Capítulo 19: Al desnudo.

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-Hay cosas que necesito contarte antes de todo eso, ¿vale?- comenzó.

Estábamos sentados en el sofá, yo de costado con la cabeza apoyada en el respaldo; él de frente, girado hacia mí y con su mano acariciando el dorso de la mía.

-Tú...solo escúchame. – Inspiró profundamente y comenzó a hablar.- Robert tenía razón respecto a lo de que no trabajaba como soldado hasta que llegaste, mi trabajo era, y es, analizar el comportamiento social de la gente y en concreto el de los humanos, por eso viajo con frecuencia a la Tierra, me resulta más fácil integrarme que observar desde lejos. Tebe también tenía razón cuando dijo que no me gustaba trabajar aquí, siempre he querido enseñar, como mi padre...

-Merc.- le interrumpí.

-Sí.- confirmó.- y también cuando empecé a trabajar aquí los trabajos que me asignaban eran una mierda, siendo sinceros, pero analizar humanos me gusta, por eso no lo he dejado, pero es algo que no podía contarles a mis amigos así que simplemente no les di una explicación y ellos tampoco la pidieron.

>Cuando me viste, en la fiesta, estaba en una de esas misiones. Sí, besé a tu amiga y sí, sabía que su novio estaba cerca, me pareció un experimento divertido de hacer y, he de decir, que es muy curioso pero...- hizo una pausa.- mejor no me entretengo en eso. Aquella noche no sé exactamente lo que pasó, cuando West y yo llegamos uno de los MIB intentaba estrangularte, intentaba no, lo hizo, y tú estabas inconsciente en el suelo. No sabíamos que hacer, pensamos en dejarte ahí y que asociases lo que había pasado con una borrachera o con un caso aislado, pero te estrangularon utilizando sus <<habilidades>> y sabíamos que si hablabas los tuyos sabrían que habíamos sido nosotros, ya sospechaban de nuestras visitas, están muy atentos, no nos interesaba alimentar esa sospecha.

Entonces algo que llevaba esperando mucho tiempo sucedió, las conexiones de mis neuronas parecieron funcionar de nuevo, sentí como si todo se pusiese en marcha y entonces vi la luz: recordé. Caminaba sola a un par manzanas de la casa de Simon, había ocurrido algo y yo necesitaba pensar así que había decidido volver a casa andando cuando, al doblar una esquina, vi algo que me dejó alucinada: dos hombres vestidos de negro lanzando un coche por los aires sin tocarlo.

-Les vi usar sus poderes.- susurré.

- Eso explicaría por qué intentaron matarte, a ellos tampoco les interesa que sepan de sus visitas.

- ¿Y qué hacían ellos allí?

- Veia no te dijo toda la verdad, ¿cómo hacer que el gato dejé de ir detrás del ratón?

-¿Cómo?

-Matando al gato.

- ¿Y los humanos somos los gatos?- no necesitaba una respuesta, ya lo sabía.

- A veces, además de para nuestras investigaciones, nos cruzamos con alguno de los MIB y nos encargamos de traerlos de vuelta. No estamos seguros de cómo planean hacerlo pero sí de que intentan acabar con los humanos.

- No tiene sentido- susurré.- Si esto es verdad...

-Lo es.

- Déjame acabar. Si esto es verdad ¿por qué Veia no me ha matado cuando ha tenido tantas oportunidades de hacerlo?

- Creo que sí que intentó hacerlo, ¿has dicho que no te bebiste el tubo entero, verdad?- asentí.- y aún así, solo con la mitad, en apenas unos minutos te sentiste fatal.- asentí, creía saber a dónde quería llegar.- ¿qué crees que hubiese pasado de habértelo bebido entero?- abrí la boca para contestar pero de pronto sus cejas se alzaron y abrió los ojos como platos.- Espera, ¿qué hiciste con el tubo?

𝐒𝐢 𝐩𝐮𝐝𝐢𝐞𝐫𝐚 𝐪𝐮𝐞𝐝𝐚𝐫𝐦𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora