillos de su tapado — ¿Por qué volviste?

Un pequeño silencio se instaló entre ellos, siendo éste un tema complejo y en tensión.

— Por trabajo — Dijo entonces el menor, perdiendo ya su sonrisa — Tenía que resolver unos asuntos personales aquí.

Kihyun desvío su mirada al suelo, pensativo — Bien, entonces que te vaya bien con eso… ya debo irme — Se despidió, comenzando a caminar hacía su derecha.

— Kihyun, yo… — Quería pedirle su teléfono, saber si todavía vivía en el mismo vecindario, saber un poco sobre él… pero sabía que no obtendría nada — Me ha gustado verte — Pronunció, más no recibió respuesta.

Kihyun se alejó lo más rápido posible de allí, ignorando su último comentario, el solo verle hacía que su corazón doliera, y nunca pasó por su cabeza  que esto ocurriría al aceptar venir al lugar.

— Maldito Minhyuk, por que tu… — Recordando a su mejor amigo, y sin parar de caminar, sacó su telefono y le mandó unos cuantos mensajes. Su vista era algo borrosa, posiblemente por las traicioneras lágrimas que se agruparon allí, pero se las ingenió lo suficiente para mentirle a su mejor amigo, con la excusa de que le había caído mal la comida y se iría a casa en taxi, y convencerlo de que no lo siguiera y disfrutara la velada junto a Dodó.

Necesitaba esa larga caminata nocturna, necesitaba del frío viento pegando en sus mejillas expuestas, necesitaba ese tiempo a solas para intentar calmar sus pensamientos y emociones revividas… Necesitaba tiempo para volver a encerrar esos pensamientos que habían sido desenterrados.

———

Derrotado, y sintiéndose peor que la mierda, Changkyun regresó al local, solo para dejarse caer en su asiento y ahogarse en alcohol, ignorando olímpicamente al resto de invitados presentes.

Soltando el decimo suspiro de la noche, luego de darle un ultimo trago a su cerveza, sintió otra vez un brazo posarse sobre sus hombros. Con la paciencia en cero, y el mal humor reinante en su ser, miró de reojo con asco en la mirada, pero se obligó a calmarse cuando se dió cuenta que solo era Jooheon.

— Eres tú, casi recibes una maldición de mi parte — Soltó sin más, estirando su brazo para tomar otra botella de cerveza del centro de la mesa.

— Si, soy yo — Se burló el rubio, sonriendo de lado — Oye, sé que Namjoon sigue igual que idiota que cuando éramos más jóvenes, pero que no te afecte tanto lo que diga, ¿Bien? — Apretó ligeramente su hombro en una muestra de afecto.

 Not Mine || Changki Donde viven las historias. Descúbrelo ahora