TERCERA PARTE DE DETENTION
No es necesario haber leído las partes anteriores para comprender esta.
Adam y Samantha no tenían muchas cosas en común.
Él era un chico encerrado, antisocial y amargado. Ella una chica alegre amante de las fiestas.
A pesa...
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-Okay, no entres en pánico.
Fruncí el ceño- Rachel, quedan dos clases y Adam no se ha acercado a hablarme en todo el día. Se suponía que íbamos a hacer algo grande, pero lo besé y entonces arruine todo. Lo sabía, no debí hacer eso
-Aún puede acercarse a hablarte.
-¿Y qué me va a decir? Samie, me gustas ¿Quieres que vivamos felices para siempre comiendo perdices? Por favor, es Adam de quien hablamos.
Suspiró- Tienes razón.
-Lo sé- dije cruzándome de brazos.
-¿Pero no sentiste si le gustó el beso?
Tragué grueso- Yo sentí que si, pero... no lo sé, quizá no.
-¿No te dijo nada?
-No, ya te dije que Julie apareció y entonces me fui.
-¿Sus ojos no te dijeron nada?
Reí- No sé, Rach, no sé leer ojos.
Suspiró- Lo sé, en las películas si funciona.
Fue entonces cuando me llegó un mensaje al celular, lo leí de inmediato cuando vi que era de Adam.
CoachAdam: Bajo las graderías del campo de fútbol en cinco minutos. ¿Vienes?
Yo: Voy enseguida.
Sonreí- Me dijo que fuera bajo las graderías.
-¿Y qué esperas? ¡Anda! Luego me lo cuentas todo.
Asentí y fui donde Adam me dijo, al llegar él ya estaba ahí y con dos bolsos llenos de cosas.
-Hey- hice acto de presencia, Adam me miró y sonrió
-Genial, tuve una muy buena idea.- dijo y fruncí el ceño
Suspiré- ¿Me quieres hablar de la broma?- le pregunté mientras saca unas cosas de uno de los bolsos, dejó lo que hacía y me miró.
-Si, ayer te dije que iba a pensar algo y lo hice y ahora tenemos que hacerlo bien, porque no quiero estar todo el año en detención.
Asentí- Bien, cuéntame.
-Convencí a un chico de que le dijera al director que sería muy buena idea hacer un acto y juntar a toda la escuela en el gimnasio, va entregar una información sobre conducir sobrio y efectos de drogas y alcohol en adolescentes o algo así. En ese momento vamos a...
Entonces dejé de escucharlo.
¿En serio no va a decirme nada de nuestro beso?
¿Nada nadita?
Tragué grueso, pensando en como recoger la dignidad que dejé desde el pasillo donde estaba con Rachel por venir casi corriendo hasta acá pensando que me iba a decir algo.
