Narra Nathan Collins.
Dejé que Dylan entrara primero a ver a Maddie, no sé si le va a hacer mejor o peor, pero él quería entrar y no podía decirle que no, tengo miedo y estoy muy preocupado por Dylan, no se ve bien, no ha dormido y no quiere comer ni beber nada, la verdad es que yo tampoco lo he hecho, pero quien me preocupa es él, con Sam y Maddie ahí adentro necesito ver bien a mi hijo.
Me dieron noticias hace un rato de Sam, el doctor dijo que se está recuperando muy bien, aunque aún no despierta, no sé como afrontar la situación cuando despierte y me pregunte acerca de su madre.
¿Qué va a ser de mi sin Maddie? ¿Cmo lo haré para terminar de educar a nuestros hijos? ¿Cómo lo haré para si quiera existir? ¿Cómo haré para vivir con este dolor el resto de mi vida?
No sé qué voy a hacer cuando entre a su habitación y la vea de esa manera, no quiero explotar en llanto y dolor mientras ella está así, quiero ser fuerte, pero no es fácil.
Veo a Dylan salir de la habitación de su madre y caminar hacia mi, lo primero que hace es abrazarme, le dejo un beso en su cabello e intento consolarlo.
—Hijo, se que no es fácil, se que la situación se ve muy difícil, pero vamos a tener que apoyarnos entre los dos, ¿Si? Yo solo no puedo— digo sin dejar de abrazarlo, él solo asiente.— Iré a ver a tu madre, por favor, come algo, tu tía Amy se quedará si llegan noticias de tu hermana y prometo que te llamará de inmediato, pero ve a comer algo.
—Está bien— dice finalmente.
Vuelvo a besar su cabello, suelto un suspiro, lo miro y espero que a que baje a la cafetería del hospital y finalmente me acerco a la habitación de mi esposa.
Tardo unos segundos, pero abro la puerta y luego de cerrarla y dar un par de pasos la veo ahí acostada mirando por la ventana, no la veo de frente, pero me doy cuenta de cuán débil y cansada se ve.
Gira su rostro lentamente y cuando su mirada se cruza con la mía me da una sonrisa, aquella sonrisa y sus ojos celestes... no puedo evitarlo, desvío mi mirada de ella y me salen lágrimas de inmediato.
Quiero ser fuerte, en serio quiero y lo estoy intentado, es solo que perder a Maddie es... se trata de un dolor que ni puedo imaginar.
—Hortencio... ven aquí.— susurra con dolor
Trago grueso y sin verla niego con la cabeza.
—Ven junto a mi— habla nuevamente
—No puedo— susurro
—Por favor.
Suelto un suspiro y la vuelvo a ver, camino hacia ella y me siento en la silla junto a su camilla, lentamente me tiende su mano para que la tome, lo hago y delicadamente dejo un beso en ella.
—Vas a estar bien— susurra, pero solo puedo negar con la cabeza— Lo estarás. Dylan y Sam te ayudarán y tu a ellos, van a estar bien sin mi.
—¿Cómo puedes decir eso?— pregunto dolido
—Porque lo sé, criamos... a nuestros hijos fuertes y valientes, ellos...
—No voy a soportarlo.... Maddie, quédate conmigo, no estoy listo para esto. Por favor... —le pido tomado su mano y entrelazando sus dedos con los míos.— No voy a soportar vivir el resto de mi vida sin tenerte a mi lado... sin poder tocarte o escucharte. Es como si fueras parte de mi, si te vas no voy a poder seguir si no estoy completo.
Mira nuestras manos entrelazadas y me sonríe.
—Solo soy una parte, Dylan y Sam son parte de ti también y te van a necesitar. Lo hemos hecho bien con ellos hasta ahora, vas a tener que continuar solo, necesitan ver a su padre fuerte.
—Por favor no... no hables así.
Es como si se estuviera despidiendo, como si me estuviera preparando.
Mi vida son mis hijos y Maddie, por ellos vivo.
—Un día uno de los dos se iba a ir primero, amor... Me tocó a mi.
Niego con la cabeza— No así, no ahora.
—Hortencio...— me sonríe soltando una lágrima, esto me está destruyendo— Tuve una buena vida, una maravillosa a tu lado, del hombre al que amo, al que he amado como una loca adolescente hormonal hasta mis casi cincuenta años, cada día que ha pasado me he vuelto a enamorar de ti. Tu me diste una vida llena de amor...— dice, pero la interrumpo. No puedo seguir escucharla hablar así.
—Una vida que aún no termina, Igna. Vas a estar bien, mejorarás, iré a buscar a un especialista, cruzaré todo el país si es necesario. No permitiré que te vayas de mi lado, vas a estar bien.
La desesperación en mi voz es notoria, necesito sostenerme de algo, mi esposa va a estar bien. Esa es la verdad.
Ella suelta un suspiro.—Amor, escuchaste a los doctores, no tengo mucho tiempo y no pienso pasar mis últimos días en busca de algo que no funcionará y mucho menos lejos de ti, quiero que estés conmigo estos últimos...
—¡No! No, Igna, no. Vas a estar bien, tu...
—Nate, por favor...
Mis lágrimas caen sin control, siento algo tan doloroso en mi corazón que siento que estallaré.
—Amor, está bien... Estaré bien, no llores— dice y acaricia mi mejilla, suspiro cabizbajo—Sabes lo feliz que me has hecho todos estos años, tuvimos dos hijos maravillosos que ya han crecido tanto... fue una muy buena vida.
No quiero que se vaya. No quiero, no quiero.
Me levanto de la silla y lentamente tomo su rostro delicadamente entre mis manos y junto su frente a la mía mientras cierro mis ojos.
—No me hagas esto. Por favor— susurro con mi voz quebrantada mientras disfruto de su caricia en mi mejilla
—Te amo, Hortencio.
Suspiro, no sé cómo detener mis lágrimas.
—Te amo, Igna.
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Problematic Love. || DETENTION #3
Teen FictionTERCERA PARTE DE DETENTION No es necesario haber leído las partes anteriores para comprender esta. Adam y Samantha no tenían muchas cosas en común. Él era un chico encerrado, antisocial y amargado. Ella una chica alegre amante de las fiestas. A pesa...