Capítulo 17.

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-¿Qué haces aquí?- pregunté intentando ocultar mi nerviosismo.

- Eso mismo podría preguntarte yo a ti.- su mirada comenzó a recorrer el espacio tras de mí, era evidente que esperaba que no viniese sola.- ¿Dónde está...?- levanté un dedo antes de que pudiese decir su nombre.

- He venido sola.- a continuación, me acerqué a él y añadí en voz baja: forma parte del trabajo, tengo que infiltrarme y no puedo decirte mucho más. Agradecería que si hablas con Deimos no le comentases nada sobre mí, podría poner en peligro la operación.- mientras le soltaba el rollo le miraba directamente a los ojos, necesitaba sonar creíble y, mentalmente, emitía una especie de orden que decía ''créeme'', como si esperase que de alguna forma mágica llegase a su cerebro y obedeciese.

- No podíais tener trabajos normales.- dijo negando con la cabeza mientras se alejaba y caminaba hacia el otro lado del mostrador.- tranquila, no diré nada. ¿En qué puedo ayudarte?

- Necesito un lugar donde quedarme, ¿trabajas aquí?

- Pues sí, ando un poco mal de dinero y he tenido que buscarme otro trabajo, ¿una habitación?

- Sí.-apuntó algo en un papel antes de volver a dirigirse a mí.

- ¿Cuánto tiempo vas a quedarte?- muy buena pregunta.

- Esto...pues la verdad, no lo sé.

- Puedo darte una habitación para esta noche.- miró hacia ambos lados asegurándose de que no hubiese nadie antes de continuar.- Conozco a un tipo, alquila apartamentos y te saldrá mucho más barato que esto.

- De acuerdo pues una noche.- continuó apuntando cosas en el papel durante unos segundos más antes de soltar el bolígrafo y tenderme una tarjeta en el mostrador.

-La 64, está por el pasillo de la izquierda pero te acompaño.- salió de detrás del mostrador hasta llegar a mi lado, me indicó con la mano que caminase y yo le seguí.

Tal como dijo, pasamos por el pasillo de la izquierda hasta llegar a un ascensor completamente transparente, era uno de esos en los que podías ver toda la ciudad conforme ascendías. Si tenías miedo a las alturas no era muy práctico pero para todos los demás eran bonitos. No hablamos hasta llegar a la puerta de la habitación.

- Termino mi turno a las nueve, ¿me esperas y vamos a desayunar?- no me apetecía pasar mucho tiempo con él, corría el riesgo de meter la pata y de que se enterase de mi huída pero si me negaba quizá sospechase algo.- arreglaré el papeleo con el casero y lo dejaré todo listo para que puedas entrar a vivir mañana.

- Eso sería perfecto, estaré abajo a las nueve.- me disponía a abrir la habitación con la tarjeta cuando llamó mi atención una vez más.

- Una cosa, sé que no es de mi incumbencia pero, ¿por qué no te has quedado con tu familia?

- ¿mi familia?

- Sí, ¿eres de Ghar, no? – palidecí. Mierda, ¿cómo no había reparado en eso?

- Claro, lo cierto es...- vamos, piensa.- que como ya he dicho estoy en una misión...podría ponerles en peligro.

- Oh, claro, tienes razón, lo siento, no es asunto mío de todas formas, en fín, nos vemos mañana, que descanses, si necesitas cualquier cosa no dudes en llamar a recepción.

- Hasta mañana.- sonreí falsamente y me metí en la habitación.

Eso había estado cerca. Tal y como pensé, estar cerca de Tebe iba a ser un problema por lo que una vez consiguiese el piso sería la última vez que nos viésemos. Aunque aún no sabía qué haría después. ¿Qué voy a hacer? ¿Quedarme aquí para siempre? Oh, mierda, ¿cómo iba a volver a casa? Quizá irme no hubiese sido la mejor opción...¿qué pensarían Venus o Deimos o los demás?

𝐒𝐢 𝐩𝐮𝐝𝐢𝐞𝐫𝐚 𝐪𝐮𝐞𝐝𝐚𝐫𝐦𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora