Narra Adam Jones
Estoy en el estacionamiento del hospital, en mi auto. No pienso ir a ningún lado, solo necesitaba estar solo un rato, miro mi celular que dice "1 mensaje de voz sin escuchar"
Hoy necesitaba pensar respecto a Samie y a mi, con ella cerca no puedo hacerlo con claridad y es por eso que no quise verla, ni escucharla, pero ahora tengo ese mensaje de voz que me envió hace unas horas y siento que si la escucho me romperé en mi pedazos.
Pero necesito escuchar su voz, la necesito como un loco.
Así que lo escucho.
"Hey, Adam... ¿Sabes? Lo pillo, he entendido, se que no quieres verme... Quizá sea porque lo que dijiste ayer era mentira, quizá porque no puedes afrontar tus sentimientos, se que te cuesta entregarte a las personas, lo pillo... Llevo meses a tu lado, viéndote en detención y en el gimnasio y pasar tanto tiempo a tu lado me ha hecho darme cuenta de algo que creo que siempre he sentido. Te quiero, cada célula de mi cuerpo te quiere, así como eres, un chico difícil que no quiere demostrar al mundo lo bueno que es y su gran capacidad para querer a las personas. Se que tenemos algo, Adam, lo sé, lo que siento al besarte y al estar contigo es algo tan fuerte que no quiero creer que sea unilateral. Te voy a dar el tiempo que necesitas para pensar y decidirte... pero yo estoy segura de lo que siento y te quiero, quiero que tengamos algo en serio, eso quiero. Se que no es lo tuyo, es solo... cuando quieres a alguien no quieres perder tiempo, la vida es corta y no quiero desperdiciar mi tiempo contigo, quiero estar contigo y puede que mis palabras te asusten, pero es lo que siento. Entiendo que tengas que pensar las cosas, solo quiero que lo hagas teniendo claro lo que yo siento. No quiero una típica relación de cenas en restaurantes caros, ni paseos de la mano por central park, ni regalos lujosos con aniversarios extraordinarios, solo te quiero a ti. Solo quiero estar contigo. Supongo... que es eso lo que quería decirte. Adiós, Adam y si no lo he dicho demasiadas veces en este mensaje lo diré una vez más, Te quiero."
Tiro mi celular al asiento del copiloto y mis lágrimas brotan de mis ojos sin control, golpeó el volante repetidas veces.
Soy un idiota, un verdadero idiota, no tengo nada que pensar, la quiero... la quiero.
No debí ignorarla hoy, no debí hacer esa estupidez de una relación informal, no debí privarme de estar cerca de ella, de tomarle la mano cada vez que quiera, ni abrazarla cuando lo necesite. Debí haberme dado cuenta antes de cuánto la necesito, no ahora cuando podría perderla para siempre.
Lo pillo. Lo pillo, no se realmente lo que tengo cuando estoy por perderlo. Soy un idiota.
Miro el hospital detenidamente... necesito verla.
Seco mis lágrimas, bajo del auto y antro al hospital, me escabullo para entrar a la habitación de Samie.
—Disculpe, solo familiares pueden entrar— me dice una enfermera
—Ahm, soy el hermano— digo sin pensarlo
Mira su portapapeles.
—¿Dylan Collins?— pregunta y solo asiento— Lo siento, si, pase. Ella está dormida, aunque podría despertar en cualquier momento.
Asiento y entro a la habitación, espero que a Dylan no se le ocurra venir justo ahora.
En cuanto entro la veo dormida en la camilla... llena de heridas.
Trago grueso y me siento en la silla que está a un lado y nuevamente mis lágrimas caen sin poder controlarlas, no había llorado de esta manera desde que mamá había enfermado cuando tenía once años.
Veo su rostro, sus labios están entre abiertos, hay heridas a un costado, como si le hubieran caído pedazos de vidrios, tiene un cuello ortopédico y su cuerpo entero está lleno de agujas y cables, tiene un respirador.
Toco su mano con la yema de mis dedos, paso por las puntas de sus dedos y a lo largo de estos... verla así me duele tanto que llega a ser un dolor físico, es como si algo estuviera apretando mi corazón y mi garganta.
—Por favor no me dejes— susurro soltando lágrimas— Te quiero, en serio te quiero.
Trago grueso y dejo un beso en su mano para luego ponerme en pie.
Dylan o el señor Collins vendrán en cualquier momento, por lo que debo irme. Me gustaría quedarme a su lado.
* * *
Han pasado un par de horas, ni Samie, ni la señora Collins pueden recibir visitas en este momento, ya que estamos esperando las noticias del doctor.
Han pasado las 24 horas y las noticias que nos darán podrían ser muy buenas o muy malas.
El tío Dan recibe una llamada.
—Disculpen, es Zac, está muy preocupado. Debo contestar— dice y se aleja un poco.
Observo a Dylan y al señor Collins... se ven destrozados y yo no estoy mucho mejor.
Nadie aquí sabe de mis sentimientos por Samie... nadie aquí sabe que si algo le pasa no se que sería de mi, no quiero ni imaginar lo que sienten ellos, Dylan podría perder a su madre y a su hermana y el señor Collins a su hija y al amor de su vida.
No puedo perder a Samie, simplemente no puedo, necesito pensar que en un tiempo más estará junto a mi en detención y le estaré enseñando biología o matemáticas y ella se distraerá con lo primero que se cruce en frente y que la ayudaré con el boxeo y será la mejor que haya visto. Así pasará.
El tío Dan vuelve de hablar con el tío Zac y luego de unos minutos vemos al doctor acercarse, todos nos ponemos en pie.
—Tengo... buenas y malas noticias. La señorita Samantha se encuentra fuera de riesgo, no pareciera que fuera a quedar con alguna secuela, solo necesita recuperarse de algunas lesiones, la cirugía por la contusión cerebral fue un completo éxito, aún está débil, por lo que por los siguientes dos días solo recibirá visitas de sus familiares,
Siento que finalmente puedo respirar correctamente, todos sueltan un suspiro como yo.
Está débil, pero estable.
—Lamento informarles que la condición de la señora Collins es diferente... Despertó, pero sus lesiones son demasiado graves, la cirugía no funcionó... no creemos que pueda sobrevivir esta semana.
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Problematic Love. || DETENTION #3
Teen FictionTERCERA PARTE DE DETENTION No es necesario haber leído las partes anteriores para comprender esta. Adam y Samantha no tenían muchas cosas en común. Él era un chico encerrado, antisocial y amargado. Ella una chica alegre amante de las fiestas. A pesa...