TERCERA PARTE DE DETENTION
No es necesario haber leído las partes anteriores para comprender esta.
Adam y Samantha no tenían muchas cosas en común.
Él era un chico encerrado, antisocial y amargado. Ella una chica alegre amante de las fiestas.
A pesa...
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—Samantha Hermenegilda Collins, Adam Jackson Jones, ¿Por qué no me sorprende que hayan sido los responsables de esto?— habló el director con cara de desaprobación.
—Señor Young, nos sabemos la parte del sermón, por si no se había dado cuenta no es nuestra primera vez aquí. ¿Puede simplemente decirnos nuestro castigo?— pidió Adam
—Como usted quiera, señor Jones. Entonces, suspensión por una semana, trabajo comunitario por un mes y detención por el resto del semestre.
—Espere, ¿Qué?— me impresione— ¿No cree que está exagerando un poco?
—Como bien dijo el señor Jones no es su primera vez aquí, causaron daños y desorden en la preparatoria, me parece justo quen paguen el error que cometieron como es debido. Y espero que sea su última vez aquí. Sus padres los vendrán a buscar, esperen afuera.
Adam y yo bufamos y salimos de la oficina del director.
—Conociéndote creí que delatarías a Tyler— le dije a Adam una vez que estuvimos afuera de la oficina del director en el pasillo.
Se alzó de hombros— Nah, es un idiota, pero uno de mis mejores amigos al fin y al cabo.
—No creí que alguien en este miserable mundo tuviera el increíble honor para que lo llames su amigo, chico solitario— dije
—Ya quisieras tener el privilegio y no creas que se me olvidará fácilmente el que me haya metido en problemas por tu culpa.
—Oh vamos, ibas a terminar metiendote en problemas tarde o temprano, el Adam niñito bueno que recapacitó de sus actos no te la creías ni tu.
Rió— Vamos a esperar a nuestros padres afuera.— me empujó, reí y negué con la cabeza.
* * *
—¿En qué momento los directores se volvieron tan duros y crueles? En mis tiempos solo te mandaban a detención sin nada más— dijo mi padre mientras cenamos.
—No te castigo yo por mis medios solo porque me parece que el director fue bastante drástico con ustedes.— dijo mi madre.
Papá rió— Igna, vamos, hicimos bromas bastante parecidas y peores. ¿Recuerdas los fuegos artificiales?
Abrí mucho los ojos— ¿Fuegos artificiales?— pregunté entusiasmada
—Hortencio, no le des ideas, ¿Si? Ya suficiente fue que usara lo de la pintura— dijo mi madre
Reí, lo de los fuegos artificiales no me parece tan mala idea.
