Horas criticas

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Narra Adam Jones

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Narra Adam Jones.

Estoy en mi habitación a un lado de la ventana mirando la casa de Samie mientras fumo un cigarrillo, se que no está ahí... es solo que la imagino en su habitación, la cual queda en frente de la mía, imagino su silueta detrás de las persianas mientras habla por teléfono y camina en círculos, la imagino bailando mientras escucha su banda favorita, incluso la imagino practicando algunos golpes de boxeo.

Trago grueso. Esto no es sano, no es sano lo que siento al pensar en ella.

No es sano que la quiera junto a mi cada jodido segundo del día, no es justo que me sienta tan vulnerable con ella cerca.

Veo al señor Collins salir de su casa, se sube a un auto y lo pone a andar a toda velocidad, frunzo el ceño. Entonces veo a Dylan salir de su casa corriendo hasta la mía, siento el pánico recorrer mi espalda sin saber por qué. Es como si mi cuerpo supiera lo que ocurre antes que mi cabeza.

Salgo de mi habitación y bajo las escaleras, Dylan tiene los ojos enrojecidos.

—Dylan, cariño, ¿Qué ocurre?— pregunta mamá, papá y Julie están aquí también.

Dylan traga grueso— Sam y mi madre tuvieron un accidente, están en el hospital.— dice con la voz en un hilo

—Dios mío, ¿Es muy grave?— pregunta papá, Dylan niega con la cabeza mientras suelta un par de lágrimas.

—No lo sé— dice

Sin esperar una palabra más tomo mis llaves y salgo de casa para subirme a mi auto y dirigirme al hospital, tenso mi mandíbula.

—¡JODER!— grito golpeando el volante.

No es algo grave, no es grave.

Me repito una y otra vez, quiero convencerme de ello. Samie está bien, ella es fuerte. Está bien.

Intento ir lo más rápido que puedo, si no sé de ella algo concreto ahora creo que estallaré.

Cuando llego al hospital veo al señor Collins sentado en la sala de espera, me acerco de inmediato.

—¿Hay noticias?— pregunto sentándome a un lado.

Me mira y niega con la cabeza, trago grueso.

Si algo grave llega a o ocurrirle a Samie, yo...

Suelto un suspiro, siempre he sido del tipo pesimista, pero esta vez no puedo soportar pensar de esa manera, lo único que me hace mantenerme cuerdo es pensar que Samie está bien.

Unos minutos después llegan mis padres, Julie y Dylan, le hacen la misma pregunta al señor Collins, consiguiendo la misma respuesta.

Luego llegan los tíos Valerie y Evan, Beth y Dan y el tío James junto al tío Harry.

La espera del doctor se hace eterna.

Entonces, escucho a aquel hombre.

—¿Familia Collins?— pregunta un doctor, el padre de Samie se pone en pie inmediatamente.

—Aquí— dice

—¿Usted es...?

—Padre y esposo.

Asiente— Escuche... la señorita Samantha llegó con múltiples fracturas y una contusión cerebral, en este momento se hizo lo que se puede debido a que no tiene suficiente fuerza, perdió mucha sangre y se encuentra muy débil. La señora Collins sufrió un accidente cerebrovascular, si soporta la cirugía hay una alta probabilidad de que tenga secuelas.

Cuando el doctor acabó de hablar simplemente hubo silencio... fue demasiada información en un par de segundos.

—¿Si...? ¿Si soporta la cirugía?— habló el señor Collins

—No tenemos certeza de que pueda lograrlo— dijo el doctor

El señor Collins se sentó.

—Estas veinticuatro horas serán decisivas para la señorita Samantha... ambas están en una situación crítica.

—¿Podemos verlas?— preguntó mamá

—Solo familiares y solo a la señorita Samantha, por el momento la señora Collins no podrá recibir a nadie.

El doctor se despidió y se marchó.

Narra Nathan Collins.

El miedo se vuelve tan fuerte dentro de mi que es como si doliera físicamente.

Entro a ver a mi hija y me siento en la silla a un lado de su camilla... me duele físicamente verla así, verla llena de heridas, siento que mi corazón se aprieta y apenas puedo respirar bien.

Mis lágrimas empapan mi rostro, no puedo. No puedo perderlas.

Tomo su mano herida y la beso... mi hija. Mi hija. Tengo esperanza de que va a estar bien, de que ambas lo estarán, si no creyera eso no podría seguir, no soportaría el dolor.

Samantha va a despedirme a mi, no yo a ella, ese es el orden natural de las cosas, Maddie y yo envejeceremos juntos, así lo habíamos planeado.

—Mi amor, mi vida— susurro casi sin aire por las lágrimas que suelto, miro el rostro de mi hija.

No lo soportaré... no voy a soportarlo, no podré. Se que no podría.

No quiero despegarme de su lado, pero solo puede entrar uno y Dylan quiere verla, luego vendré. Beso nuevamente su mano y luego su frente.

Paso por el pasillo y vuelvo a la sala de espera, paso mi mano por el hombro de mi hijo, odio ver a Dylan así, no debería estar pasando por esto, ninguno de nosotros.

Traga grueso— No quiero... no quiero perderlas, no quiero ver a Sam herida, no puedo.— dice Dylan

—No entres si no puedes, está bien.

Niega con la cabeza— No lo está.

Lo acerco a mi para abrazarlo, no se como contener a mi hijo cuando no puedo con el dolor que siento yo.

Problematic Love. || DETENTION #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora