Tienes que ser fuerte

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Narra Nathan Collins

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Narra Nathan Collins

—Acabamos de analizar a la persona que iba en el auto con el que chocaron, iba ebrio, probablemente la...— decía el doctor, una parte de mi lo escuchó, pero como si viniera bajo el agua.

—No puedo... no puedo lidiar con eso ahora— digo sentándome.

—Si, claro, lo lamento... vendré en cuanto tenga más noticias— dijo el doctor y luego se alejó.

Apenas si puedo pensar sobre lo que dijo.

Apenas si puedo ser consciente de ello, apenas si puedo... imaginarmelo.

Giro mi rostro y veo a las personas a mi al rededor, Amy abraza a Mark mientras explota en llantos, Valerie frunce el ceño mientras Evan la abraza... es como si no pudiera creerlo, Dan, Julie y Adam intentan consolar a Dylan y veo a Beth llorando mientras se acerca a mi.

Me pongo en pie y salgo del lugar, llego al estacionamiento y me subo al auto, lo echo andar a toda velocidad.

No puedo pensar con claridad, es como si por unos minutos mi mente no pudiera procesar lo que dijo el doctor, veo los árboles pasar a mi al rededor en la carretera, siento que el tiempo pasa y no se a donde voy, me siento perdido.

"No creemos que pueda sobrevivir esta semana."

Mis ojos se nublan y me detengo a un lado de la carretera, sujeto el volante tan fuerte que mis nudillos se tornan casi blancos.

No lo lograré.

No lograré vivir sin ella.

Mis lágrimas comienzan a caer y pego un grito tan fuerte que mi garganta arde.

¿Por qué tuvo que pasar esto? ¡JODER! ¿¡POR QUÉ!?

¿Por qué no las acompañe? ¿Por qué? ¿Qué me costaba dejar mi estúpido trabajo a un lado un jodido fin de semana?

La amo, la amo tanto y estoy tan acostumbrado a tenerla en mi vida que no se qué será de mi si no la tengo, la necesito como al aire, necesito verla a mi lado cuando despierto, necesito ver su mitad del armario vuelto un desastre, necesito que me grite porque quemo las tostadas, necesito que me bese y que me abrace cuando no puede dormir.

Han sido veinte años de matrimonio, poco menos de treinta años son los que llevo enamorado de ella... no podré, no podre hacerlo, estoy seguro que no lo lograré.

Veríamos a Dylan y a Sam ir a la universidad, quizá veríamos a nuestros nietos y envejeceríamos juntos, esto no debió pasar.

¡Maldicion!

Lo único que escucho en el silencio de la carretera vacía son mis sollozos, siento que me duele físicamente... no puedo perderla, no puedo, justo ahora lo único que hay en mi cabeza son mis recuerdos con ella desde que teníamos diecisiete años.

Siento mi celular vibrar, pienso en apagarlo, pero con solo pensar en que dejé a mi hijo allá con aquella información y que quizá hayan noticias de Sam o incluso Maddie, decido tomarlo.

Es Beth.

Cuando contesto no soy capaz de articular ninguna palabra, solo salen sollozos por mi garganta.

—Nate... lo sé, créeme que lo sé, sé que debes sentir que tu mundo se está derrumbando, pero...

—No puedo... Beth, no puedo, siento como si algo de mi se estuviera rompiendo, siento que me quemo, es como si físicamente no pudiera seguir sin ella... no puedo.

—Nate, lo sé. Pero tienes que ser fuerte...

—No. No lo soy, no sin ella.

—Pues tendrás que serlo. Nate, tienes a Dylan aquí muriéndose por dentro, tienes que venir y apoyarlo, tu más que nadie sabes lo que se siente perder a una madre a esta edad, eventualmente tendremos que darle la noticia a Sam y vas a tener que se fuerte por tus hijos. Se que es difícil, pero tus hijos te van a necesitar más que nunca.

Suelto un suspiro lleno de dolor.

Maddie... ¿Cómo hago... como haré para vivir sin ti?

—Te prometo que no vas a estar solo en esto, te voy a apoyar, todos lo haremos. Pero tienes que volver, Maddie despertó y puedes verla, dentro de unas horas podrás ver a Sam, tienes que venir. Por Sam, por Dylan, por tu esposa.

Trago grueso y afirmo mi cabeza en el asiento.

—Voy en camino— digo cortando la llamada y encendiendo el motor del auto.

* * *

Entro a la sala de espera y solo veo a Dan y a Beth junto a Dylan, mi hijo está sentado con la mirada perdida.

Con solo ver la imagen siento que no seré lo suficientemente fuerte para afrontar esto.

Cuando Beth me ve se pone en pie y se acerca a mi.

—Evan se llevó a Val y Mark a Amy junto con sus hijos, no podían dejar de llorar y Dylan necesita algo de tranquilidad— dijo Beth

Trago grueso y asiento mirándola, cuando suelto un suspiro mis lágrimas vuelven a caer.

No estoy bien, no me siento con la fuerza necesaria para cargar con esto y apoyar a mis hijos... no podré hacerlo.

—Nate...— susurró y se acercó a mi para darme un abrazo, lo recibí de inmediato mientras no logro que mis lágrimas dejen de salir.

—Dylan no ha hablado desde que te fuiste, no quiere comer ni tomar un café, él necesita a su padre.— me susurra.

¿Como demonios voy a hacer esto?

Me alejo de Beth y camino para sentarme junto a Dylan, miro a Dan y le pido con la mirada que nos deje a solas y el se va junto a Beth.

—Hijo...— comencé pasando mi mano por su hombro sin saber realmente que iba a decirle.

—Ella... morirá.— dijo entonces como si no pudiera creerlo realmente mientras mantiene la mirada en un punto fijo.

Cierro mis ojos ante la palabra que utilizó, no quiero seguir llorando, se que tengo que ser fuerte, es solo que.... duele tanto que siento que si lo sigo procesando estallaré.

—Papá, ¿Qué vamos a hacer?— me pregunta finalmente girando su mirada a mi.

Trago grueso.

—Ven aquí, hijo— susurro abrazándolo, siento como suelta todo el llanto que se estaba guardando.

Problematic Love. || DETENTION #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora