Si hace tan solo unos meses, me hubiesen dicho que no mucho después despertaría en un planeta distinto, rodeada de alienígenas y forjando relaciones con ellos, les hubiese pedido el número de su camello. Pero aquí estaba, sentada en una sala común viendo pintar a Oliver, el pequeño híbrido entre humano y alienígena, mientras esperaba los resultados de las pruebas que Albert me había hecho tan solo unas horas antes.
- Layla, ¿puedes venir?- Umbriel se encontraba junto al marco de la puerta de la sala.
- Sí.- miré a Oliver.
- No te preocupes, yo me quedo con él.- dijo dando un paso al frente.- West me ha pedido que vayas a la sala reuniones, es la de esta mañana.- aclaró.
- Vale.
Salí y atravesé el pequeño jardín que separaba la sala de descanso del resto de edificios para tomar el ascensor. Pulsé el botón de la planta y esperé mientras me preguntaba qué podía querer, aunque en el fondo lo sabía, quería cumplir su parte del trato, eso o anularlo, fuera como fuese el trato que habíamos hecho para volver a casa iba a ser el tema de conversación de eso estaba segura.
West me esperaba fuera cuando llegué y me indicó con un brazo que pasara. Entré. Me sorprendió ver que no estábamos solos: West presidía la mesa, a su derecha se encontraba Albert y a su izquierda Deimos y Venus. Todos me miraron cuando entré, todos salvo Deimos que ni si quiera fue capaz de mirarme a los ojos. Ahí fue cuando supe que algo no iba bien.
- ¿Qué pasa?- pregunté ansiosa.
- Siéntate, hay algo que queremos comentar contigo.
Tomé asiento en la silla que se encontraba a la derecha de Albert, les observé, todos me miraban y empezaba a ponerme muy nerviosa.
-¿Vais a decirme ya de qué va esto o qué?
- Tu memoria ha mejorado considerablemente.- comenzó a hablar Albert.- la has recuperado prácticamente al completo.- sentí un peso anclarse a mi estómago, sabía por dónde iba esa conversación, sabía lo que quería decir y aunque una parte de mí se moría de ganas la otra...
- Agradecemos inmensamente tu colaboración con nosotros, Layla, no sabes cuántas vidas vas a salvar con tu aportación.- continuó hablando West.- Hace un tiempo hicimos un trato, ese trato requería del cumplimiento de una serie de condiciones que ya se han dado, por eso, y más especialmente por los desafortunados eventos que han concurrido en los últimos días, consideramos que este planeta ya no es un lugar seguro para ti.- mirar a Deimos fue mi primera reacción, pude ver su nuez bajar bruscamente al tragar saliva y su mandíbula tensarse pero, lo que más me llamaba la atención era que seguía sin mirarme.
- ¿Estás diciendo qué...?
-Que vamos a comenzar a preparar todo para que puedas volver a casa.- dijo Venus con voz firme. Distintas emociones cruzaban su rostro: sus labios mostraban una tímida sonrisa pero sus ojos parecían llorosos, supe lo que quería decir: Me alegro por ti pero una parte de mí no quiere que te vayas.
Dejé de respirar, no sabía que decir y tampoco me lo podía creer: iba a volver a casa. Deimos rompió el silencio.
- Disculpadme.- murmuró antes de levantarse de la silla y salir de la habitación.
Le observé marcharse y me quedé mirando la puerta unos segundos cuando se fue, a nadie pareció sorprenderle su reacción, a nadie salvo a mí. Volví a la tierra cuando comencé a ser consciente de lo que estaba ocurriendo.
-¿Cuándo?- fue lo único que pude decir.
- Estamos preparándolo todo para que sea lo antes posible.- aseguró Venus.
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𝐒𝐢 𝐩𝐮𝐝𝐢𝐞𝐫𝐚 𝐪𝐮𝐞𝐝𝐚𝐫𝐦𝐞
Science-FictionLayla despierta en una nave rumbo a un planeta a 4'2 años luz del suyo acompañada por unos seres idénticos a los humanos que dicen ser inofensivos. Ella no recuerda nada de la noche en la que la capturaron y tampoco se traga que sean tan inofensivos...